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Acuerdos Telegráficos Internacionales anteriores a 1865

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Los primeros Acuerdos Telegráficos Internacionales

​​​​​​​​Véase también: Historia resumida de la UIT 
                          La primera Conferencia Telegráfic​a Internacional (París, 1865)
Entre 1848 y 1849, una ola de protestas populares se extendía por toda Europa. La revolución estaba latente. La situación culminó, en varios países, en nuevos gobiernos y una mayor democracia. Paralelamente, y quizás por influencia de los cambios, se produjo una revolución tecnológica que supuso un gran auge en la velocidad de las comunicaciones: la telegrafía eléctrica.
 
En la década de 1830 se realizaron experimentos prácticos, y William Fothergill Cooke y Charles Wheatstone instalaron las primeras redes en Inglaterra. En Estados Unidos, Samuel Morse inauguró una red en 1844 y las líneas telegráficas comenzaron a unir las principales comunidades en un número creciente de países europeos.

Operadores de telégrafo en la oficina fronteriza de Strasbourg
(Fuente: Del semáforo al satélite)
 
Sin embargo, ciertos obstáculos retrasaban el flujo de mensajes a través de las fronteras internacionales. Por ejemplo, en 1852 existía en la frontera de Francia y el Gran Ducado de Baden, una estación telegráfica común situada en Estrasburgo. Tenía dos empleados, uno de cada territorio. Cuando el empleado francés recibía un telegrama de París, tenía que escribir su texto en un formulario especial y entregárselo a su colega, quien lo traducía al alemán y luego lo retransmitía para que siguiera su curso. Por añadidura, el envío de mensajes internacionales implicaba tener que concertar numerosos acuerdos entre las administraciones en materia ​de tarifas y cuestiones técnicas.
 
Estos problemas se vieron exacerbados por el mapa político de la Europa de mediados del siglo XIX, en el que Italia y Alemania comprendía varios Estados pequeños, mientras que los imperios austrohúngaro y otomano integraban países con idiomas diferentes​.
 
El primer tratado internacional (1849)
 
Entre los principados alemanes, Prusia se había convertido en el dominante gracias a que contaba con un fuerte ejército y su pujante producción industrial. Los industriales y el gobierno precisaban de buenas​ comunicaciones nacionales, especialmente con el territorio de Westfalia, que se hallaba separado del resto de Prusia. También era necesario establecer vínculos internacionales. Estos factores motivaron a Prusia a liderar la concertación de acuerdos transfronterizos en materia de telegrafía.​
 
Para finales del decenio de 1840, Prusia ya había firmado 15 tratados de este tipo con otros Estados alemanes. El primer tratado verdaderamente internacional fue firmado el 3 de octubre de 1849 entre Prusia y Austria-Hungría, relativo a la "instalación y uso de telégrafos electromagnéticos para el intercambio de telegramas internacionales". De este modo se estableció una línea telegráfica entre Berlín y Viena a lo largo de una vía férrea existente, con una estación telegráfica común situada en Oderberg (Austria). Allí, los operadores telegráficos de cada país intercambiaban mensajes desde dentro de sus fronteras. Los mensajes gubernamentales tenían prioridad, seguidos, en segundo lugar, por los mensajes relativos al servicio ferroviario y, en último lugar, la correspondencia particular. Los días pares del calendario tenían prioridad los telegramas remitidos desde Austria , mientras que los mensajes prusianos tenían prioridad los días impares.
 
El tratado segúia la pauta de los anteriores tratados postales bilaterales y sirvió de ejemplo para futuros acuerdos telegráficos internacionales: tenía por objeto controlar el flujo de mensajes y los procedimientos para intercambiarlos en las fronteras nacionales, así como la aplicación de tarifas.

Mapa de las líneas telegráficas alemanas en 1850
(Fuente: Hundert Jahre telegraphie in Frankfurt am Main (1949)
 
Únión Telegráfica A​ustro-Alemana (1850)
 
Prusia firmó acuerdos telegráficos con Sajonia en 1849 y con Baviera en 1850. Estos acuerdos, junto con el tratado con Austria-Hungría, constituyeron la base de la Unión Telegráfica Austro-Alemana (UTAA) creada el 25 de julio de 1850 en Dresde. En los siguientes años, se unieron a estas naciones fundadoras de Prusia, Austria, Baviera y Sajonia otros Estados de habla alemana: Württemberg, Hannover, Baden, Mecklenburgo-Schwerin y el Reino de Lombardía-Venecia. Algunos Estados que mantenían estrechos vínculos con estos territorios también se adhirieron a la Unión: Países Bajos, los Ducados de Módena y Parma, Toscana y los Estados Pontificios.
 
El Convenio de Dresde de la nueva Unión se convertiría en un modelo para los tratados multilaterales posteriores, sentando así las bases para la reglamentación de las telecomunicaciones por organizaciones internacionales . En primer lugar, el tratado de la UTAA sólo abarcaba las comunicaciones internacionales, y cada miembro de la Unión tenía libertad para gestionar su sistema nacional a su conveniencia. En segundo lugar, incluía medidas para normalizar la gestión del servicio internacional, como la fijación de precios. En tercer lugar, como la telegrafía era un medio nuevo que se hallaba en constante evolucióin, se decidió que el tratado se examinaría y revisaría en conferencias telegráficas periódicas. Por último, se puso ofreció a otros países la posibilidad de adherirse a la UTAA. Todos estos aspectos se adoptaron, prácticamente sin enmiendas, por la Unión Telegráfica Internacional (ITU) fundada en París en 1865. Anticipándose también a lo que sería un aspecto fundamental de la futura estructura de la UIT, desde finales del decenio de 1850 la UTAA permitió la adhesión a sus acuerdos a algunas empresas privadas.
 
En 1857 se unificaron en un solo documento las disposiciones que regían la UTAA, a partir de los cuatro que se habían firmado en sus conferencias ordinarias. El Convenio de Stuttgart resultante recogía otra característica que iba a ser fundamental en los futuros acuerdos internacionales de telecomunicaciones: la separación entre los principios y los aspectos prácticos. Las cuestiones poco susceptibles al cambio figuraban en un Convenio, mientras que los reglamentos e instrucciones de servicio figuraban en documentos aparte, que se irían actualizando según las necesidades.
 
Unión Telegráfica de Europa Occidental ​(1855)
 
La Unión Telegráfica de Europa Occidental ​(WETU) fue fundada en París el 29 diciembre de 1855 por Bélgica, Francia, el Reino de Cerdeña y Suiza. Estos países ya habían firmado acuerdos telegráficos bilaterales entre 1851 y 1854. Al igual que en el caso de la AGTU, otros países se adhirieron posteriormente a la WETU: Portugal, Países Bajos, el Gran Ducado de Toscana, los Ducados de Módena y Parma, los Estados Pontificios y el Reino de las dos Sicilias. También se admitieron algunas empresas privadas británicas y sociedades de cable submarino.
 
El Convenio adoptado por la WETU era muy similar al de la UTAA. Durante el decenio de 1850, se produjo una convergencia y superposición paulatina de las actividades de ambas Uniones. Algunos países miembros ya habían firmado tratados bilaterales, por ejemplo, Prusia y Bélgica en mayo de 1850, y Austria y Suiza en 1852. De manera bien significativa, se habían celebrado conferencias mixtas entre algunos países de los dos bloques.

Austro-German Telegraph Union dispatch form (Source: Flickr)
 
Los Convenios de París y de Berlín (1852 y1855)
 
La primera de las conferencias mixtas tuvo lugar en 1852 en París, con la participación de Bélgica, Francia y Prusia. Se firmó un amplio convenio para permitir que las líneas telegráficas atravesaran las fronteras sin interrupción. Se reconocía el derecho de toda persona a utilizar el servicio internacional previo pago de tasas en el punto de origen, y se garantizaba la confidencialidad de los telegramas, pero sólo los gobiernos podían enviar mensajes cifrados. En 1855, los tres países se reunieron de nuevo para firmar el Convenio de Berlín revisado.
 
Convenio de Brusela (junio de 1858)
 
La tercera reunión entre Bélgica, Francia y Prusia se celebró en Bruselas en 1858. El Convenio de Bruselas allí suscrito supondría un paso importante hacia la creación de una unión telegráfica paneuropea, por cuanto, además de los tres países fundadores, en 1861 se habían unido otros 11 Estados, a saber: Dinamarca, Luxemburgo, Portugal, Cerdeña, Sicilia, España, Suecia y Noruega, Suiza, Turquía, Rusia y los Estados Pontificios. En cuanto al sector privado, las sociedades de cables submarinos de Argelia, Corfú y Malta se comprometieron a seguir sus normas..
 
Convenio de Berna (septiembre de 1858)
 
Por otra parte, estas actividades conjuntas entre los miembros de las uniones telegráficas austroalemana y de Europa occidental hicieron cada vez más evidente la necesidad de realizar una unificación. La WETU así lo propuso en su reunión de 1857, e invitó a la AGTU a asistir a una conferencia que se celebraría en Berna al año siguiente. El objetivo era crear una única unión telegráfica que abarcase toda Europa. Aunque la UTAA no asistió, pidió a los anfitriones suizos de la conferencia que preparasen un documento común para todos los Estados. El Convenio de Berna resultante, firmado el 1 de septiembre de 1858, incluía prácticamente todas las disposiciones del Convenio de Bruselas, del que Prusia era parte. Así, la UTAA se adhirió al mismo en 1859. La uniformidad de los servicios telegráficos en todo el continente era inminente, mas aún no se había concretado.
 
Integración en la UIT (1865)
 
A pesar de los acuerdos concertados entre 1849 y 1858, persistía un problema. Dependiendo de su itinerario, un mismo telegrama podía estar sujeto, por separado o sucesivamente, a las normas del Convenio de Stuttgart, el Convenio de Bruselas y el Convenio de Berna. Pese a la similitud de sus disposiciones, estos Convenios no eran totalmente coherentes. La rápida expansión de la telegrafía internacional, junto con los avances tecnológicos, acrecentó la necesidad de uniformidad. La solución fue hallada en París en 1865, con la firma del primer Convenio Telegráfico Internacional por 20 Estados y la creación de la UIT.​