En el módulo 1 se da a conocer la terminología utilizada en este curso. En él se describen las circunstancias en las cuales es probable que sea necesario recurrir a las telecomunicaciones de emergencia así como la función de los colaboradores que participan en las distintas etapas de las operaciones de emergencia.

1.1        De la "emergencia" a la "catástrofe"

Según los diccionarios, una emergencia es una situación o un suceso grave que sobreviene inesperadamente y requiere una acción inmediata. En resumen: una situación que "emerge". Las intervenciones en respuesta a las situaciones de emergencia más comunes están basadas en la experiencia y la preparación. Las personas adquieren experiencia y las entidades han elaborado y, en numerosas ocasiones, institucionalizado mecanismos de preparación e intervención para afrontar ese tipo de situaciones. La primera reacción de toda persona confrontada a una situación de emergencia consistirá siempre en:

UTILIZAR LOS MEDIOS DISPONIBLES

Si los medios a disposición en el momento en que sobreviene una situación de emergencia no son suficientes, será necesario solicitar ayuda. El "pedido de socorro" es el paso siguiente, es decir la forma elemental de comunicación de emergencia. Es aquí donde hacer uso de los medios disponibles podría suponer sencillamente lanzar un fuerte grito.

Dado el alcance limitado de la voz humana, y dejando a un lado por el momento el aspecto de las telecomunicaciones para tener en cuenta la respuesta de emergencia en general, es evidente que:

LA PRIMERA RESPUESTA ES SIEMPRE DE CARÁCTER LOCAL

Hemos descubierto ya uno de los principales motivos de este curso sobre telecomunicaciones de emergencia: en todo momento, la responsabilidad de prestar asistencia con los medios disponibles puede recaer en cualquier miembro de una comunidad. [ejemplo 1.1.a]

Si la ayuda que puede movilizar la voz humana no es suficiente, o si esta forma inicial de transmitir la necesidad urgente de ayuda no llega a nadie que esté en condiciones de intervenir, volvemos al principio enunciado en primer lugar pero, para ello, debemos saber qué medios están disponibles y de qué manera pueden utilizarse. Acabamos de descubrir otro principio:

ESTAR PREPARADOS

Cuando no se puede hacer frente a una emergencia con los medios localmente disponibles, o si adquiere tal dimensión que los medios a disposición en el lugar no pueden afrontarla, nos hallamos probablemente ante una catástrofe. La Cruz Roja Americana define una catástrofe como una situación que provoca sufrimiento humano o crea necesidades humanas que las víctimas no pueden aliviar ni satisfacer sin ayuda. Según un diccionario, una catástrofe es un suceso que causa enormes daños y gran sufrimiento; un desastre; una terrible desgracia. El origen latino de la palabra significa "influencia perniciosa de una estrella o un planeta".

La definición de una catástrofe es relativa y, subjetivamente, toda emergencia podría tener un efecto "catastrófico" hasta en una sola persona afectada. Con todo, en nuestras futuras consideraciones, utilizaremos la definición dada por la Cruz Roja.

La movilización de recursos que impone una catástrofe no se limitará a los que ya están disponibles en las inmediaciones. Una intervención nacional, regional o incluso mundial tratará de completar los recursos de la comunidad. Para dar a conocer las necesidades será necesario recurrir a las tecnologías de la telecomunicación. Independientemente de la magnitud de una situación de emergencia, los tres principios mencionados regirán la utilización de esas tecnologías. En resumen:

ESTAR PREPARADOS PARA UTILIZAR LOS RECURSOS DISPONIBLES A ESCALA LOCAL

La respuesta a las necesidades que se han transmitido inicialmente exigirá el intercambio de más información. Las telecomunicaciones constituyen el instrumento indispensable y facilitar los medios para disponer de ellas forma parte de la asistencia prestada. [ejemplo 1.1.b]

1.2        De la comunicación a la telecomunicación

El diccionario define comunicación como el intercambio de ideas, mensajes o información mediante la palabra oral y escrita, las señales o el comportamiento. En un sentido más general también se define como "vínculo interpersonal".

El diccionario define telecomunicación como la ciencia y tecnología de la comunicación a distancia mediante la transmisión electrónica de impulsos por medio del telégrafo, el cable, el teléfono, la radio o la televisión. La telecomunicación es uno de los elementos de la interacción social y depende de la disponibilidad de medios técnicos.

Tratándose de las telecomunicaciones en las situaciones de emergencia debemos por tanto referirnos en especial a sus aspectos prácticos y técnicos sin olvidar en ningún momento la función que ejerce en la interacción social.

LAS TELECOMUNICACIONES CONSTITUYEN LA
LOGÍSTICA DEL INTERCAMBIO DE INFORMACIÓN

En este curso examinaremos los instrumentos disponibles para aportar la información apropiada a las personas apropiadas en el momento apropiado. En una situación de emergencia, "el momento apropiado" es siempre "ahora". En los próximos capítulos examinaremos más a fondo la definición de "personas apropiadas". Proponer una definición completa de "información apropiada" no correspondería a la intención de este curso. Sin embargo, cuando nos detengamos a examinar los diversos instrumentos y redes que se utilizan, atribuiremos un interés esencial a la cantidad y a la calidad de la información transmitida por las telecomunicaciones en situaciones de emergencia. [ejemplo 1.2]

Las telecomunicaciones forman parte de la que ha dado en llamarse tecnología de la información y la comunicación (TIC). Examinaremos la "I" de TIC sólo en la medida en que es necesario comprender el papel de la "T". Gracias a las computadoras y sus periféricos, que constituyen los instrumentos de la "gestión de la información", es posible el tratamiento de los datos transmitidos por las redes de telecomunicación.

1.3        ¿Catástrofes naturales o provocadas por el hombre?

Se ha dicho que todas las catástrofes son provocadas por el hombre. Hay algo de cierto en esta definición sarcástica dado que las catástrofes son el producto del peligro y la vulnerabilidad.

CATÁSTROFE = PELIGRO x VULNERABILIDAD

Si el valor de uno de estos factores es cero, no habrá catástrofe. Únicamente el impacto de un acontecimiento de consecuencias potencialmente catastróficas sobre un elemento vulnerable, como una sociedad y su infraestructura, ocasiona una catástrofe. Si no hay un elemento vulnerable, el peligro no ocasionará una catástrofe. [Ilustración 1.1]

Las fuerzas creadoras de los peligros que ocasionan catástrofes naturales están lejos de someterse a la influencia humana. Sólo la eliminación o, al menos, la reducción de la vulnerabilidad nos permitirá influir en el resultado de su estimación.

Pero también los peligros son creados por la actividad humana y pueden causar lo que conocemos como catástrofes provocadas por el hombre. Las tecnologías, pero también la sociedad propiamente dicha, crea esos peligros de consecuencias potencialmente catastróficas. Reducir o eliminar completamente esos peligros incumbe a quienes en primer lugar, los crean debido a la actividad que realizan. La capacidad de hacerlo es sin embargo, limitada: los riesgos tecnológicos son resultado de la falta de conocimientos o de la negligencia en su aplicación. En el sentido más estricto del término, las catástrofes provocadas por el hombre son el resultado del desarrollo social. En ambos casos, la importancia atribuida a la prevención de un peligro determinará la capacidad para lograr que el factor "peligro" adquiera el valor cero.

Por este motivo, ambos factores, peligro y vulnerabilidad, deben tenerse en cuenta al examinar las situaciones de emergencia ocasionadas por una catástrofe, las diferentes fases y la función de los distintos protagonistas.

1.4        De la prevención y la preparación a la intervención, las actividades de socorro y la rehabilitación

Una catástrofe empieza con la creación de un peligro y de un elemento potencialmente vulnerable. Si la prevención es posible, debe comenzar cuanto antes. La ciencia y la tecnología, incluidas las TIC, aportan un número cada vez mayor de medios para determinar la presencia de peligros y su evolución potencialmente crítica. Entre las TIC, las telecomunicaciones son sumamente útiles para observar y detectar fenómenos que tienen lugar lejos de un punto potencialmente vulnerable, y también para mantener de forma permanente, la detección a distancia necesaria, generalmente con la ayuda de satélites.

La primera etapa con miras a la prevención y la preparación consiste en la investigación, la observación y el control. La segunda etapa consiste en evaluar los resultados. La tercera etapa es la aplicación de los conocimientos obtenidos en las dos etapas anteriores: la sensibilización y, siempre que sea posible, la emisión de alertas inmediatas añaden una nueva dimensión a las actividades. [ejemplo 1.4.a]

LLEGAR A LAS PERSONAS VULNERABLES

En este punto, como veremos más adelante, la tecnología de las telecomunicaciones deja de ser uno más entre los numerosos instrumentos del arsenal de la gestión de las catástrofes y se convierte en su elemento principal.

En el momento en que se produce la catástrofe, la comunicación pasa de la difusión de información para alertar a un número generalmente elevado de personas vulnerables a la información de quienes se espera una ayuda. Al mismo tiempo, los efectos reales del siniestro pueden reducir considerablemente los medios de comunicación disponibles en ese momento. Es aquí donde una vez más entra en juego nuestro primer principio: Utilizar los medios disponibles.

La movilización de los recursos necesarios para afrontar situaciones de emergencia y catástrofes incluye la movilización de medios de telecomunicación. La rapidez para dar una respuesta, pero también su conveniencia, dependen del intercambio de información en tiempo real entre el lugar del siniestro y el centro de actividades de los proveedores de asistencia, muchos de los cuales disponen de sus propias redes de comunicación especializadas.

Apenas recientemente las nuevas tecnologías han otorgado a las telecomunicaciones una nueva importancia en las operaciones de socorro tras una catástrofe:

LAS TELECOMUNICACIONES SON UN ELEMENTO BÁSICO

Cada vez más, las telecomunicaciones se consideran como algo natural, como un elemento para el bienestar de nuestra vida cotidiana. La privación de la capacidad de comunicarse en cualquier momento (y, desde la aparición de las comunicaciones móviles personales, también desde cualquier lugar) es percibida como la pérdida de otro bien o de otra ventaja. Por encima del papel que cumplen como instrumentos en mano de los especialistas en tareas de socorro, las telecomunicaciones constituyen una necesidad real de la población afectada, y su pérdida tiene graves consecuencias en la sociedad. En numerosas ocasiones, el suministro de servicios de telecomunicación es una necesidad comparable al aporte de ayuda tradicional, como víveres y alojamiento, motivo por el cual los incluiremos en las siguientes presentaciones. [ejemplo 1.4.b]

1.5        De las operaciones de socorro a la rehabilitación y el desarrollo

Al afrontar una situación de emergencia, es imperativo no limitarse a las necesidades iniciales. Una catástrofe conlleva siempre la perturbación de un proceso continuo de desarrollo. Siempre que sea posible, la ayuda de emergencia prestada en respuesta a una catástrofe debe también contribuir a favorecer el desarrollo, sin incorporar no obstante elementos que podrían no ser viables una vez finalizada la fase de intervención más

urgente. [Ilustración 1.2] [Ilustración 1.3]

En el caso de las telecomunicaciones esto significa que, en la medida de lo posible, la ayuda exterior debe utilizar sistemas duraderos, basados en tecnologías que podrán quedar posteriormente en manos de colaboradores locales. Esas redes aportarán así una valiosa contribución al desarrollo general, además de la función que pueden cumplir para mejorar la planificación y la capacidad de intervención en caso de futuras catástrofes. Al examinar las tecnologías que pueden ser aplicadas, tendremos en cuenta las opciones, y también sus limitaciones.

En todas las etapas, las actividades a favor del desarrollo deben considerar no sólo los peligros y aspectos vulnerables ya existentes sino también la posibilidad de que agraven uno u otro de esos factores y aumenten, por consiguiente, el riesgo de catástrofe. Por otra parte, deben prever la adopción de medidas para evitarlas o al menos para mejorar la planificación necesaria con objeto de hacer frente a las situaciones de emergencia. [ejemplo 1.5]

En lo que concierne a las telecomunicaciones, la Unión Internacional de Telecomunicaciones (UIT) recomienda que en todos los proyectos vinculados al desarrollo de las telecomunicaciones se tenga debidamente en cuenta la utilización de sistemas en posibles situaciones de emergencia. Retomaremos esta recomendación importante cuando examinemos, en otro módulo de este curso, el marco reglamentario de las telecomunicaciones de emergencia.

1.6        ¿Quiénes son los protagonistas y cómo se comunican?

Una vez que una emergencia adquiere carácter de catástrofe, numerosas instituciones y organizaciones participarán para afrontarla. Estos colaboradores, que comparten el objetivo común de aliviar el sufrimiento humano, tienen al mismo tiempo sus propias estructuras y su propia cultura, de tal forma que la coordinación es una tarea esencial pero nada fácil. La coordinación depende de las telecomunicaciones. [ejemplo 1.6.a]

En la fase de la prevención y la preparación, los observadores y los analistas facilitan información a quienes adoptan las decisiones. En esta fase, todas las tareas son de carácter permanente. Para el intercambio de información, utilizan esencialmente enlaces de comunicación permanentes facilitados por los servicios públicos o por redes privadas especializadas. La fiabilidad es un factor esencial y la seguridad podría ser una preocupación.

En la fase de alerta, la rapidez en transmitir una información fiable es una cuestión decisiva. Los encargados de adoptar decisiones, generalmente las autoridades gubernamentales responsables del inicio de las operaciones, necesitan llegar al público en general. Según las condiciones locales, en la mayoría de los casos tendrán que confiar en las redes y en los medios de comunicación existentes.

Con todo, la difusión de información no se limita a una relación directa entre los poderes públicos y los ciudadanos. Para llegar al número más elevado posible de personas es necesario que los primeros en recibir la información la vuelvan a transmitir. Las estructuras sociales determinan los mecanismos de este sistema piramidal. Así pues, cada individuo es responsable a su vez de dar el alerta a los demás, siempre según el principio de recurrir a los medios disponibles.

Al diseñar un sistema de alerta hay que tener particularmente en cuenta a las personas discapacitadas que no están en condiciones de recibir esos avisos o de comprender su significado. Esto se aplica también a las personas incapaces de reaccionar debidamente sin recibir ayuda. [ejemplo 1.6.b]

Para lograrlo es necesario conocer los medios puestos a disposición. En uno de los próximos módulos examinaremos el posible efecto multiplicador que tienen diversos medios de comunicación.

En la fase crítica de una catástrofe, es decir, en el sentido más amplio, ante la presencia de una situación de emergencia, el flujo de información cambia de dirección. Los afectados lanzan un "pedido de socorro", la demanda de asistencia, a las personas cuya ayuda esperan.

A nivel local, el pedido de ayuda va dirigido a los servicios de socorro institucionales. En catástrofes de grandes magnitudes, este pedido apunta a los proveedores de asistencia nacionales, regionales e incluso internacionales. En todos los casos, los canales normales del intercambio de información podrían ya haber sido afectados por el siniestro: el impacto físico de un suceso de esa naturaleza podría haber destruido partes esenciales de la infraestructura de telecomunicaciones existente y, de todas maneras, las redes públicas no estarán en condiciones de admitir el aumento repentino del volumen de tráfico. Los proveedores de servicios de emergencia institucionales mantienen sus propias redes no públicas, que empezarán a ponerse en marcha sólo cuando los especialistas lleguen a la zona afectada.

La ayuda internacional suele movilizarse a través de redes públicas mundiales. Es probable que la sobrecarga de estos sistemas dificulte el aporte de la información necesaria para facilitar la debida asistencia. La red de radiodifusión de los medios de comunicación a prueba de sobrecargas proporciona únicamente una parte de la información que necesitan los especialistas internacionales. Para obtener una información más especializada, deben tener acceso a enlaces de comunicación bidireccionales que no pueden tener sobrecargas debido al tráfico público. En algunos casos, se mantienen en reserva redes no públicas resistentes a las catástrofes. Como ocurre con los servicios de emergencia locales, los equipos de ayuda internacional podrán utilizar la mayoría de sus propios enlaces de telecomunicación únicamente cuando lleguen al lugar del siniestro y hayan completado la instalación de los equipos necesarios o la extensión de la infraestructura de sus redes ya existente.

En la fase de las operaciones de socorro, la evaluación de la situación, que a menudo cambia rápidamente, y la coordinación de la asistencia requieren un intercambio continuo de información centrado en dos ejes: vertical (entre los organismos de socorro in situ y su sede) y horizontal (a dos niveles, entre los distintos equipos que trabajan en el lugar y entre las sedes a escala nacional e internacional).

Por último, en la fase de rehabilitación, e incluso más en el paso de las operaciones de socorro al proceso de desarrollo posterior, hay que tener en cuenta un factor adicional: la sostenibilidad. Los medios utilizados para una intervención rápida no son necesariamente adecuados para una utilización local a largo plazo. Durante la fase de intervención urgente, hay que establecer las telecomunicaciones literalmente "a toda costa", pero para que constituyan un elemento de desarrollo sostenible, deben tener un precio asequible.

En los próximos módulos de este curso, examinaremos las posibilidades ofrecidas y las limitaciones impuestas por los distintos medios de telecomunicación en todas las fases, desde la supervisión y los avisos de alerta hasta la intervención y la rehabilitación. Examinaremos también los aportes que puede ofrecer la tecnología, los límites que imponen las leyes físicas que rigen las redes electrónicas y, por último, las restricciones impuestas por el entorno administrativo y reglamentario de las telecomunicaciones.

1.7        Personal especializado y voluntarios

En el marco de las situaciones de emergencia y en particular en la intervención tras una catástrofe, la diferencia entre personal especializado y voluntarios no es una cuestión de calificaciones. El hecho de que el momento preciso en que sobreviene una catástrofe y su localización son prácticamente siempre imprevisibles impide establecer una respuesta institucionalizada permanente en la que intervenga personal especializado con dedicación exclusiva para afrontar todas las eventualidades. La diferencia entre personal especializado y voluntarios radica por lo tanto en un problema de disponibilidad permanente y no de calificaciones.

En cualquier caso, las necesidades planteadas por una catástrofe podrían perfectamente no limitarse a la capacidad de los servicios de emergencia institucionales mejor preparados. Será necesario contar con personas que acepten dejar sus actividades y su entorno normales para completar el trabajo de los especialistas en tareas de socorro. Para llevar a cabo un trabajo voluntario de esa naturaleza, los interesados necesitan una preparación que se adquiere gracias a la capacitación.

Por otra parte, la coordinación es esencial para el éxito de la intervención en situaciones de emergencia o durante una catástrofe. Contribuir a las operaciones de socorro supone formar parte de un mecanismo a menudo sumamente complejo. Conocer la perspectiva que orienta a las personas con las cuales colaboraremos es una condición previa de todo trabajo voluntario. La comunicación es la base de la cooperación y de la coordinación, y en los próximos módulos de este curso examinaremos el papel de las telecomunicaciones en la labor de todos los colaboradores, tanto los especialistas con dedicación exclusiva de las instituciones como los voluntarios espontáneos.


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