En el módulo 2 se presentan algunos medios de comunicación disponibles para hacer frente a situaciones de emergencia y de catástrofe. En él se examinan las redes públicas y sus características, las repercusiones de su utilización en las operaciones así como los posibles obstáculos planteados a su aplicación en las diferentes fases por las que atraviesan dichas situaciones.

2.1        Introducción: Utilizar los medios disponibles

En el módulo 1 hemos establecido el principio de utilizar los medios disponibles. Ateniéndonos al mismo, examinaremos las necesidades y también los medios a disposición. Hay diversas formas de clasificar los equipos y las redes de telecomunicación: por su alcance, por la tecnología empleada, por su aplicación e incluso por su asequibilidad. Todos estos aspectos determinan su utilidad durante las diferentes fases y para los diferentes protagonistas en las actividades de preparación e intervención ante una emergencia. Los nuevos avances tecnológicos han añadido nuevas dimensiones incluso en los medios de comunicación convencionales, otorgándoles numerosas funciones. El tratamiento de la información enviada gracias a las telecomunicaciones es cada vez más complejo. Por este motivo, nos ocuparemos en primer lugar de analizar las características de las redes de telecomunicación actuales y sólo después determinaremos su conveniencia para realizar las diferentes tareas de preparación y respuesta destinadas a afrontar una situación de emergencia o de catástrofe.

2.2        Redes públicas

Una red pública es un servicio prestado al público en general por un proveedor de servicios. La explotación de una red pública constituye una actividad comercial. En el pasado, las redes públicas eran en general de explotación estatal. Más recientemente, en la mayor parte de los países el monopolio estatal ha sido reemplazado por un régimen de concesión de licencias, según el cual las empresas privadas asumen la responsabilidad por el funcionamiento de las redes y se mantiene al mismo tiempo la supervisión del Estado. La importancia de las redes públicas para la sociedad y la necesidad de su interfuncionamiento a escala nacional e internacional exigen un control general ejercido por una autoridad central, generalmente de carácter nacional.

La infraestructura de las redes públicas es vulnerable. En numerosos casos, debido a que los elementos centrales de varias redes de telecomunicación están instalados en el mismo lugar, el impacto ocasionado en uno de ellos puede dar lugar a perturbaciones simultáneas en diferentes redes. [ejemplo 2.2.a]

Las redes telefónicas, que no sólo transmiten señales vocales sino diversos formatos de datos, como los mensajes por fax o de texto, y permiten el acceso público a otras redes, como Internet, son las redes públicas más difundidas. Por ellas pueden transmitirse servicios telefónicos fijos y móviles.

Cuando hay que trasmitir un mensaje urgente se piensa ante todo en la red telefónica fija tradicional. Es el medio habitual al que se recurre para alertar a los proveedores de servicios de emergencia. El avance tecnológico ha perfeccionado sus funciones permitiendo una reorientación rápida y eficaz de las llamadas urgentes efectuadas a los correspondientes especialistas a través de un servicio central de emergencias (al que se tiene acceso marcando 911 en los Estados Unidos y 112 en la mayoría de los países europeos). La posibilidad de identificar al llamante facilita el envío de asistencia. Se puede prever que la red telefónica pública estará disponible mientras los posibles daños físicos causados por una situación de esta naturaleza no impidan el acceso a un teléfono ni perturben la infraestructura de la red.

Aparte de constituir un medio para dar un aviso de alerta, la red telefónica pública pierde rápidamente su valor. Desde el inicio de una catástrofe, la sobrecarga de la red impedirá su utilización incluso cuando el verdadero impacto físico causado por el incidente no haya logrado dañar ni destruir la red de cable. La propia naturaleza de la red telefónica determina que en cada llamada intervenga un cierto número de instalaciones para establecer un enlace entre dos puntos. Una avería o sobrecarga de cualquier elemento durante el trayecto dará lugar a trastornos considerables en el tráfico. [Ilustración 2.1]

Es probable que dos accesorios o elementos de numerosas instalaciones telefónicas fijas afecten la utilización del sistema en una situación de emergencia o de catástrofe:

La mayoría de los "teléfonos inalámbricos", que permiten la movilidad en distancias muy cortas, por lo general en el interior de un edificio o en sus proximidades, no funcionarán si hay un fallo eléctrico: el microteléfono funciona a batería pero la estación de base (conectada a la línea telefónica) depende habitualmente de la corriente eléctrica.

Es habitual que muchas oficinas dispongan de una centralita privada o PBX. Si se interrumpe la corriente eléctrica, las extensiones de esta red interna dejarán de funcionar a menos que se instale una fuente de energía eléctrica de reserva como, por ejemplo, acumuladores en correcto estado de mantenimiento y recargados permanentemente. Un teléfono como mínimo debe estar conectado permanentemente a la línea telefónica fija sin pasar por la PBX, y todos deben conocer su ubicación. Si el fallo eléctrico local no causa perturbaciones en la red telefónica pública, se podrá acceder a ella en caso de emergencia desde por lo menos un punto.

Prever el carácter prioritario de las llamadas urgentes podría ser una manera de resolver los problemas de sobrecarga de las redes telefónicas. Técnicamente es posible otorgar esa prioridad a los abonados que supuestamente cumplen funciones esenciales en una situación de emergencia, y en ciertos casos ya se ha aplicado. Aunque al parecer esta solución es lógica, presenta con todo algunos inconvenientes:

-           Hemos comprobado que los servicios institucionales no son los únicos que intervienen en una situación de emergencia y, por eso motivo, imponer un plan de restricciones a abonados considerados no prioritarios podría ser contraproducente. No hay que olvidar que la primera respuesta a una situación de emergencia es una tarea que incumbe a todos los que pueden aportar una ayuda.

-           El plan de prioridades debe tener carácter universal y garantizar la prioridad de una llamada de un extremo al otro. Cuando hay más de una red en juego, como ocurre en todas las llamadas internacionales e incluso en numerosas llamadas nacionales, las normas deben ser las mismas para todos los operadores que intervienen. Todas las redes involucradas deben estar en condiciones de reconocer una llamada prioritaria.

-           En la atribución del carácter prioritario, todos los proveedores de servicio deben seguir el mismo criterio. Debido a la dura competencia entre los operadores de redes comerciales, la atribución de prioridades puede convertirse en un argumento de venta. Es probable que el operador que aplica una política más generosa en la materia consiga más clientes que el operador obligado a anunciar a sus posibles clientes que, si ocurre una emergencia, quedarán "fuera" de la red.

La red telefónica móvil se basa en el mismo concepto de conexión punto a punto entre dos abonados. Un teléfono móvil no es otra cosa que una extensión inalámbrica de las redes telefónicas fijas. Aunque ciertos factores tecnológicos adicionales, como la utilización del modo digital en lugar del analógico, mejoran las funciones de un teléfono móvil, siguen siendo parte de la red telefónica tradicional. A continuación examinaremos las formas más comunes de redes telefónicas móviles públicas, es decir el sistema celular. [Ilustración 2.2]

En un sistema celular, las estaciones radioeléctricas de base aseguran el enlace con el abonado. La cobertura de una estación de ese tipo y, por lo tanto, la dimensión de cada "célula", depende de las condiciones topográficas. En un espacio abierto, una célula puede tener un radio de varios kilómetros y en un entorno urbano denso, menos de 100 metros. Los usuarios pueden pasar de una célula a la otra y cuando están dentro de la cobertura de la nueva célula, las llamadas se cursan automáticamente. Cada célula puede cursar un número limitado de llamadas simultáneas; según la densidad de usuarios prevista, este número suele situarse entre 5 y 50. Cada célula no sólo necesita una conexión a su punto de acceso en la red telefónica fija pública sino también el suministro de energía eléctrica. Dependiendo de la localización de una estación de base, la primera conexión podría efectuarse mediante una línea fija o un enlace de microondas, y la alimentación eléctrica podría obtenerse por cable o por medios independientes como, por ejemplo, baterías cargadas a partir de paneles solares. En virtud de los acuerdos concertados entre operadores de redes, los teléfonos móviles registrados en una red también funcionan en la red de otros operadores nacionales o extranjeros. En situaciones de emergencia, esta capacidad puede ser particularmente útil; no obstante, el costo de las llamadas efectuadas o incluso recibidas en condiciones de "itinerancia" puede ser muy elevado.

El servicio telefónico móvil, cuando está disponible y siempre que no haya sido dañado por un incidente grave, es un medio extremadamente valioso que se añade a las comunicaciones de emergencia disponibles. No obstante, la gran inversión que representa una infraestructura inalámbrica confina los servicios móviles a emplazamientos cuya demanda se prevé lo bastante elevada como para garantizar la explotación económica. El hecho de que dependa de una infraestructura adicional aumenta la vulnerabilidad de los teléfonos móviles. El número de llamadas simultáneas cursadas en un determinado lugar, dentro de la cobertura de una célula, se limita en todo caso al número de llamadas que el operador del sistema prevé en tiempos "normales". [ejemplo 2.2b]

La resistencia de las redes telefónicas celulares contra los efectos de una catástrofe puede ser a menudo más elevada que la correspondiente a las redes de líneas fijas, a condición de que en el momento de construir la red se hayan tenido en cuenta ciertos elementos esenciales. La necesidad de corriente eléctrica es un factor decisivo: las estaciones de base deben disponer de baterías con capacidad suficiente para garantizar el funcionamiento más prolongado posible si falla la red eléctrica. Para mantener las comunicaciones en caso de avería eléctrica, los usuarios deben tener sus móviles permanentemente cargados y disponer de baterías de repuesto.

Generalmente se puede logar una extensión temporal de las redes existentes o una sustitución de las redes dañadas mediante una rápida instalación de la llamadas "células sobre ruedas" (COW, cells on wheels), que no son otra cosa que estaciones radioeléctricas de base móviles. Según su tamaño, una "cow" puede cursar un cierto número de llamadas simultáneas. Si es imposible a nivel local efectuar la conexión a la red telefónica pública, se puede incluso equipar una "cow" con su propio enlace o "red de retroceso", posiblemente por satélite, a un punto de conexión a la red telefónica pública. Convendría que los operadores de redes celulares participaran en la elaboración de planes de comunicaciones de emergencia ya que disponen de los conocimientos adecuados y deberán tener preparados los equipos necesarios para su rápida instalación.

Para obtener más información sobre el funcionamiento de sistemas celulares, puede consultarse <http://www.ee.washington.edu/class/498/sp98/final/marsha/final.html>,
donde también se encontrarán numerosos enlaces interesantes.


Los avisos de alerta inmediata por teléfono móvil son posibles gracias a la capacidad singular de sistema celular de llegar simultáneamente a todos los abonados ubicados dentro de la cobertura de una o más células. Un mensaje de texto de "alerta celular" puede difundirse simultáneamente a todos los teléfonos móviles ubicados en una célula, independientemente de la red a la que inicialmente estén abonados. Un número importante de ese tipo de usuarios "itinerantes" de teléfonos móviles puede estar situado en aeropuertos o enclaves turísticos. Las personas que reciben esos avisos no sólo estarán en condiciones de tomar las medidas convenientes sino también de transmitir esos mensajes a otras personas a su alrededor.

Las alertas celulares constituyen una función integrada en la mayoría de las redes celulares y todos los teléfonos móviles pueden recibir los mensajes. Una vez adoptada la decisión de emitir un alerta, una computadora identifica las células que cubren la zona que recibirá el aviso. Pueden programarse con anticipación mensajes correspondientes a diversas situaciones, que se distribuirán instantáneamente. Los sistemas de alerta celulares funcionan a prueba de sobrecargas ya que utilizan canales de datos independientes existentes en todas las redes, que no se destinan a las comunicaciones reales.

Puede obtenerse más información sobre las posibilidades que ofrecen las alertas celulares
en materia de los avisos de alerta inmediata y aplicaciones similares en
<http://www.ceasa-int.org>.

La red telefónica móvil por satélite no es más que una nueva extensión de la red telefónica tradicional. En otras palabras, las "células" de la red móvil están ubicadas en los satélites, y su alcance es mucho mayor. Por lo tanto, los teléfonos móviles por satélite pueden cubrir todo el planeta. Y si bien el número de llamadas simultáneas que cada "célula" puede cursar es evidentemente limitado, los teléfonos por satélite eluden la infraestructura de redes dañas o sobrecargadas en las proximidades de una zona siniestrada transmitiendo las llamadas de un abonado a la central de una estación terrena sumamente alejada de la zona afectada. Son numerosos los sistemas de teléfonos por satélite, a cada uno de los cuales corresponden características diferentes. Volveremos a examinar este tema más adelante, en otro módulo de este curso. [Ilustración 2.3]

Los envíos por fax y las transmisiones de datos son prestaciones suplementarias que ofrecen las redes telefónicas públicas. El equipo utilizado en estos modos es digital por naturaleza. La conversión del contenido de un mensaje en señales digitales, en impulsos, puede aumentar considerablemente el volumen de información transportado por un enlace de telecomunicación. No obstante, la red telefónica tradicional está basada en la transmisión analógica y la recepción de ondas sonoras, y las ventajas que ofrece la tecnología digital no están enteramente disponibles cuando hay que efectuar conversiones adicionales entre las señales digitales y las señales analógicas en la transmisión como en la recepción. El funcionamiento de una comunicación por fax depende del funcionamiento de la red telefónica pública; por ese motivo, el fax no es una opción cuando en una situación de emergencia la red telefónica deja de funcionar. Lo mismo ocurre cuando el acceso local a una red de transmisión de datos, como Internet se efectúa a través de una línea telefónica. [ejemplo 2.2.c]

En muchos países las redes telegráficas públicas ya no existen. Debido al creciente acceso personal a las redes de telecomunicación, la necesidad de este servicio ha disminuido hasta el punto de que el mantenimiento de esta red independiente y que requiere mucha mano de obra ya no es más económicamente viable. No obstante, con su desaparición, se ha perdido un medio de telecomunicaciones independiente y relativamente resistente a la sobrecarga de tráfico. Si todavía se puede disponer de un servicio telegráfico, no se deben menospreciar las posibilidades que ofrece en situaciones de emergencia.

La red télex pública, que fue una vez el pilar del sistema internacional público de transmisión de datos, ha seguido el mismo camino en muchas partes del mundo. El formato limitado de los mensajes así como la velocidad igualmente limitada con que son transmitidos por los aparatos télex restringen la utilización de este modo de comunicación a ciertas aplicaciones especiales, la mayoría de las veces por redes no públicas. También se ha perdido una vez más una opción de sustitución posible de la red telefónica pública pero, como ocurre con el servicio telegráfico, si un servicio télex está disponible, conviene no ignorarlo en el momento de utilizar todos los medios disponibles en una situación de emergencia.

Internet tiene una estructura completamente diferente de las correspondientes a las redes telefónicas, telegráficas o télex. La información transmitida por Internet no se envía a través de un solo "canal" establecido entre los terminales de comunicación. La fiabilidad y la resistencia a las perturbaciones fueron los objetivos principales que guiaron a los diseñadores cuando crearon la red que conocemos hoy con el nombre de Internet. Esto se logró dividiendo cada mensaje en pequeñas partes llamadas "paquetes" que se envían a través de computadoras llamadas "servidores" y "encaminadores", encargadas de buscar automáticamente la mejor ruta disponible entre los terminales de comunicación. Efectuando esta tarea en forma continua, el sistema también resuelve el problema de la congestión al menos en gran medida: un enlace telefónico también está ocupado cuando ninguno de los dos abonados dice una palabra mientras que Internet transporta únicamente los paquetes que contienen información. [Ilustración 2.4] [Ilustración 2.5]

Para obtener más información sobre la estructura de Internet, puede consultarse http://www.cybergeography.org/atlas/atlas.html

Las ventajas de una red independiente como Internet y, por tanto, como opción a otras redes públicas, son aprovechadas materialmente sólo por los usuarios que tienen acceso directa a ella. En la mayor parte de los casos se trata de las grandes administraciones, empresas u otras instituciones. Muchos particulares dependen de su línea telefónica personal o del acceso a un sistema de telefonía móvil. Por ese motivo, la vulnerabilidad de estas redes también afectará, en numerosas ocasiones, el acceso público a Internet. En una conexión telefónica conmutada, el terminal marca en realidad el número de la computadora que sirve de pasarela a Internet. Las tecnologías que sólo utilizan la línea telefónica del abonado como portadora de datos aseguran cierta protección contra las sobrecargas o perturbaciones de otros elementos de la red distintos de la línea del abonado propiamente dicha, conectando la computadora del usuario al punto de acceso más próximo a Internet. Esas tecnologías son, entre otras, las conexiones DSL y ADSL; el hilo o cable telefónico transporta la información únicamente hasta un punto de acceso cercano y según un modo que no interfiera con las señales sonoras analógicas normales utilizadas en el servicio telefónico. Examinaremos con más detalle las tecnologías cuando en un módulo posterior nos detengamos en los aspectos técnicos de los diversos modos de telecomunicación en situaciones de emergencia.

Internet permite también la comunicación vocal ("voz por IP" o VoIP). Un enlace VoIP funciona como una llamada telefónica y ciertos proveedores de servicios ofrecen incluso la posibilidad de establecer conexiones con la red telefónica pública. VoIP puede ser útil en situaciones en las que la red telefónica sufre perturbaciones o está sobrecargada, siempre que el enlace de conexión entre el abonado y el proveedor de servicios siga funcionando. No obstante, en lo que concierne a la utilización de este protocolo en las llamadas de emergencia, es importante saber que ciertas funciones que ofrece la red telefónica no están disponibles por Internet, en particular la identificación del llamante, que facilita automáticamente a quienes responden a las llamadas de emergencia, informaciones sobre el origen de la llamada.

Los sistemas de radiobúsqueda son medios de comunicación unidireccional. Pueden transmitir un aviso de alerta pero la cantidad de información que cursan es muy limitada. Estas características favorecen su resistencia a las sobrecargas pero limitan su aplicación en las telecomunicaciones de emergencia durante la fase de alerta, es decir, un sistema de radiobúsqueda puede transmitir un "pedido de socorro" o emitir una alerta, pero no puede asegurar el diálogo necesario en todas las fases posteriores de una operación de emergencia. Algunos de estos sistemas son de acceso público y otros funcionan para un grupo cerrado de usuarios con fines concretos.

La radiodifusión es otro ejemplo de comunicación pública unidireccional. El volumen de información que un sistema de radiodifusión puede transmitir está limitado únicamente por la velocidad con la cual dicha información puede ser obtenida y absorbida. En la fase de alerta, la radiodifusión es uno de los medios de comunicación más útiles. En la medida en que el equipo receptor y la corriente eléctrica necesaria para su funcionamiento sigan estando disponibles, todas las formas de radiodifusión mantienen su función incluso tras el impacto causado por una catástrofe. Las formas más comunes son evidentemente la radiodifusión sonora y de televisión, pero otros sistemas también ofrecen la capacidad de radiodifusión y pueden servir para las telecomunicaciones de emergencia. Cuando en otro módulo de este curso analicemos los modos de comunicación, veremos más en detalle una de esas opciones.

2.3        Ciertos aspectos comunes de las redes públicas

En el quinto módulo de este curso examinaremos en forma más completa el entorno reglamentario de las telecomunicaciones. Tratándose de la utilización de las redes públicas en las telecomunicaciones de emergencia, no debemos ya desconocer ciertas implicaciones al respecto.

En todos los países, la prestación de un servicio público de telecomunicaciones está sujeto a la reglamentación de las autoridades estatales. Los usuarios no ejercen el control directo de las redes públicas. En una situación de emergencia, la utilidad de las redes de telecomunicación con acceso directo al público queda pues determinada por los operadores de red y, en última instancia, por las autoridades gubernamentales.

El costo de las telecomunicaciones puede convertirse fácilmente en una carga sumamente pesada para los especialistas de las operaciones de socorro cuando sobreviene una catástrofe. Aunque podría considerarse una cuestión secundaria en las operaciones de socorro iniciales, esos gastos pueden llegar a superar, a veces en pocos días, las previsiones del presupuesto, en particular el correspondiente a las organizaciones no gubernamentales voluntarias. Encabezan la lista, naturalmente, los enlaces por satélite, cuyas tasas incluso para llamadas breves pueden ser prohibitivas, especialmente cuando se trata de llamadas efectuadas entre dos teléfonos por satélite. En la mayoría de los sistemas, una llamada de ese tipo se factura por un valor equivalente a dos llamadas; por motivos técnicos, el encaminamiento de la llamada se efectúa del llamante al satélite, de éste a la estación en tierra, luego otra vez al satélite y, finalmente, al otro teléfono por satélite.

Ha habido numerosos intentos destinados a obtener una reducción general en las tasas de telecomunicación durante la fase urgente de las operaciones de socorro. En un tratado internacional, el "Convenio de Tampere", sobre el que volveremos en un módulo posterior, se prevé la reducción de las tasas en esas situaciones. Hasta ahora, los motivos dados por la falta de aplicación del correspondiente artículo de ese tratado internacional han sido el gran número de operadores de red y la complejidad de los sistemas internacionales de tasación.

Cada vez más, los proveedores de servicios públicos de telecomunicaciones tienen en cuenta la resistencia a las catástrofes de sus redes. No obstante, también ha ocurrido que durante una catástrofe se limitara intencionalmente el acceso público. En el pasado había dos motivos para ese tipo de restricciones no técnicas: por una parte, los planes de prioridad preferente que sólo permiten la comunicación entre abonados establecidos previamente, como las autoridades o los servicios de emergencia, y, por la otra la desconexión deliberada de los enlaces de comunicación en situaciones de crisis con repercusiones políticas o militares [ejemplo 2.3].

Al riesgo de los "trastornos administrativos" de los servicios se añade el hecho de que incluso la infraestructura de telecomunicaciones de un país no está necesariamente bajo el pleno control de sus autoridades nacionales. Esto ocurre en particular con los enlaces de satélite ya que hasta una llamada efectuada desde un teléfono o terminal por satélite a un interlocutor situado en la misma jurisdicción nacional tiene que pasar a través de un satélite, para lo cual es también habitual que intervenga una estación en tierra de otro país. El operador de la red de satélite o el propietario de la infraestructura pueden, en cualquier momento, interrumpir el acceso para ciertas regiones o ciertos abonados.

Hasta ahora ha habido muy pocos casos de trastornos administrativos intencionales en los servicios. Sin embargo, en situaciones de conflicto se han producido restricciones, incluso la prohibición de utilizar teléfonos y terminales por satélite. En comparación con los enlaces de telecomunicación terrenales, los servicios por satélite tienen de todas formas una vulnerabilidad adicional y, por lo tanto, no puede confiarse en ellos como solución universal para las telecomunicaciones de emergencia.

La radiodifusión es el tipo de telecomunicación a través de una red pública que llega a un número mayor número de personas. Es un instrumento de información pública sumamente poderoso y, por ese motivo, muchos países ejercen sobre él un control estricto. En ese control suelen intervenir no sólo las autoridades encargadas de las telecomunicaciones sino también otras entidades gubernamentales que se ocupan de la información pública, de los medios de comunicación y también de la seguridad y protección públicas.

La difusión de información por cualquier tipo de medio, ya sea la radio, la televisión, los teléfonos celulares o incluso los altavoces puede tener repercusiones enormes en el comportamiento del destinatario. En una situación de emergencia es por tanto sumamente importante que la información sea fiable. Definir normas claras para la utilización de mensajes de emergencia tal vez sea una forma de conseguirlo. Un plan de preparación para afrontar una catástrofe debe formular directrices y reglas que rijan el tratamiento de los avisos de alerta u otro tipo de anuncios al público. Al mismo tiempo, puede llegar a ser decisivo que esos anuncios no sufran demoras en espera de una autorización ya que la autoridad correspondiente, en una situación apremiante, podría precisamente no estar disponible de inmediato.

2.4        Algunas conclusiones

En la mayoría de los casos, las redes públicas son los primeros medios de telecomunicación disponibles en una situación de emergencia. Sin embargo, su resistencia a los daños causados en la infraestructura y, en particular, a las sobrecargas es muy limitada. No están bajo el completo control de los usuarios y dependen de numerosos factores de carácter externo, posiblemente provenientes del extranjero. Aparte del servicio que prestan en la primera fase de intervención, la más grave, consagrada a salvar vidas, el costo de su utilización, ante todo en las comunicaciones internacionales, puede ser prohibitivo.

Por este motivo, para hacer frente a una catástrofe siempre será necesario recurrir a otros medios de comunicación especializados. Esas "redes privadas" serán el tema del próximo módulo de este curso.

 

  Anterior

Siguiente