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En el transcurso de una guerra que estalló en Oriente Medio hace unos años, se impusieron restricciones a la utilización de teléfonos móviles por satélite. Esta restricción se aplicó en particular a los periodistas elegidos para que observaran las operaciones militares, a los que suele llamarse periodistas "adscritos" a las tropas. El motivo de esta orden era menos la inquietud de que transmitieran información secreta o clasificada que el hecho de que sus equipos pudieran hacerlo sin que ellos siquiera lo supiesen.

Los teléfonos móviles por satélite del sistema "Thuraya", de amplia utilización en la zona afectada, transmitían automáticamente su posición exacta cuando se conectaban a la red. Esta información podía ser interceptada y utilizada por una de las partes en conflicto. El teléfono establece su posición utilizando su receptor GPS incorporado. No todos los países que pertenecen a la zona de cobertura de un sistema de satélite conciertan acuerdos de licencia con su operador, y la localización del abonado tiene esencialmente por objetivo garantizar que se observan las restricciones impuestas a la utilización del sistema en los lugares no autorizados por la autoridad nacional correspondiente.

Los teléfonos móviles terrenales, como los que corresponden al sistema GSM, tienen, dicho sea de paso, una capacidad similar: aunque no utilizan la navegación por satélite, el operador de la red puede determinar el acceso a la estación de base celular y, en ciertas ocasiones, incluso su localización en la zona de cobertura de esa estación. En situaciones de emergencia, dicha información puede ser muy valiosa ya que permite determinar la localización de un incidente aunque el llamante no pueda describir su posición exacta.

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