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En un momento en que el mundo se prepara para la transición, no sólo al próximo milenio, sino también a una impactante nueva era de capacidades de información y comunicación, las organizaciones de telecomunicaciones más destacadas del mundo también se encuentran en una encrucijada. La UIT, que se prepara a celebrar su decimoquinta Conferencia de Plenipotenciarios en sólo unas semanas, hace frente a una disyuntiva sencilla y descarnada: readaptarse de prisa a la rápida evolución del entorno de las telecomunicaciones, o quedar al margen o, en el peor de los casos, ajena al futuro desarrollo de las redes de telecomunicaciones mundiales. Cabe preguntarse, sin embargo, en qué medida una organización arraigada en las viejas estructuras y relaciones generadas por un entorno de telecomunicaciones en régimen de monopolio puede esperar transformarse en una organización receptiva y proactiva, al frente del sector económico más dinámico del mundo. UNA BREVE HISTORIA La Unión Internacional de Telecomunicaciones es la organización intergubernamental encargada de la normalización y coordinación de las redes mundiales de telecomunicaciones. Aunque en la actualidad tiene la condición de organismo especializado de las Naciones Unidas, sus orígenes se remontan a mediados del siglo XIX, época en que fuera establecida por un grupo de 20 naciones europeas para facilitar la interconexión entre las dispares redes telegráficas del continente. Desde aquellos primeros días, la Unión ha experimentado muchos adelantos y conmociones, como la invención del teléfono, el nacimiento de las radiocomunicaciones, el despliegue generalizado de las comunicaciones por satélite, el desarrollo de la telefonía móvil y la explosión de la utilización de Internet, para nombrar sólo unos pocos. Como respuesta a éstas y otras novedades, la UIT ha debido permanentemente establecer nuevas estructuras y métodos de trabajo, y abandonar las modalidades más antiguas y obsoletas que empleaba para cumplir su misión. En virtud de la Constitución y el Convenio de la Unión, sus orientaciones y prioridades estratégicas son determinadas por conferencias de plenipotenciarios que se celebran cada cuatro años y cuya tarea consiste en aprobar el Plan Estratégico y el Plan Financiero para las actividades de la organización en los cuatro años subsiguientes, adoptar políticas que atiendan a las necesidades de cambio, a la luz de la evolución desde la última conferencia, y elegir a los funcionarios superiores de la Unión. LA NECESIDAD DE UNA REFORMA El entorno internacional de las telecomunicaciones atraviesa actualmente por tremendas transformaciones y conmociones, motivados por los efectos de una amplia gama de factores dispares sobre las antiguas estructuras que formaban la base de las redes de telecomunicaciones mundiales en los últimos 100 años. El primer y más apremiante de estos factores catalizadores del cambio es la mundialización de la economía del planeta, que a su vez trae consigo la liberalización de muchos de los mercados mundiales de telecomunicaciones y la privatización de una proporción creciente de empresas nacionales que trabajan en ese ámbito. Esta tendencia también trae aparejada la entrada en escena de nuevos protagonistas, por ejemplo, la Organización Mundial del Comercio, cuyos acuerdos sobre el comercio de equipo y servicios de telecomunicaciones han de contribuir considerablemente a forjar el paisaje de las telecomunicaciones del siglo XXI. Al mismo tiempo, la convergencia entre las telecomunicaciones, la tecnología de la información y las industrias del esparcimiento audiovisual hace menos clara la distinción entre tecnologías y equipos antes diferentes. Cada vez más las empresas y organizaciones que una vez ocupaban un nicho muy distinto al de la industria de las telecomunicaciones, por ejemplo, los fabricantes de equipo y programas informáticos, como IBM o Microsoft, y los foros industriales tales como el Foro ATM, el Foro ADSL o el Foro NMF, quedan dentro del ámbito de competencia de la Unión, y deben considerarse en la planificación de sus actividades futuras. La tecnología y diferentes mecanismos de fijación de precios de las empresas también está conduciendo al surgimiento de nuevas prácticas de explotación de la prestación de los servicios de telecomunicaciones. Algunas nuevas formas de comunicar, como Internet, ya escapan en gran medida a las estructuras tradicionales de precios y facturación, al mismo tiempo que han aparecido nuevas prácticas alternativas de llamadas, como las comunicaciones por operadora, que aprovechan las diferencias en el coste de las llamadas telefónicas de un país a otro. Estos factores, unidos al creciente ímpetu favorable a un entorno mundial de comercialización de las telecomunicaciones, tienden a hacer desaparecer estructuras consolidadas desde larga data, tales como el sistema internacional de tasas de distribución. Mientras tanto, la propia UIT está cada vez más sujeta a las restricciones financieras que afectan actualmente a todas las organizaciones dentro del sistema común de las Naciones Unidas. Los presupuestos se contraen, en la medida en que los Estados Miembros piden que las organizaciones internacionales se "ajusten el cinturón" y muestren más rigor en sus gastos. Aunque en el caso de la UIT las finanzas son sólidas, al situación puede agravarse por el hecho de que la cuantía de las contribuciones nacionales a la base financiera de la Unión se establece de forma totalmente voluntaria. Al mismo tiempo, la Unión descubre que su base tradicional de miembros, es decir, los gobiernos nacionales que hasta hace poco eran los proveedores de las redes de telecomunicaciones en sus países, deben asumir nuevas funciones ante la privatización generalizada de los operadores nacionales. Hoy en día, la función del gobierno en la infraestructura nacional de telecomunicaciones parecería ser cada vez más la de entidad reguladora, que de proveedora de servicios de telecomunicaciones. Aunque la labor de la Unión (a través de sus medidas de normalización y de gestión de los recursos de radiocomunicaciones, segmentos de satélite, etc.) en gran medida está orientada en provecho de esos operadores y fabricantes comerciales, las contribuciones de la industria representan sólo un modesto 13% del presupuesto de la Unión. En estas condiciones cada vez son más quienes opinan que es necesario un sistema de financiación más equilibrado, en virtud del cual las contribuciones sean más acordes a los beneficios extraídos. La industria ha reconocido la necesidad de un cambio en el sistema, pero estima que un aumento de la responsabilidad financiera debe estar inextricablemente ligado a una mayor influencia en las operaciones cotidianas de la UIT. Ello a su vez ha llevado a admitir que es necesario intensificar la participación del sector privado en las actividades de la Unión. La Conferencia de Plenipotenciarios de Kyoto recomendó asimismo que el Secretario General de la UIT emprendiera un estudio con miras a desarrollar un marco de atribución de costes y métodos de recuperación de costes como forma de fortalecer la base financiera de la organización. En efecto, el principio general de la aplicación de procedimientos de recuperación de los costes para los servicios de la UIT, de conformidad con las recomendaciones elaboradas por el Grupo de Trabajo UIT-2000, es una de las formas propuestas para reforzar la base financiera de la Unión sin necesidad de aumentar la cuantía general del presupuesto al que todos los miembros deben contribuir sin discriminación; ello es conforme al principio "el usuario paga", según el cual, los que extraen más beneficios de un servicio, en particular, de un servicio que es útil sólo para unos pocos, deben soportar en gran parte sus costes. Muchos consideran que la imposición de una mayor responsabilidad financiera al sector privado, unida a mayores atribuciones, así como la atribución plena de los costes y la recuperación de costes para productos y servicios específicos prestados por la Unión, son las mejores maneras de mantener la financiación de las actividades importantes de la Unión sin aumentar la carga financiera de forma indiscriminada para todos los Estados Miembros. UNA ÉPOCA DE CAMBIO En la Conferencia de Plenipotenciarios de la UIT celebrada en Niza en 1989 se reconoció la necesidad de reorganizar las funciones y actividades de la Unión a la luz de la rápida evolución del entorno de las telecomunicaciones. A estos efectos, se estableció un órgano conocido como el Comité de Alto Nivel (C.A.N.) encargado de llevar a cabo un examen a fondo de la estructura y el funcionamiento de la UIT, con miras a recomendar reformas que permitan a la organización hacer frente a los retos de los años venideros. La decisión de examinar las actividades de la Unión impuso la celebración de una Conferencia de Plenipotenciarios Adicional en Ginebra en 1992, con el objeto de adoptar las reformas estructurales consideradas necesarias habida cuenta de las recomendaciones del Comité de Alto Nivel. En esta Conferencia se procedió a una revisión sustancial de la estructura de la Unión y las actividades de sus principales departamentos, juntas y órganos asesores. Los principales diferentes órganos que llevaban a cabo las tareas cotidianas de la Unión, por ejemplo, la IFRB, el CCIR, el CCITT1 y el Departamento de Cooperación Técnica, se simplificaron y amalgamaron para constituir tres Sectores, a saber, el Sector de Normalización (UIT-T), el Sector de Radiocomunicaciones (UIT-R) y el Sector de Desarrollo (UIT-D). El UIT-T se ocupa de las cuestiones que afectan a Internet, la telefonía, el comercio electrónico, las tarifas y la numeración internacional. El UIT-R establece el marco regulatorio y técnico para la elaboración de sistemas móviles de tercera generación, televisión digital y nuevos tipos de sistemas por satélite, en apoyo de infraestructuras como los sistemas de comunicaciones móviles personales mundiales por satélite (GMPCS, conocidos también como grandes y pequeños LEO), así como la coordinación de la utilización del espectro de radiofrecuencias para todos los servicios inalámbricos y las órbitas de los satélites mundiales geoestacionarios y no geoestacionarios. El UIT-D se ocupa de la reforma del sector de las telecomunicaciones (privatización, liberalización y competencia) en los países en desarrollo, el fomento de asociaciones para la inversión en el mundo en desarrollo, el establecimiento de infraestructuras de la información y la prestación de asesoramiento a los gobiernos sobre cuestiones fundamentales como la reforma sectorial. A la conferencia de Ginebra siguió, dos años más tarde, en 1994, la Conferencia de Plenipotenciarios de Kyoto. Esta reunión, en la que se aprobó el primer Plan Estratégico cuadrienal de la Unión, hizo hincapié en la necesidad percibida de una mayor participación del sector privado en la labor de la Unión, y recomendó una modificación estratégica en el trabajo de la UIT, hacia un enfoque más orientado a la política, como complemento de su mandato técnico. Esta nueva dirección debía encargarse directamente, entre otras cosas, de establecer el Foro Mundial de Política de las Telecomunicaciones, que celebró en 1998 su primera reunión sobre GMPCS. Seis años después de esta reestructuración capital para la Unión, y cuatro años después de que la Conferencia de Kyoto reforzara la nueva dirección de la UIT, introduciendo medidas concretas para cambiar el enfoque de la organización y mejorar sus métodos de trabajo, cabe preguntarse cuáles son las cuestiones a las que la UIT deberá hacer frente en Minneápolis. PERTINENCIA E INFLUENCIA Dos importantes Resoluciones adoptadas en Kyoto -la Resolución 15, sobre el examen de los derechos y obligaciones de todos los Miembros de los Sectores de la Unión (es decir, los Estados Miembros y Miembros de los Sectores, a los que se hacía referencia anteriormente como los "Miembros con M mayúscula" y "miembros con m minúscula"), y la Resolución 39 sobre el fortalecimiento de las bases financieras de la Unión Internacional de Telecomunicaciones, han sentado las bases de gran parte de las actividades orientadas a la reforma de la UIT en los últimos meses. Con arreglo a la Resolución 15, se estableció un grupo de expertos encargado de analizar posibles cambios a las normas que rigen actualmente los diferentes derechos de los Estados Miembros y Miembros de los Sectores, con miras a extender la participación de los últimos en los procesos de adopción de decisiones de la Unión. En virtud de la Resolución 39, el Secretario General (a quien se había encargado la preparación de un informe sobre las diversas opciones, con miras a mejorar las modalidades actuales de financiación de la UIT) estableció un Grupo de Trabajo Especial encargado de asesorarle. Cada Grupo presentó su Informe al Consejo de la UIT que, a continuación, y habida cuenta de las interrelaciones entre las dos cuestiones, decidió refundir los dos Grupos en un Grupo Especial de amplio mandato, conocido como el UIT-2000. El propósito del UIT-2000 era examinar una amplia gama de cuestiones, a menudo complejas, que incluían la intensificación de la función del sector privado en el proceso de adopción de decisiones; la ampliación de la base de miembros; la racionalización de los métodos de trabajo; el mejoramiento de los arreglos financieros, la diversificación de las fuentes de financiación y el mejoramiento del antiguo sistema de contribuciones financieras. Se encargó al Grupo que redactara recomendaciones específicas sobre todos estos aspectos, que se someterían a consideración de la Conferencia de Plenipotenciarios de 1998. Se preveía que las recomendaciones del Grupo UIT-2000 trajeran aparejada una transformación de la UIT en una organización más dinámica y receptiva, que incorporara miembros procedentes de un ámbito de actividades más amplio que con anterioridad. Se vislumbraron nuevos cambios radicales, para garantizar que la UIT siguiera atendiendo con pertinencia las necesidades y preocupaciones de sus Miembros. El Grupo Especial UIT-2000 presentó su Informe preliminar al Consejo de la UIT en 1997. En este Informe se exhortaba a una serie de reformas, algunas de ellas de largo alcance, otras tal vez con menos repercusiones de los que muchos habían esperado. Se puso de manifiesto que uno de los principales puntos positivos de la UIT, a saber, su amplia base de Miembros, podía ser un inconveniente cuando se trata de cambiar completamente procesos y estructuras muy arraigados. El Grupo UIT-2000, obligado a servir de mediador entre la "guardia vieja" sumamente conservadora, por una parte, y un nuevo grupo de actores, a veces demasiado entusiastas, por la otra, se vio forzado a buscar un terreno de conciliación. El Sr. Berrada, Presidente del Grupo UIT-2000, y una figura muy conocida en las reuniones de la UIT, expresó el año pasado su descontento por no haber podido llegar a un consenso dentro del Grupo en lo que respecta a cambios más radicales. "Pese a que durante las deliberaciones del Grupo se propusieron algunas ideas bastante revolucionarias, los resultados no llegaron a satisfacer las esperanzas", dijo en un Informe al Consejo del año pasado. "Los cambios esbozados en las recomendaciones del Grupo UIT-2000 no han de traducirse en una condición intrínsecamente nueva para los miembros del sector privado, sino más bien han de centrarse en el mejoramiento de los métodos de trabajo. Además, el Grupo tampoco logró abordar eficazmente otras cuestiones fundamentales tales como el número y la duración de las reuniones importantes de la UIT, la necesidad de introducir cambios en la índole del trabajo de los tres Sectores de la Unión -que, pese a sus nuevos nombres, asumen en gran parte las mismas actividades que ejecutaban antes de 1992- y la necesidad de racionalizar y simplificar la estructura de las Comisiones de Estudio." LAS CUESTIONES EN ESTUDIO EN MINNEÁPOLIS No obstante el pesimismo que suscita la falta de propuestas radicales del Grupo Especial UIT-2000, se prevé que el debate sobre estas cuestiones en la "Plenipot. de Minneápolis" (como se la conoce en los círculos de la UIT) sea, por lo menos, muy intenso. Mientras que por una parte las fuerzas conservadoras se resisten a cambiar los antiguos métodos y prioridades de la Unión, una "nueva guardia" sigue haciendo presión para la creación de una nueva UIT que refleje mejor sus propios métodos de trabajo y aborde sus necesidades en un entorno de telecomunicaciones en rápida evolución. Estos miembros, muchos de los cuales son recién llegados a la UIT -por ejemplo, las empresas de programas informáticos, los programadores y los operadores de comunicaciones móviles- reconocen los méritos de una organización como la Unión, pero estiman necesario remodelarla para que se ajuste a sus marcos cronológicos y prácticas operacionales, a fin de que sea pertinente su labor. En el orden del día de la Conferencia de Minneápolis figura también la propuesta de Plan Estratégico para 2000-2003, la necesidad de definir las prioridades de la Unión en los próximos años, y la elección de los titulares para los cargos superiores de la Unión. Y si bien la necesidad de atraer una mayor participación del sector privado ha de ser un aspecto central de las deliberaciones, se prevé que el debate sobre algunas otras cuestiones también ha de ser intenso. Una de ellas es la política general de recuperación de costes, estrategia que ya han comenzado a adoptar varios departamentos dentro de la UIT como medio para hacer frente a la constante disminución de la base de recursos de la organización. Otra se refiere al mejoramiento de los mecanismos de rendición de cuenta para las actividades de la Unión. Con todo, la cuestión más polémica, aparte de los nuevos derechos y obligaciones para los miembros del sector privado, probablemente será la propuesta de cobrar a los Miembros de la UIT una tasa para la tramitación de algunas solicitudes de coordinación para sistemas por satélite. Esta actividad actualmente corre por cuenta de la Oficina de Radiocomunicaciones de la Unión, con cargo al presupuesto general de la UIT. Sin embargo, la asimetría en el número de notificaciones de satélites que presentan los Estados Miembros en la actualidad da como resultado una distribución muy despareja de los recursos que están al servicio de los miembros en su conjunto. CUESTIONES SOBRE SATÉLITES Desde el punto de vista de la UIT, la explosión de nuevos tipos de servicios por satélite con utilización de la órbita geoestacionaria tradicional y nuevas órbitas no geoestacionarias más bajas (por ejemplo, la nueva generación de sistemas LEO y MEO que se están desplegando) se ha reflejado en un aumento espectacular de la tarea de tramitación de las solicitudes para satélites en los últimos años. Además, se sigue sufriendo los efectos del problema cada vez más grave conocido como el de los "satélites ficticios", es decir, la presentación de un número excesivo de notificaciones para posiciones orbitales que no se necesitan. Con el florecimiento actual de la demanda de servicios por satélite, ese número excesivo de notificaciones se está volviendo cada vez más frecuente, motivado por la preocupación de que algunas posiciones orbitales solicitadas sean rechazadas antes del final del proceso de coordinación, o el deseo de acaparar segmentos de la órbita de satélites geoestacionarios y el espectro asociado, como "reserva" para posibles aplicaciones futuras o para alquilar o revender a mayor precio. Los "satélites ficticios" resultantes deben tenerse en cuenta cuando se coordinen satélites en el futuro, aunque en los hechos no correspondan a una necesidad real de comunicaciones. Ello perjudica innecesariamente a los intereses de otras administraciones y entorpece íntegramente el proceso. Además, los últimos análisis llevados a cabo por la UIT para el año 1995 han revelado que sólo 10 países y cinco organizaciones internacionales de satélites en la actualidad presentan el 80% de las notificaciones de satélites, mientras que 130 Miembros no utilizan en absoluto los servicios de la Oficina de Radiocomunicaciones, y deben con todo sufragar sus costes. Por consiguiente, muchos consideran que la aplicación de una política basada en el principio "el usuario paga" para las notificaciones de satélites por encima de un "umbral determinado y razonable", que sería con cargo al presupuesto ordinario, serviría como elemento disuasivo para las notificaciones superfluas de segmentos innecesarios de satélite y al mismo tiempo daría los medios para atender a las solicitudes de los usuarios muy frecuentes y darles un mejor servicio que corresponda a su contribución, mediante un procedimiento más rápido y adecuado. Si la UIT desea continuar trabajando dentro de sus rigurosas restricciones presupuestarias y prestar un servicio eficaz a los Miembros, en un entorno de gran crecimiento de la demanda de posiciones de satélite, la única solución equitativa parecería ser la aplicación de un sistema basado en el principio "el usuario paga", en virtud del cual las necesidades que superan un nivel considerado "razonable" son sufragadas por la organización que genera la carga de trabajo extraordinaria. CONECTARSE Otra cuestión que, según lo previsto, ha de suscitar mucha atención es la de la función de la UIT en nuevas actividades como Internet. A través de su labor de formulación de las normas que forman la base de la infraestructura mundial de comunicaciones, la UIT ya participa en gran medida en las tareas técnicas relativas al funcionamiento y la interconexión de redes IP, y mantiene una estrecha relación de trabajo con el Grupo de Tareas sobre Ingeniería de Internet, órgano responsable de la normalización de los protocolos Internet. En la actualidad la Unión estima que su participación en el desarrollo de Internet podría extenderse al ámbito de políticas y al seguimiento de la Conferencia celebrada en Ginebra en 1997, en que se propuso la reestructuración de los nombres de dominio de nivel superior de Internet. Esta propuesta, presentada por el Comité Especial sobre Internet, grupo independiente formado por representantes de un gran número de organizaciones relacionadas con Internet, entre ellas, la Internet Society, recibió un apoyo generalizado en todo el mundo. Sin embargo, los Estados Unidos han elaborado su propia propuesta, que ha suscitado preocupaciones en los círculos políticos y en la comunidad de Internet en su conjunto. Es seguro, pues, que una mayor participación de la UIT en la gestión y el gobierno de los sistemas Internet y otros nuevos sistemas de comunicaciones ha de ser un tema candente en Minneápolis. La reforma de la estructura de las reuniones de la UIT es también un aspecto problemático que la Conferencia deberá abordar. En la actualidad, muchos Miembros de la Unión se quejan del número y la frecuencia de las reuniones y conferencias a las que deben asistir. La Conferencia de Plenipotenciarios ha de examinar seguramente formas de aliviar la carga impuesta a los Miembros, en particular, en lo que respecta a las onerosas Conferencias Mundiales de Radiocomunicaciones, que actualmente representan una maratón de cuatro semanas cada dos años y suponen un gran volumen de complejo trabajo preparatorio para las delegaciones nacionales y la Oficina de Radiocomunicaciones, y ejerce gran presión sobre los recursos de la UIT. ELECCIONES Para muchos, una de las actividades principales de la Conferencia de Minneápolis será la elección de un nuevo Secretario General de la UIT, en sustitución del titular saliente, Dr. Pekka Tarjanne, de nacionalidad finlandesa. Con arreglo a las enmiendas a la Constitución de la Unión introducidas a principio de decenio se estipula un límite de dos mandatos para cualquier puesto de funcionario de elección de la Unión. El Dr. Tarjanne presta servicios como Secretario General de la UIT desde 1989, por lo que debería retirarse para ceder su lugar a un nuevo candidato en el curso del año. Entre los aspirantes actuales puede mencionarse al actual Secretario General Adjunto, el Dr. Henry Chasia, de nacionalidad keniana, junto con el Sr. Jonathan Parapak, Secretario General del Departamento de Turismo, Correos y Telecomunicaciones de Indonesia y Presidente del primer Foro Mundial de Política de las Telecomunicaciones de la UIT sobre GMPCS, celebrado en 1996, y el Sr. Yoshi Utsumi, Viceministro del Ministerio de Correos y Telecomunicaciones del Japón, que presidió la Conferencia de Kyoto. Además del cargo de Secretario General, deberán cubrirse los cargos de Secretario General Adjunto, Director de la Oficina de Normalización de las Telecomunicaciones, Director de la Oficina de Radiocomunicaciones y Director de la Oficina de Desarrollo de las Telecomunicaciones. El perfil de los candidatos, así como su programa y su visión del futuro de la UIT figuran en otro documento contenido en la carpeta de prensa PP-98. RESULTADOS Mucho después que la propaganda y el politiqueo se hayan acallado, la UIT deberá utilizar en su labor los resultados de la Conferencia de Plenipotenciarios de Minneápolis. La Unión, con sus infraestructuras arraigadas que se remontan a los primeros años de los servicios de telecomunicaciones, deberá tener la valentía de hacer un nuevo salto gigantesco en el futuro, so pena de quedar anacrónica. Si bien nadie espera que la reforma de la UIT asuma la velocidad desenfrenada de los cambios que transforman actualmente el entorno mundial de las telecomunicaciones, es preciso que la Unión dé a la comunidad internacional de telecomunicaciones una indicación clara y tangible de que, con todo, se está llevando a cabo una reforma, y se lo está haciendo rápidamente. El cometido y la pertinencia de la UIT en el futuro está en manos de los 1 500 delegados que representarán a sus países durante cuatro semanas en los salones y salas de reunión de Minneapolis Convention Center. Tenemos la posibilidad de definir nuevamente la función de la Unión para que siga dirigiendo, de manera justa y equitativa, el desarrollo futuro de las redes mundiales de telecomunicaciones, que cada vez más representan la savia de las economías nacionales. Su voluntad y valentía para adoptar las difíciles decisiones necesarias que permitan situar nuevamente a la UIT como entidad pertinente y fundamental en el paisaje de las telecomunicaciones del próximo milenio serán los factores que, en definitiva, han de decidir el destino de la Unión.n |
Producido por el Servicio de Prensa e Información Pública de la UIT