Para que los estudiantes se familiaricen con el equipo y los tipos de redes disponibles para atender las necesidades concretas de los organismos de intervención en situaciones de emergencia, desde los enlaces locales de servicios institucionales de respuesta en caso de emergencia hasta las redes internacionales utilizadas por las organizaciones internacionales humanitarias. En este tercer módulo también se examinan esos instrumentos de telecomunicaciones desde el punto de vista de su validez en función de la situación de los distintos países y de las limitaciones de cada sistema. Además, se tendrá en cuenta la función de los satélites de telecomunicaciones en las redes privadas y públicas.
Hoy en día las redes públicas ofrecen numerosos servicios, pero que son principalmente actividades comerciales. Para lograr que sean sostenibles a largo plazo, hasta las redes públicas establecidas como parte de proyectos de desarrollo deben funcionar sobre la base de la recuperación de los costos. Eso significa que se establecen sólo en zonas donde hay un número suficiente de posibles abonados, por lo cual incluso las zonas muy expuestas a peligros quizás sólo tienen una cobertura muy limitada. Una red de acceso público implica un riesgo inevitable de sobrecarga ante un evento inhabitual.
Estos dos factores, junto con las necesidades concretas de algunos servicios de emergencia, hacen que sea necesario crear redes con capacidad limitada, sin acceso público. La necesidad de enlaces de telecomunicaciones con funciones especializadas existe no sólo entre los servicios de emergencia y los organismos de respuesta ante las situaciones de catástrofe, sino también entre los usuarios, como las empresas privadas en el sector del comercio y la industria y, claro está el ejército.
En una situación de emergencia, no hay que perder de vista las redes privadas cuyos fines son distintos de los de emergencia, pues son recursos en potencia cuando se trata de utilizar los medios a disposición. En las secciones siguientes vamos a examinar qué tipo de redes de telecomunicaciones hacen falta para atender las necesidades concretas de los servicios de emergencia y los organismos de socorro en caso de catástrofe. Luego veremos también las posibilidades para aplicar las capacidades de algunas otras redes no públicas a las telecomunicaciones de emergencia.
Dado que se pueden instalar rápidamente y que funcionan en lugares imprevisibles, las comunicaciones que se emplean son las inalámbricas, las que están mejor agrupadas por lo que se refiere a su alcance. Los modos de comunicación son con frecuencia los que ya se han mencionado al examinar las redes públicas del módulo 2, y algunos aspectos técnicos especiales se abordarán en el módulo 4.
Las redes de radiocomunicaciones de corto alcance funcionan casi siempre en frecuencias del espectro radioeléctrico de ondas métricas ("Very High Frequency") y decimétricas ("Ultra High Frequency"). El alcance que permite esta parte del espectro de frecuencias es similar a lo que estamos acostumbrados con las estaciones de radiodifusión y televisión en modulación de frecuencia, generalmente un alcance de visibilidad directa, que depende de la topografía del terreno. La movilidad del equipo es sumamente importante en las redes que cubren el sitio afectado y sus inmediaciones; por ende, los transmisores y los receptores deben ser pequeños y livianos. Los que utilizan tales equipos son casi siempre los distintos trabajadores de socorro, o sea personas que necesitan instrumentos fiables y fáciles de utilizar que requieren solamente una formación mínima y que no dificulten la realización de sus actividades.
El tipo de equipo más común es el denominado "transceptor", que es una combinación de transmisor y receptor en un solo paquete. Los "walkie‑talkie" de mano del tamaño de un teléfono móvil suelen utilizados por las personas que trabajan en lugares afectados por una emergencia. Equipos similares del tamaño de una radio de automóvil se suelen instalar en vehículos que se utilizan dentro de la zona afectada. Los transceptores portátiles de mano funcionan con pequeñas baterías propias, y los transceptores móviles con la batería del automóvil en el que están instalados. La antena de una unidad portátil por lo general está directamente unida a esta última, mientras que la de una unidad móvil suele instalarse fuera del vehículo, preferentemente en el techo. [Ilustración 3.1] [Ilustración 3.2]
Los equipos y redes en las bandas de ondas métricas y decimétricas utilizan muy comúnmente el modo de explotación llamado "símplex". En todo momento, una estación puede únicamente recibir o transmitir. [Ilustración 3.3] Las consecuencias operacionales del uso de enlaces símplex en vez de conexiones "dúplex" [Ilustración 3.4], como las habituales en la red telefónica pública, se analizarán en el módulo 4 del presente curso.
La limitada energía contenida en las pequeñas baterías de un transceptor portátil y la muy limitada eficiencia de su a menudo muy corta antena limitan el alcance a la dimensión de unos pocos kilómetros en la mayoría de los terrenos o entornos. Los enlaces de visibilidad directa, como entre la cima de colinas o altos edificios, aumenta su alcance, que en buenas condiciones puede cubrir decenas o incluso centenares de kilómetros. Las estaciones móviles tienen más potencia, y, junto con sus antenas habitualmente más eficientes, pueden cubrir un alcance algo mayor.
El mismo tipo de equipo que se utiliza en los vehículos puede también servir como estación de base en una instalación fija, por ejemplo un centro de operaciones en el lugar. Tales instalaciones pueden usar antenas altamente eficientes, instaladas lo más alto posible en mástiles o edificios, y podrían incluso tener acceso a más energía de la que tendría habitualmente a su disposición una estación móvil. Una estación fija de ese tipo puede por consiguiente servir como estación de base o de control de una red de emergencia.
A través de la utilización de estaciones repetidoras se pueden lograr considerables mejoras con respecto al alcance de las redes en ondas métricas y decimétricas. Una estación repetidora se compone de un receptor, que recibe la señal de una estación portátil, móvil o de base, y de un transmisor, que retransmite esa señal. Para que esto sea posible, la estación repetidora debe escuchar la señal en una frecuencia o canal, y transmitirla en otra frecuencia o canal diferente. La estación que utiliza el repetidor debe hacer lo mismo, pero en el orden inverso. Una estación repetidora, que recibe y transmite al mismo tiempo, también necesita antenas separadas para recibir y transmitir, o bien una antena con un filtro muy eficaz llamado duplexor. Además del receptor y el transmisor, la estación necesita una unidad de control, que enciende el transmisor cuando se recibe una señal, y que puede tener otras características, como una identificación automática, que indique a los usuarios en qué estación repetidora están operando. [Ilustración 3.5] [Ilustración 3.6]
En función del número de usuarios, una red en ondas métricas o decimétricas puede ser bastante compleja y estar congestionada. Por consiguiente es obligatorio aplicar una disciplina estricta. Las directrices de explotación de una red vocal de ese tipo figurarán en un anexo al módulo 4 del presente curso.
Las redes en ondas métricas y decimétricas descritas más arriba se utilizan casi siempre para comunicaciones vocales, pero con el equipo adicional necesario también pueden transmitir datos. Es posible utilizar una combinación de ambos modos de comunicación, lo que permite características adicionales, como llamadas selectivas a estaciones individuales, o la transmisión de informes automáticos sobre la posición.
Las comunicaciones de alcance medio, es decir, por lo general con un alcance mayor que el de una red en ondas métricas con o sin estaciones repetidoras, son posibles en frecuencias del espectro de ondas decamétricas, también conocidas como bandas de ondas cortas. Como bien saben por los oyentes de radiodifusión en ondas cortas, la propagación de las ondas radioeléctricas en esta parte del espectro sigue diferentes reglas, y las condiciones cambian, en función de la hora del día y de varios otros factores. Las ondas se desplazan de dos maneras diferentes: de modo directo, siguiendo la superficie de la tierra, y a través de reflexiones en las capas superiores de la atmósfera. La dimensión de una antena eficaz depende de las frecuencias o longitudes de onda utilizadas. La longitud de onda en frecuencias de ondas métricas y decimétricas utilizadas para las redes descritas más arriba es de 30 centímetros a 3 metros, mientras que la de las bandas de ondas decamétricas u ondas cortas es de 10 a 100 metros. Las antenas de ondas decamétricas son en consecuencia mucho más grandes que las antenas de ondas métricas o decimétricas. Para instalar dichas antenas o la propia estación radioeléctrica se necesitan los conocimientos especializados de un técnico, y para utilizar de manera eficaz los enlaces en ondas decamétricas hace falta cierta formación básica. Los enlaces en ondas cortas se ven más afectados por la interferencia causada por una multitud de fuentes, y puede ser que resulte algo más difícil comprender la voz que en el caso de los enlaces en ondas métricas y decimétricas. Por eso las estaciones fijas utilizan con frecuencia operadores capacitados, que pueden garantizar que el equipo se utilizará de manera idónea.
Las estaciones en ondas decamétricas son casi siempre transceptores, como los descritos más arriba, pero un volumen y un peso normalmente superiores, lo que limita su uso a las estaciones fijas o móviles. Sin embargo son capaces de cubrir áreas más extensas sin estaciones repetidoras. Los modos de comunicación por redes en ondas decamétricas de alcance medio son vocales y datos, también con la opción de combinar ambos modos, al igual que en el caso de las ondas métricas y decimétricas. [Ilustración 3.7]
Las comunicaciones de largo alcance son otra capacidad de las bandas de ondas decamétricas u ondas cortas. Sobre las grandes distancias cubiertas por enlaces internacionales o intercontinentales, las condiciones de propagación se vuelven incluso más importantes y resulta indispensable tener antenas eficaces. Los modos datos son el tipo de funcionamiento predominante; son modos que permiten conexiones sin errores incluso en condiciones críticas. La habilidad de los operadores es un factor esencial en las redes de largo alcance.
Esos enlaces de onda corta seguirán siendo siempre el pilar de las telecomunicaciones de emergencia a larga distancia. Una gran ventaja de las redes de onda corta es que no dependen de otra infraestructura aparte del equipo que ya está bajo control directo de los usuarios. La inversión inicial para establecer una red privada es por lo general muy superior a la que se necesita para acceder a una red pública, pero su utilización cuesta normalmente mucho menos. Un proveedor de servicio que explota una red pública necesita recuperar la inversión inicial en infraestructura, así como los costos de mantenimiento y explotación de la red, y para ello cobrará cánones recurrentes en función de la duración de las llamadas o la cantidad de datos transmitidos.
Las redes propias privadas, en muchos casos, no sólo son la solución más apropiada cuando los organismos de respuesta en situaciones de emergencia y los equipos de socorro en caso de catástrofe tienen necesidades de telecomunicación especiales, sino que, a largo plazo, también pueden ser la solución más económica. Los grupos de usuarios distintos de los involucrados en operaciones de emergencia utilizan las redes no públicas, y en muchos casos estas instalaciones de telecomunicaciones pueden contribuir asimismo a cubrir las necesidades de telecomunicaciones de emergencia.
La radiocomunicación es la única forma de telecomunicación de que disponen los buques en el mar. El servicio de radiocomunicaciones marítimas tiene sus propias estructuras y reglas. Más allá de su actividad como medio de contacto entre buques y estaciones costeras especializadas, este último generalmente proporciona enlaces con redes públicas de telecomunicaciones, con lo cual ofrece a los buques la posibilidad de comunicarse con los abonados a las redes telefónica pública y de datos.
En el servicio marítimo los modos de comunicación son los de voz y de datos. El télex solía ser muy común, pero el correo electrónico está sustituyendo cada vez más esta forma de mensajes escritos. El servicio marítimo utiliza canales fijos internacionalmente definidos dentro de las bandas asignadas a este servicio tanto en la gama de las ondas métricas como de las ondas cortas. Estas bandas son distintas de las atribuidas a los servicios fijo terrestre y móvil terrestre; la comunicación entre las estaciones de diferentes servicios no está normalmente autorizada y a menudo no es técnicamente posible.
Si la comunicación entre estaciones del servicio marítimo resulta necesaria en una situación de emergencia, esa explotación está autorizada en virtud de la regla general que permite la utilización de todos los enlaces de telecomunicaciones disponibles para el tráfico de emergencia. En una situación de ese tipo, una estación terrestre tratará de ponerse en contacto con una estación costera del servicio marítimo; tales estaciones mantienen una vigilancia por radio permanente, en frecuencias específicas comunicadas al público, y pueden ayudar a transmitir un mensaje de emergencia a través de su propia red o de una red pública.
Para las operaciones de logística puede ser necesario comunicarse con buques que transportan suministros de socorro. Las modalidades de contacto directo con un buque de ese tipo deberían, en lo posible, acordarse de antemano con el armador. Si está previsto un tráfico de ese tipo y tiene que efectuarse en canales atribuidos al servicio marítimo, sólo un operador que conozca los procedimientos en las telecomunicaciones marítimas debería tratar de establecer un contacto de ese tipo.
Para obtener más información sobre el servicio marítimo véase el Manual sobre Telecomunicaciones de Emergencia de la UIT, Parte 2, Capítulo 4.2. |
Lo que ya se ha dicho más arriba con respecto al servicio de radiocomunicaciones marítimas se aplica en su mayor parte también al servicio aeronáutico. También este servicio utiliza frecuencias o canales definidos internacionalmente en las bandas de ondas métricas, decimétricas y decamétricas que le han sido atribuidas.
Si las operaciones de logística, como en el caso de suministros de socorro lanzados en paracaídas en un lugar alejado, requieren comunicaciones directas con una aeronave, esas comunicaciones deben preverse con anticipación. El equipo en la banda de ondas métricas utilizado a bordo de una aeronave no es compatible con el que se utiliza en las redes terrestres. En consecuencia, es necesario equipar una estación terrestre con un transceptor para el servicio aeronáutico (el llamado equipo de radiocomunicaciones de banda aérea) o equipar la aeronave con una radio del servicio móvil terrestre. Esta última solución es más difícil de llevar a la práctica, porque en la aeronave tendría que instalarse además una antena adicional. Para operar dentro del servicio aeronáutico se requieren conocimientos que sólo un técnico debidamente capacitado tiene. Debido a la gran importancia que reviste este servicio para la seguridad del tráfico aéreo, cualquier operación de ese tipo debe ser planificada con sumo cuidado.
Para obtener más información sobre el servicio aeronáutico véase el Manual sobre Telecomunicaciones de Emergencia de la UIT, Parte 2, Capítulo 4.3. |
Un instrumento particularmente útil para las telecomunicaciones de emergencia es el servicio de radioaficionados, que ofrece una red mundial de estaciones de radiocomunicaciones que funcionan sin más infraestructura que el equipo utilizado por cada uno de los operadores. Numerosas estaciones son particularmente resistentes a las catástrofes gracias a fuentes de energía independientes. Lo que es muy importante, sin embargo, es que los diestros voluntarios que operan esas estaciones saben muy bien cómo establecer los enlaces de comunicación en las peores condiciones y con medios muy limitados.
Del mismo modo que los servicios marítimos y aeronáuticos, el servicio de radioaficionados es un servicio de telecomunicaciones reconocido. Para obtener una licencia de radioaficionado, el operador debe aprobar un examen, administrado o reconocido por las correspondientes autoridades estatales. Más allá de las calificaciones técnicas y operacionales requeridas para el examen, los operadores de estaciones de radioaficionados perfeccionan continuamente sus conocimientos y siguen cursos especializados en telecomunicaciones de emergencia. En muchos países, las asociaciones nacionales de radioaficionados han establecido una cooperación permanente con los proveedores de servicios de emergencia y las organizaciones de socorro en caso de catástrofe y los radioaficionados participan regularmente en cursos de capacitación y ejercicios de respuesta en situación de emergencia. La Unión Internacional de Radioaficionados, que es la organización que reúne a todas las asociaciones nacionales de radioaficionados, tiene un acuerdo de cooperación con las Naciones Unidas y participa en la labor de la Unión Internacional de Telecomunicaciones (UIT) sobre telecomunicaciones de emergencia.
Los reglamentos internacionales no permiten por lo general que los mensajes de terceras partes sean tratados por estaciones del servicio de radioaficionados. Algunas administraciones permiten el tratamiento de los mensajes con contenido estrictamente no comercial, y dado el carácter no lucrativo del servicio, todas las actividades de ese tipo deben ser gratuitas. Reconociendo la importancia que tiene el servicio de radioaficionados en las telecomunicaciones de emergencia, la Conferencia Mundial de Radiocomunicaciones de la UIT (Ginebra, 2003) ha modificado recientemente las correspondientes reglamentaciones. Hoy en día se insta a las autoridades nacionales que regulan el servicio de radioaficionados en cada país a permitir el tráfico de terceros en situaciones de emergencia y de catástrofe, así como durante las actividades de formación conexas.
Las telecomunicaciones de emergencia tienen una larga tradición y son una parte importante de las actividades del servicio de radioaficionados [ejemplo 3.8]. En la actualidad, al igual que durante los últimos 100 años de historia de las radiocomunicaciones, los radioaficionados están a menudo en primera línea de la evolución tecnológica y, sobre todo, son "hombres y mujeres de radio" en el verdadero sentido de la palabra. La utilización de equipos de radiocomunicaciones es parte de nuestra vida cotidiana, pero cuando no se dispone de medios fáciles de utilizar los teléfonos móviles, la destreza de los radioaficionados es un recurso inapreciable.
Es por esta razón que muchos radioaficionados no sólo participan en servicios voluntarios de intervención en situaciones de emergencia o cuando ocurre una catástrofe, sino que también ocupan cargos de alto nivel como directores de telecomunicaciones de emergencia en numerosas organizaciones. Cada vez que se elaboren planes de preparación para las telecomunicaciones de emergencia es preciso ponerse en contacto con los clubes locales y asociaciones nacionales de operadores radioaficionados.
Para obtener más información sobre el servicio de radioaficionados véase el Manual sobre Telecomunicaciones de Emergencia de la UIT, Parte 2, Capítulo 5, y <www.iaru.org>
Entre esos servicios figuran las redes explotadas por proveedores institucionales de servicios de emergencia, como policía, cuerpos de bomberos y servicios de ambulancia. Éstos utilizan casi siempre redes en ondas métricas y decimétricas, a menudo con estaciones repetidoras, y siempre con un alcance que corresponde a su zona de operación habitual. En zonas más amplias de muy reducida densidad demográfica, también pueden utilizar sistemas de alta frecuencia para sus necesidades. Las redes de ondas decamétricas pueden en tales casos también servir para fines didácticos y de otro tipo, y pueden ser los únicos enlaces de comunicación disponibles en situaciones de emergencia.
La utilización de radiocomunicaciones para fines personales o profesionales está permitida en diversas formas por las autoridades de diferentes países. Las licencias se otorgan en algunos casos únicamente a personas o empresas que necesitan específicamente esa utilización (empresas de construcción, servicios de mensajería, servicios de entrega de pizza, etc.) y en otros casos a cualquier persona mediante una simple solicitud (banda ciudadana, equipos de radiocomunicaciones móviles personales). Los equipos utilizados deben en todo caso estar homologados y la potencia está estrictamente limitada para proteger a los demás usuarios contra las interferencias.
Para saber qué redes de comunicaciones terrestres no públicas existen en una zona determinada, es necesario que sean parte integrante de un plan de preparación de telecomunicaciones de emergencia.
Los servicios de radiocomunicaciones para fines distintos de la comunicación comprenden los servicios de navegación. El usuario del servicio, en la mayoría de los casos, sólo recibe señales y no necesita transmitir. Un dispositivo de radionavegación muy conocido es el sistema mundial de determinación de la posición (GPS). Con un receptor GPS manual o móvil el usuario determina con precisión dónde se encuentra. Esa información puede entonces enviarse a través de una red de telecomunicaciones, con lo cual una estación de base determina rápidamente la posición de estaciones móviles o portátiles de su red. Este envío puede incluso ser automático, una capacidad que existe en diferentes sistemas.
Un adelanto relativamente reciente es la red "inalámbrica" de muy corto alcance, por lo general inferior a los 100 metros, comúnmente utilizada para facilitar enlaces entre ordenadores personales y ordenadores portátiles, así como para las conexiones entre éstos y redes más amplias, incluida Internet. Esas redes funcionan en bandas de frecuencias atribuidas específicamente a este tipo de comunicaciones de datos y el usuario normalmente no necesita obtener una licencia de radiocomunicaciones.
Su utilización en las telecomunicaciones de emergencia se limita casi siempre a conexiones dentro de un centro de operaciones situado en el lugar, que proporcionan acceso a los enlaces de telecomunicaciones reales entre ese establecimiento temporal y el "mundo exterior". Una red de área local inalámbrica o "LAN inalámbrica" puede facilitar considerablemente la cooperación entre los colaboradores en operaciones de socorro y permite compartir los enlaces de telecomunicaciones al otorgar a un conjunto de usuarios el acceso a una sola conexión exterior.
Los enlaces a través de satélites son parte de muchas de las redes de servicios de telecomunicaciones públicos y privados. El enlace con un satélite es normalmente un enlace de "visibilidad directa", y las frecuencias en la gama de las ondas decimétricas o incluso más altas son por consiguiente perfectamente adecuadas incluso para las comunicaciones intercontinentales. La condición es, naturalmente, que el satélite pueda "ver" las dos estaciones terrenas que intervienen en las telecomunicaciones de emergencia, es decir, por lo general, una en el sitio de la catástrofe y otra en otro país o incluso en otro continente.
Para los servicios públicos, los enlaces por satélite no son nada más que sustitutos muy eficaces de conexión a teléfonos móviles o terminales de datos o para cables de larga distancia de redes nacionales e internacionales. En las redes privadas dos o más estaciones están conectadas entre sí a través de un satélite.
La zona de la superficie terrestre que pueden cubrir las antenas de un satélite determina la cobertura del satélite. Esta zona se denomina la "huella" del satélite y puede abarcar toda la superficie "visible" desde el satélite o regiones de particular importancia para la red que sirve el satélite. Para las telecomunicaciones se utilizan sobre todo dos tipos de satélite fundamentalmente diferentes:
Los satélites geoestacionarios están ubicados en una órbita por encima del Ecuador y giran a una velocidad que corresponde a la de la rotación de la Tierra. Esta posición puede mantenerse únicamente a una distancia específica de la Tierra. Todos los satélites de este tipo están alineados alrededor del globo como las perlas de un collar. Son estacionarios, lo cual permite la utilización de antenas muy directivas y por consiguiente muy eficaces, sin que sea necesario ajustar continuamente la posición de la antena. Es preciso usar antenas de gran calidad, porque la larga distancia hasta los satélites geoestacionarios se puede cubrir únicamente mediante señales intensas. [Ilustración 3.8]
La "antena de satélite" o antena parabólica utilizada para recepción de televisión es la típica para las antenas fijas de gran calidad utilizadas con los satélites geoestacionarios. Se utilizan antenas parabólicas más grandes no sólo para recibir, sino también para transmitir y recibir elevados volúmenes de datos hacia y desde los satélites de telecomunicaciones. Cuanto más cerca se encuentre la estación terrena, o el usuario, del Ecuador, mayor será el ángulo vertical o la elevación de la antena. Sobre el Ecuador, la antena estará prácticamente "acostada". Un satélite geoestacionario no puede cubrir las zonas polares. [Ilustración 3.9]
Los satélites no geoestacionarios pueden estar situados en una multitud de órbitas. Las órbitas inferiores requieren velocidades más elevadas, y por consiguiente un satélite de ese tipo rodeará la Tierra varias veces por día. Las órbitas mucho más bajas permiten sin embargo la utilización de antenas menos eficaces y muy baja energía, con lo cual es posible utilizar incluso teléfonos manuales sin antenas de gran calidad. Las órbitas de los satélites no geoestacionarios suelen estar concebidas de manera que se cubra la totalidad de la Tierra, incluidas las regiones polares. [Ilustración 3.10] [Ilustración 3.11]
El propietario u operador de un satélite de telecomunicaciones suele ser una empresa comercial. Con frecuencia el operador arrienda capacidad o anchura de banda del satélite a uno o más proveedores de servicios, quienes a su vez venden sus servicios al usuario. En las redes públicas, esos usuarios son sobre todo los proveedores de servicios de redes públicas; en cuanto a las redes privadas, los usuarios reales alquilan anchura de banda para sus necesidades específicas.
Teniendo presentes estos hechos básicos, examinaremos ahora algunas de las redes de satélites típicas utilizadas en las telecomunicaciones de emergencia. Para obtener más información sobre los sistemas mencionados a continuación se pueden consultar sus sitios web respectivos.
Inmarsat fue el primer proveedor de servicios móviles de telecomunicaciones por satélite. Centrados inicialmente en las necesidades del servicio marítimo, rápidamente también resultaron muy populares entre los usuarios que necesitaban comunicarse con lugares alejados y aislados. Diferentes tipos o "normas" de los equipos Inmarsat permiten la transmisión de voz y de datos. Las estaciones en tierra de Inmarsat proporcionan conexiones con todo tipo de redes públicas. Inmarsat utiliza satélites geoestacionarios, ubicados sobre los Océanos Atlántico, Pacífico e Índico, con lo cual cubren la totalidad de la Tierra, salvo las regiones polares.
En las operaciones de emergencia, los terminales de Inmarsat son muy convenientes para las instalaciones fijas temporales, ya que sus antenas directivas deben orientarse hacia el satélite. Para aplicaciones móviles en buques o vehículos en movimiento, se necesitan sistemas complejos para corregir continuamente la posición de la antena. Dado que utiliza solamente 4 satélites, cada uno de los cuales cubre aproximadamente la cuarta parte del mundo, y tiene la capacidad de proporcionar un gran número de enlaces simultáneos, la red Inmarsat es menos propensa a la sobrecarga que las redes públicas terrenales.
Thuraya es un sistema geoestacionario que da cobertura sólo a una parte de la Tierra. Sus satélites utilizan antenas de gran potencia, muy grandes y de gran calidad, lo cual permite las comunicaciones con teléfonos manuales de baja potencia no mucho más grandes que los teléfonos móviles normales. Hasta cierto límite, los teléfonos Thuraya también permiten la comunicación de datos cuando están conectados con un ordenador portátil u otro equipo periférico. Las antenas de los teléfonos son más grandes que las de un teléfono móvil terrenal, pero no hace falta orientarlas con precisión. Para el usuario, el teléfono Thuraya es sencillamente un teléfono móvil con cobertura mundial. Cuando se utilice dentro de la cobertura de una red de telefonía celular GSM terrenal, se conectará a esa red en lugar de establecer contacto con el satélite. Eso es particularmente útil cuando el usuario está en interiores; a diferencia de los teléfonos móviles, los teléfonos por satélite normalmente no pueden funcionar dentro de los edificios.
Iridium y Globalstar son sistemas no geoestacionarios típicos. En ambos casos, numerosos satélites rodean la Tierra, con lo cual cada punto de su superficie se encuentra en todo momento dentro de la cobertura de por lo menos un satélite. La cobertura de Iridium es verdaderamente mundial, ya que las llamadas se envían desde el satélite en contacto con el abonado a través de otros satélites hasta que se alcance uno que está en contacto con la estación en tierra. En el sistema Globalstar, un satélite necesita estar en contacto con el abonado y con una estación en tierra al mismo tiempo, y el reducido número de esas estaciones limita la cobertura del sistema. Al igual que los teléfonos Thuraya, los equipos Iridium y Globalstar se conectan automáticamente a través de una red de telefonía móvil terrenal, siempre que exista un servicio de ese tipo.
Los sistemas no geoestacionarios son algo más propensos a la sobrecarga que los sistemas geoestacionarios, porque cada satélite cubre solamente una área relativamente pequeña y puede cursar menos comunicaciones simultáneas que los satélites geoestacionarios de gran cobertura. Un repentino aumento de la demanda en la zona cubierta por un satélite puede por consiguiente saturar más fácilmente su capacidad. En las telecomunicaciones de emergencia, todos los sistemas mencionados más arriba tienen sus aplicaciones. En algunas partes del mundo se utilizan otros sistemas, y la tecnología de las telecomunicaciones por satélite está evolucionando con gran rapidez.
En las redes privadas, los enlaces por satélite pueden sustituir las radiocomunicaciones terrenales a larga distancia. Debido al tipo de antenas utilizadas, se los denomina VSAT, lo que significa sistemas de "terminales de muy pequeña abertura". El usuario arrienda canales en un satélite, explotado por un operador comercial de satélites de telecomunicaciones. Por lo tanto la red ya no está totalmente bajo el control del usuario, pero sigue siendo una red privada, puesto que no proporciona un servicio al público. Los terminales y todos los equipos conexos en ambos extremos de un enlace VSAT son proporcionados por el usuario.
Los enlaces VSAT son útiles cuado se requiere una mayor anchura de banda que la de los radioenlaces de onda corta. Una red VSAT ofrece canales de voz y de datos; el costo de un enlace de ese tipo es muy superior al de un radioenlace de onda corta. Un enlace VSAT puede sin embargo, si sus terminales están conectados con el equipo periférico apropiado, transportar servicios de banda ancha como los que se necesitan para tener pleno acceso a Internet. En las telecomunicaciones de emergencia, los sistemas VSAT no se utilizan comúnmente durante la fase inicial de respuesta rápida, pero son herramientas muy valiosas en las operaciones de más larga duración. Los usuarios son generalmente las organizaciones internacionales, pero los sistemas VSAT también tienen numerosas aplicaciones comerciales en los sectores del comercio y la industria.
Para instalar una red VSAT se necesitan en todo caso conocimientos especializados. Para obtener más información sobre VSAT consultar www.gvf.org/index.cfm.
La cooperación es la clave del éxito en las operaciones de respuesta ante una emergencia. Como toda interacción de tipo social, la cooperación en una situación de emergencia depende de la buena voluntad de los colaboradores. Para llevar a cabo la actividad de cooperación deseada, es indispensable una comunicación entre todos ellos; las telecomunicaciones contribuyen a ello, pero, sin embargo, no pueden reemplazar la voluntad inicial de trabajar juntos y de aceptar la coordinación.
En el caso de las telecomunicaciones de emergencia, la solución ideal sería la total interoperabilidad. Pero, por razones técnicas, esta última no siempre es posible. Las interfaces ofrecen la siguiente mejor solución; los puntos de conexión entre diferentes redes pueden enviar información que necesita ser intercambiada entre usuarios de redes diferentes que son incompatibles desde el punto de vista técnico u operacional.
En el caso de ambas soluciones arriba mencionadas es necesario que existan mecanismos de coordinación. Como toda cooperación, la coordinación requiere la voluntad de trabajar juntos y de compartir información y recursos. Los planes de preparación para las telecomunicaciones de emergencia tienen que incluir las modalidades y los mecanismos de interacción o, cuando sea posible, tratar por lo menos de lograr la interoperabilidad.
Entre las redes de radiocomunicaciones en ondas métricas, decimétricas y decamétricas, la interoperabilidad depende sobre todo de dos factores: los modos de comunicación y las frecuencias de comunicación. Las estaciones equipadas para la comunicación vocal en ondas métricas o decimétricas utilizan la modulación de frecuencia, un modo que asegura una buena calidad de sonido, gran resistencia a las interferencias, y un equipo de utilización más sencilla. Todas funcionan en las gamas o bandas de frecuencias internacionalmente atribuidas al servicio móvil terrestre, y por consiguiente la interoperabilidad es sobre todo cuestión de frecuencias o canales comunes. Hasta una estación repetidora puede ser compartida entre diferentes grupos de usuarios, si todos se ponen de acuerdo sobre los procedimientos operacionales aplicables. Los límites en la práctica se determinan por el tamaño de una red de ese tipo; dado que sólo una estación a la vez puede transmitir, es fácil que se produzca una congestión en la red.
En una red local, este problema se puede resolver mediante el establecimiento de planes de red que atribuyan canales a redes distintas para la comunicación entre grupos individuales de usuarios, además de una red común, lo cual permite el intercambio de información entre esos grupos de usuarios. Así se puede utilizar el mismo equipo, pero la eficacia de una red combinada de este tipo requiere disciplina y la rigurosa observancia de los procedimientos establecidos por parte de todos los usuarios.
En las redes de alcance medio y de largo alcance, la solución puede ser similar. Sin embargo su aplicación resulta más compleja debido a aspectos técnicos, y será necesario un asesoramiento especializado para asegurar la interoperabilidad a nivel técnico y operacional. Las redes internacionales incluyen estaciones que se rigen por diferentes reglamentaciones nacionales, lo que puede restringir su capacidad de atenerse a un concepto de frecuencias compartidas. Tendremos que estudiar esta cuestión más detenidamente cuando examinemos los asuntos reglamentarios en el marco del módulo 5 de este curso.
Las interfaces son indispensables cuando se ha de establecer la comunicación entre usuarios de diferentes modos de comunicación. Una estación de radiodifusión en ondas métricas no puede en ningún caso comunicar con una estación en ondas decamétricas, y lo mismo se aplica al intercambio de información entre una estación que funciona en modo vocal y otra que utiliza el modo datos. Un teléfono no puede "conversar" con una máquina de fax, y un receptor de radiodifusión en frecuencia modulada no puede oir programas de radiodifusión en onda corta.
La mayor parte de las interfaces deben utilizarse manualmente. Requieren la intervención de un operador, que recibe la información desde una red y la retransmite en otro formato y modo por otra red. En algunos casos, las interfaces automáticas son posibles; un ejemplo de ello es la "conmutación telefónica", mediante la cual una estación fija puede establecer una conexión entre una estación móvil y un abonado a la red telefónica pública. En ciertos casos, incluso redes que utilizan diferentes modos pueden comunicar automáticamente; citemos como ejemplo las llamadas telefónicas efectuadas desde un ordenador con conexión Internet a abonados de la red telefónica pública (el modo se conoce como "voz por IP" donde IP significa "Protocolo de Internet") o la transmisión de mensajes de fax desde y hacia terminales conectados a Internet.