Plenipotentiary Conference 1998 -- Minneapolis USA

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La UIT abre camino a la evolución de los sistemas de tercera generación

Las batallas tecnológicas de los sistemas móviles de segunda generación parecen adentrarse en el futuro. La evolución hacia la tercera generación ofrece al mundo la oportunidad de establecer una norma mundial única que abarque a una federación de sistemas con todos los beneficios que ello supondría para los consumidores, vendedores y operadores. ¿El mundo puede permitirse desperdiciar esa oportunidad?

El increíble aumento de la demanda de comunicaciones móviles ha sido el fenómeno tecnológico y comercial sobresaliente de fines del siglo XX. En menos de 20 años, el número de abonados mundiales a los servicios de comunicaciones inalámbricos ha ascendido a más de 200 millones, cifra que -según las previsiones- se remontará a más de 500 millones en los primeros años del siglo XXI. Indudablemente, el detonador del auge de los servicios inalámbricos fue la introducción de tecnologías celulares digitales de segunda generación tales como GSM, AMDC y AMTD. La multiplicidad de normas dispares que caracterizó a los sistemas analógicos de la primera generación tendía a frenar el crecimiento del mercado. Los nuevos servicios y funcionalidades ofrecidos por estas tecnologías digitales sirvieron como complemento de las capacidades de comunicación vocal de los sistemas celulares de la primera generación y propiciaron la expansión del mercado mundial. Ahora que se acerca el nuevo milenio, el mundo de las telecomunicaciones inalámbricas para mientes en la tercera generación.

La evolución de las comunicaciones inalámbricas de tercera generación es un paso fundamental hacia un nuevo mundo. Desde su creación, el principal impulsor del mercado de comunicaciones móviles ha sido la necesidad de atender la demanda de telefonía vocal, esto es, de comunicaciones telefónicas persona a persona. La tercera generación es un giro copernicano para el mundo de las comunicaciones móviles multimedios, como resultado del cual los usuarios tendrán acceso no sólo a los servicios vocales, sino también a las

transmisiones de vídeo, imagen, texto, gráficos y datos. La capacidad de las tecnologías de tercera generación será prácticamente ilimitada, pues se ofrecerá a los usuarios servicios tales como videoconferencia, acceso a Internet y a las Intranet empresariales, la posibilidad de navegar por la World Wide Web y toda una serie de modernas aplicaciones. Las tecnologías de tercera generación darán lugar a nuevos sectores de actividad económica: comercio electrónico móvil, compras interactivas, servicios educativos y recreativos, entre muchos otros. Las capacidades de tercera generación se obtendrán gracias a la introducción de nuevas tecnologías de comunicaciones de datos capaces de ofrecer velocidades de datos muy superiores a las correspondientes a las tecnologías de segunda generación. Según las especificaciones de la UIT para los sistemas de la tercera generación, éstos serán capaces de transmitir datos a 144 kbit/s a un abonado que se desplaza rápidamente, a 384 kbit/s a un abonado que se desplaza lentamente, y a 12 Mbit/s en un entorno fijo, lo que supone un notable avance con respecto a los actuales servicios móviles de datos.

La clave para el éxito de todo nuevo adelanto tecnológico es la normalización. En términos ideales, la tercera generación de comunicaciones móviles se basará en una norma mundial única que abarcará cierto número de sistemas idóneos para el interfuncionamiento. Dado que los proveedores, fabricantes, operadores y clientes funcionan cada vez más a nivel mundial, éstos sólo podrán disfrutar realmente los beneficios de las comunicaciones de tercera generación si se establece una sola norma mundial. En su calidad de única organización de telecomunicaciones auténticamente mundial, la UIT se halla en condiciones ideales para preconizar y materializar el establecimiento de una norma única e impulsar la evolución hacia la tercera generación.

La ruta a las IMT-2000

En las primeras fases de la evolución del mercado celular mundial, la UIT advirtió que iba a ser necesario seguir una trayectoria evolutiva desde los sistemas analógicos de primera generación, pasando por los sistemas digitales de segunda generación, hasta llegar a los sistemas móviles multimedios de tercera generación a principios del siglo XXI. A fines del decenio de 1980 la UIT inició la evolución de la tercera generación al definir los requisitos de los Futuros Sistemas Públicos de Telecomunicaciones Móviles Terrestres (FSPTMT). Los trabajos encaminados al establecimiento de la norma FSPTMT comenzaron bajo la égida de la UIT y, en 1992, la Conferencia Mundial de Radiocomunicaciones asignó una porción de espectro a los FSPTMT en la banda de 2 GHz. Cuando empezó a tomar impulso el mercado celular mundial y comenzaron a establecerse las normas de la nueva segunda generación, la UIT creó el concepto de IMT-2000 para la tercera generación,

pues advirtió que en los albores del nuevo milenio los requisitos de los usuarios de servicios de banda ancha serían cada vez más complejos.

Las IMT-2000 son una iniciativa de la UIT encaminada a ofrecer acceso inalámbrico a la infraestructura mundial de telecomunicaciones a través de una combinación de sistemas de satélite, terrenales, fijos y móviles. Se está desarrollando sobre la base del concepto de "familia de sistemas", definido como una federación de sistemas que ofrece la capacidad del servicio IMT-2000 a los usuarios de todos los miembros de la familia, en un contexto de itinerancia mundial. La finalidad de las IMT-2000 es alcanzar, por conducto de las actividades de normalización de la UIT, el objetivo de ofrecer a los clientes capacidades de itinerancia mundial y conectividad en todo momento y en todo lugar. Esa conectividad se extenderá para abarcar la itinerancia en múltiples redes: fijas y móviles, sin cordón, celulares y de satélite. La introducción de una norma mundial única para la tercera generación permitirá hacer economías a escala masivas en la fabricación de equipos, y de ese modo pondrá las comunicaciones mundiales al alcance de todos los habitantes del planeta. La intensificación de la competencia hará bajar las tarifas y la tecnología de tercera generación permitirá concebir nuevas funcionalidades, servicios y aplicaciones. El establecimiento de una norma inalámbrica única de tercera generación también aportará considerables beneficios a los países en desarrollo, y contribuirá al logro del objetivo de la UIT de superar las disparidades entre los países industrializados y en desarrollo en cuanto al acceso a las comunicaciones y la información.

El proceso de las IMT-2000

Desde el comienzo la UIT desempeñó una función cardinal en la evolución de la tercera generación; en primer lugar, definió los servicios y funcionalidades de la tecnología, y luego actuó como agente catalítico para el establecimiento de normas de la tercera generación por los organismos regionales de normalización. Acaba de empezar la fase siguiente, que es la fase más importante en la evolución de la tercera generación. En el curso del año próximo la UIT considerará propuestas sobre tecnologías de radiocomunicaciones de tercera generación procedentes de todo el mundo, con miras a seleccionar las características esenciales que constituirán el conjunto de interfaces radioeléctricas de las IMT-2000.

El proceso de selección de las IMT-2000 ya ha comenzado. En junio de 1998 la UIT recibió 15 propuestas sobre tecnologías de transmisión radioeléctrica aspirantes a formar parte de las IMT-2000. Seis de esas propuestas, presentadas por Europa, Japón, China y Estados Unidos, eran variaciones de la tecnología de acceso múltiple por división de código de banda ancha (AMDC-BA). Otras propuestas se basaban en tecnologías tales como la del

acceso múltiple por división en el tiempo de banda ancha (AMDT-BA), las telecomunicaciones sin cordón digitales mejoradas (Digital Enhanced Cordless Telecommunications - DECT), y tres de ellas se basaban en sistemas de satélite. Esas propuestas estaban patrocinadas por organizaciones procedentes de Europa, Estados Unidos y Corea.

Actualmente 16 grupos de evaluación independientes integrados por representantes de diversas partes del mundo están estudiando las propuestas iniciales. Esos 16 grupos presentarán Informes al Grupo de Tareas Especiales 8/1 de la UIT a fines de septiembre de 1998. La selección final de las tecnologías de transmisión radioeléctrica para las IMT-2000 tendrá lugar en marzo en 1999, a través de un procedimiento iterativo encaminado al logro de un consenso para obtener los mejores resultados posibles en la realización de la tercera generación.

Luego habrá un prolongado periodo durante el cual ciertas comisiones especializadas, actuando en el marco del Grupo de Tareas Especiales 8/1, se dedicarán a las especificaciones y al perfeccionamiento de las propuestas básicas para transformarlas en proyectos de Recomendaciones de la UIT. Posteriormente, a fines de 1999, la UIT examinará esas Recomendaciones con miras a su aprobación final. Dado que los fabricantes y los posibles operadores seguirán de cerca el proceso de establecimiento de normas para las IMT-2000 -en realidad la mayor parte de ellos participarán en dicho proceso en su calidad de miembros de la UIT-, los servicios de la tercera generación se empezarán a ofrecer con carácter comercial dentro de un plazo razonable a partir de la aprobación de las correspondientes normas.

La respuesta de la UIT

El camino hacia la tercera generación no siembre ha sido liso y sigue presentando aspectos polémicos. En primer lugar se puso en tela de juicio el propio concepto de una norma unificada de tercera generación, y luego la pertinencia de que el proceso de selección de la tecnología de tercera generación fuera un atributo de la UIT.

En algunas esferas se considera que el proceso IMT-2000 de la UIT es en cierto modo contrario a los intereses de las empresas y de los consumidores. Se trató incluso de lograr que un representante nacional para asuntos comerciales declarase anticompetitivo el enfoque de la UIT a tenor del Acuerdo de la OMC.

Estas consideraciones ponen de relieve un malentendido básico del proceso de la tercera generación. En un principio los representantes de la industria convinieron en que la elevada velocidad binaria y la alta calidad que se

esperaba de los sistemas de la tercera generación excluía por defecto la posibilidad de establecer una interfaz radioeléctrica con los sistemas existentes de la segunda generación, ya se tratase de los sistemas actuales o de cualquier versión mejorada. Por lo tanto, en el seno del Grupo de Tareas Especiales 8/1 -en el que participan activamente todos los agentes industriales más importantes, incluidos los que ahora manifiestan públicamente su preferencia por múltiples normas- se llegó por consenso a la conclusión de que para las IMT-2000 se debía seleccionar una interfaz radioeléctrica totalmente nueva, capaz de ofrecer el caudal y la calidad deseados en un entorno de itinerancia mundial. Al mismo tiempo, se decidió que era necesario que las redes instaladas para los sistemas de segunda generación siguieran interfuncionando con los sistemas de tercera generación en el marco de las IMT-2000, para proteger así las ingentes inversiones de los operadores de todo el mundo. Por consiguiente, el establecimiento de una norma única mundial y abierta1 para la interfaz radioeléctrica propiciaría en realidad la competencia en todo el mundo: entre los fabricantes para la entrega de equipos y entre los operadores para la prestación del servicio. Y esta competitividad a escala mundial aportará beneficios a los consumidores de todo el planeta. Sería de lamentar que se tuvieran que sacrificar los intereses de los operadores, fabricantes y usuarios en favor de los intereses de unos pocos.

La gran mayoría de los fabricantes de todo el mundo, incluidos los Estados Unidos, que han participado activamente en las comunicaciones celulares de primera y segunda generación, están asumiendo un papel fundamental en el desarrollo de los sistemas de tercera generación. Existe en realidad una minoría muy ruidosa que está tomando posturas divergentes de la UIT en relación con el desarrollo de la tercera generación, pero la "mayoría silenciosa" siempre ha apuntado al establecimiento de normas técnicas avanzadas que rindan utilidad al usuario final. Esos objetivos se mantendrán en vigor en la realización de la tercera generación.

Merced al enfoque amplio y flexible inherente al concepto de las IMT-2000, ninguna empresa o país quedará en una situación de desventaja. La única razón por la cual una empresa podría verse desfavorecida es si fabrica productos que no sean compatibles con las IMT-2000.

Naturalmente, la respuesta frente al alboroto en torno a la elección de la tecnología de transmisión radioeléctrica podría muy bien estar en manos de los operadores. Dado que son sus actividades las que en realidad padecerían las consecuencias si finalmente penetrasen en el mercado múltiples normas, los operadores están considerando varias posibles opciones técnicas para uniformizar posiciones. Se prevé que uno de los principales operadores mundiales de servicios celulares presentará una atractiva propuesta a la reunión del Grupo de Tareas Especiales 8/1 que tendrá lugar en noviembre de 1998; dicha propuesta contemplaría los intereses de todos los agentes mediante un conjunto de microcircuitos capaz de integrar todas las características técnicas fundamentales actualmente incorporadas en las principales tecnologías de radiocomunicaciones de tercera generación propuestas. Al parecer ésta permitiría transformar en realidad el sueño de la itinerancia mundial ininterrumpida utilizando un solo terminal.

¿La UIT es el organismo idóneo para dirigir el desarrollo de la tercera generación? Los sistemas móviles de primera y segunda generación no estaban concebidos para tener alcance mundial sino más bien nacional o, en el mejor de los casos, regional. Por lo tanto, no se esperaba que la UIT estableciese normas para esos sistemas. Ahora bien, en ese momento no se anticipaba la universalización de la economía mundial y la necesidad de que los agentes adquiriesen movilidad en todo el mundo. Las tecnologías forzosamente dispares que se desarrollaron a escala nacional o regional condujeron a la fragmentación del mercado. Actualmente sólo la UIT, en la que están representados los intereses de todos -desde los gobiernos y los operadores hasta los fabricantes y los consumidores de todo el mundo- está en condiciones de orientar el desarrollo de sistemas de tercera generación auténticamente mundiales que permitan hacer las economías de escala en virtud de las cuales se podrán ofrecer servicios de comunicaciones personales a un precio asequible en los grandes mercados.

Las actividades de la UIT tendientes al desarrollo de las IMT-2000 ofrecen por primera vez la oportunidad de crear una norma mundial única para las comunicaciones inalámbricas. Los beneficios derivados del establecimiento de una norma única serían enormes para los operadores, los vendedores de equipos y, ante todo, los consumidores del mundo entero. Es indispensable llegar a un acuerdo sobre la uniformización de las tecnologías que aspiran a

formar parte de las IMT-2000, pues de otro modo no se podrá encontrar una norma mundial única y ello podría obstaculizar gravemente, o incluso frenar totalmente, la evolución de la tercera generación.

Un futuro promisorio

Los augurios son alentadores. A principios del año en curso representantes de algunas de las organizaciones de normalización de las telecomunicaciones más importantes del mundo decidieron mancomunar sus esfuerzos y trabajar en la consecución del objetivo de la itinerancia mundial para los usuarios dentro del marco de las normas de la UIT. El apoyo mundial a la UIT y sus trabajos sobre la tercera generación quedó de manifiesto con el compromiso para con el logro de ese objetivo contraído por organizaciones representantes de Europa (ETSI), Japón (Arib y TTC), Corea (TTA) y América del Norte (TIA, T1, TSACC), así como por una representación oficial de países que albergarán importantes mercados para los sistemas de tercera generación, incluidos China, India y Brasil. Existe un consenso cada vez más favorable al establecimiento de una norma mundial única para los sistemas de la tercera generación sobre la base del concepto IMT-2000 de la UIT. Habida cuenta del brillante galardón que representa la tercera generación, es probable que la vasta mayoría de los que están a favor del enfoque de la UIT desaprueben enérgicamente cualquier intento por obstaculizar su proceso de desarrollo. n

Producido por el Servicio de Prensa e Información Pública de la UIT

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