Resumen analítico
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Reglamentación del servicio móvil celular (continuación)
Estas interrogantes indican que la cuestión de determinar el número ideal de operadores que se debería autorizar no tiene
una respuesta sencilla. Tal vez la línea de acción más segura para los responsables de la reglamentación sea conceder licencia al mayor número posible de operadores y dejar que el mercado decida quiénes serán los ganadores y quiénes los perdedores. De todos modos, el límite superior lo fijan en parte las limitaciones de frecuencia, aunque este problema se podría atenuar si se utilizan mecanismos de mercado para la atribución de espectro, por ejemplo concediendo un incentivo a los titulares de licencias analógicas más antiguos, para que trasladen su base de usuarios al campo de los sistemas digitales.
Numerosos países han manifestado el deseo común de ampliar el acceso a las telecomunicaciones. Sin embargo, al contemplar este objetivo y elaborar políticas en la consecución del mismo, la mayor parte de los gobiernos y las entidades de reglamentación sólo tienen presente la telefonía fija. Eso es de lamentar, pues la telefonía móvil celular podría contribuir en gran medida a mitigar la demanda de telecomunicaciones. Los requisitos de servicio y acceso universal en lo tocante a las comunicaciones móviles celulares giran entorno a tres ámbitos:
- lograr una cobertura generalizada;
- velar por que los operadores de los servicios móviles contribuyan a la financiación del servicio/acceso universal y puedan recurrir a esos fondos;
- disponer lo necesario para que se instale cierto número de teléfonos públicos de previo pago.
El nivel de los precios también es pertinente, pues si la mayoría de las personas no pueden permitirse utilizar el servicio, de poco sirve tener una cobertura del 100%. Es igualmente importante disponer de un servicio de previo pago, ya que de ese modo no se excluye a posibles usuarios por razones de insolvencia.
Para que la telefonía móvil celular pueda contribuir al acceso universal hay que lograr ante todo una cobertura generalizada. Mientras que un pequeño estado insular como Singapur puede jactarse de una cobertura del 100% de la población, y en los países desarrollados la mayor parte de las redes móviles cubren por lo menos el 95%, muchos países en desarrollo no tienen tanta suerte. Considérese por ejemplo a la República Sudafricana, donde se halla una de las redes móviles digitales más grandes del mundo. La cobertura de servicios móviles en este país es la de mayor alcance en el continente, ya que incluye al 80% de la población, pero aun así quedan unos nueve millones de personas sin servicio. En muchos otros países
desarrollados la cobertura es muy inferior y por lo general se limita a las principales ciudades. En las licencias se deberían especificar los objetivos en cuanto al despliegue de la red, con inclusión de los requisitos de cobertura. Se debería supeditar la
concesión de licencias nacionales al logro de un alto nivel de cobertura de la población. Tal vez los responsables de la reglamentación podrían proporcionar a los operadores móviles un margen de maniobra más amplio a cambio de una mayor cobertura. Por ejemplo, se podría conferir un carácter más lucrativo a las licencias de servicios celulares autorizando a los operadores a ofrecer servicios internacionales. Cabe señalar además que la cobertura de los servicios móviles estará limitada a las zonas en las cuales existen redes fijas, a menos que se autorice a los operadores a instalar su propia red básica para conectar las zonas urbanas con las distantes. La concertación de acuerdos entre los operadores celulares y los de sistemas móviles mundiales por satélite también podría contribuir a ampliar la cobertura en zonas carentes de infraestructura
terrenal. |
Tal vez la línea de acción más segura para los encargados de la reglamen- tación sea conceder licencia al mayor número posible de operadores y dejar que el mercado determine quiénes serán los ganadores y quiénes los perdedores |