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Pagina Principal : Conferencia de Plenipotenciarios de la UIT : PP-02
Discurso de clausura pronunciado por Yoshio Utsumi, secretario general de la UIT

Discurso de clausura pronunciado por Yoshio Utsumi,
secretario general de la UIT, ante la Conferencia de
Plenipotenciarios de 2002

Señor Presidente,
Distinguidos delegados,
Señoras y señores:

Desearía comenzar mi discurso de clausura de esta 16a Conferencia de Plenipotenciarios con un caluroso agradecimiento al Gobierno de Marruecos por haber puesto a nuestra disposición excelentes instalaciones y servicios de apoyo, en un momento en el que todos parecen centrarse únicamente en las consideraciones presupuestarias. Sin embargo, movido por su confianza en el valor de la UIT, y a pesar de un clima económico mundial difícil y de los desafíos que dicho clima plantea a ese país, Marruecos ha desembolsado 10,5 millones CHF para organizar este acontecimiento. Creo que se merece nuestro aplauso.

Además de la contribución de Marruecos, los Estados Miembros han aportado a esta Conferencia 4,9 millones CHF de su contribución colectiva a la Unión. A ello hay que añadir los 11,2 millones CHF, aproximadamente, que las distintas delegaciones han pagado en concepto de gastos de viaje y de estancia. En esta cantidad no se incluye el costo de las recepciones y otros acontecimientos sociales previos a las elecciones, que ascenderían, según mis cálculos, al menos a 1 millón CHF.

Sin embargo, ¿qué hemos logrado?

No puedo evitar pensar que con tanto dinero se podrían haber instalado casi 8 000 líneas telefónicas para conectar a cientos de pueblos a nuestra sociedad de la información. Así, millones de personas se podrían haber beneficiado del acceso a las comunicaciones. Podríamos haber contribuido de manera directa y positiva a transformar sus vidas.

Evidentemente, si esta Conferencia hubiera logrado un resultado que condujera a nuestra organización a ser más fuerte y estar mejor equipada para llevar a cabo su cometido, ello a su vez, habría tenido una repercusión directa y positiva en la humanidad.

Creo que todos debemos recordar la visión de dos hombres cuyos trabajos han configurado nuestro mundo de telecomunicaciones.

La intención de Marconi no sólo era encontrar una manera de enviar impulsos eléctricos al otro lado del Atlántico, sino que, ante todo, le animaba la esperanza de que el telegrama haría del mundo un lugar más pequeño y pacífico.

La motivación de Alexander Graham Bell era simple. Quería superar una discapacidad humana: la sordera de su mujer. Fueron dos grandes hombres cuya perspicacia llevó a conceptos revolucionarios. Sus ideas cambiaron el mundo para siempre.

Hace cuatro años, cuando me eligieron para un primer mandato al frente de la Unión, yo también tenía un sueño, el de hacer de la UIT una organización más fuerte, más dinámica, verdaderamente pertinente, responsable y eficaz. Una organización que respondiera a las necesidades de sus integrantes desde una perspectiva más amplia, y no se viera ceñida por un enfoque estrictamente técnico. Esta dimensión política quedó consagrada en el primer Plan Estratégico que todos los Miembros aprobaron en Kyoto y reafirmaron en Minneápolis.

Los funcionarios de la Unión y yo mismo hemos trabajado con gran empeño en este sentido y hemos logrado un progreso considerable. Por primera vez en la historia de la UIT, un Secretario General ha podido hacer uso de la palabra ante la Asamblea General de las Naciones Unidas. Y para muchos de los responsables de formular políticas presentes en la sala quizá esa fue la primera vez que oyeron hablar de la UIT. Nuestra organización no sólo apareció en las pantallas de radar de los dirigentes mundiales, sino que empezamos a recuperar terreno como organización directriz capaz de hacer suya la causa de los países que se encuentran en el lado negativo de la brecha digital. El hecho de que se haya reconocido el papel primordial de la UIT en la esfera de las TIC llevó a la Asamblea General de las Naciones Unidas a respaldar la celebración de la Cumbre Mundial sobre la Sociedad de la Información, con la UIT como organismo director.

Asimismo, hemos ideado y llevado a cabo una serie de actividades centradas en asuntos de máxima prioridad en la esfera de la reglamentación. Gracias a estas iniciativas, los reguladores de todo el mundo empiezan a considerar a la UIT como una organización de referencia, que da sentido inmediato a su misión.

Cuando se inauguró esta Conferencia, tenía la esperanza de que juntos definiríamos y construiríamos un futuro creíble y eficaz para la UIT y aprovecharíamos los logros de estos últimos años, a pesar de un entorno de considerable incertidumbre. Ciertamente, había que armarse de valor para defender algunas de las propuestas más drásticas.

Cuatro semanas después, los resultados decepcionantes quiebran mi sueño. El hecho de que la Conferencia no haya adoptado decisiones importantes será un signo de debilidad a los ojos del mundo, y, muy a mi pesar, será sencillamente imposible ejecutar el Plan Financiero adoptado.

Si pedimos a la Secretaría, especialmente al personal, que soporte por sí sola esa enorme reducción de las contribuciones financieras de los Estados Miembros, la paralizaremos.

Esto significaría no sólo un gran retroceso en nuestras iniciativas de política y reglamentación, sino que también se verían afectadas las funciones técnicas tradicionales de la Unión. Si los Miembros desean reducir sus contribuciones financieras, también deben compartir la carga mediante el establecimiento de prioridades en las actividades y los programas, asumiendo la responsabilidad de utilizar métodos de trabajo más eficaces. La Conferencia de Plenipotenciarios debe delegar autoridad en el Consejo. Asimismo, se debería revisar la estructura de la Unión, en especial la de la Secretaría General y los tres Sectores. Esta responsabilidad corresponde a los Estados Miembros.

Han sido muchos los Ministros que han manifestado su convicción en la importancia de los trabajos de la UIT en esta Conferencia, han reconocido el valor de los trabajos de la UIT en el ámbito político y se han congratulado del papel directivo que ha asumido la Unión en la organización de la Cumbre Mundial sobre la Sociedad de la Información. Muchos de ellos han destacado que contaban con las orientaciones de la UIT para ayudarlos a superar la brecha digital. ¿Cómo podrá la UIT estar a la altura de sus expectativas cuando se van a realizar recortes drásticos en toda la organización?

La próxima Conferencia de Plenipotenciarios no tendrá lugar hasta 2006 y entonces tendremos todavía menos tiempo para realizar más trabajo. Cuatro años en una industria que funciona en nanosegundos supone mucho tiempo. La UIT ya está débil; para 2006 podría estar paralizada. No podemos permitirnos esperar tanto tiempo, debemos actuar con rapidez antes de que sea demasiado tarde.

Quizá haya llegado el momento de pensar en llevar a cabo la tan esperada reforma de la UIT por medio de una Conferencia de Plenipotenciarios extraordinaria, con un alcance limitado, cuyo único propósito sería completar la labor iniciada desde la Conferencia de Kyoto. En dicha Conferencia nos podríamos centrar únicamente en los cambios estructurales fundamentales que se necesitan para reorganizar y revitalizar la UIT. De lo contrario, quedará pendiente el problema de la ineficacia y, por ende, la pertinencia, y el futuro de la UIT estará en verdadero peligro.

Entretanto, haré todo lo posible para dirigir la Unión en estos momentos tan difíciles. Desearía rendir homenaje a los funcionarios de la UIT, tanto aquí, en Marrakech, como en Ginebra, que no han escatimado esfuerzos para prestar servicios ininterrumpidos y extremadamente eficaces durante toda la Conferencia, a pesar de la incertidumbre que pesa sobre muchos de sus destinos. Merecen nuestro agradecimiento por su dedicación inalterable para hacer el trabajo lo mejor posible. Quisiera darles las gracias personalmente y expresar públicamente mi gratitud. Deseo que, tanto por su bien como por el de esta organización que tanto aprecio, los meses venideros traigan mejores noticias y que aumenten los ingresos para aliviar la situación.

Asimismo, doy las gracias a nuestro Presidente, el Sr. Hajji, y a los Sres. Bennani y Lebbadi así como a los otros muchos marroquíes que han trabajado con él para acoger la Conferencia. También quisiera rendir homenaje al Sr. Berrada, que participa en ésta su última Conferencia de Plenipotenciarios. Por tanto, me complace entregar, como muestra de nuestro aprecio al pueblo de Marruecos, la Medalla de Plata de la UIT al Excelentísimo Sr. Nasr Hajji.

Ahora que clausuramos esta 16a Conferencia de Plenipotenciarios, sólo me resta desear a todos los delegados un buen viaje de regreso.

Muchas gracias.

 

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Actualizado el 2002-11-06