Día Mundial de las Telecomunicaciones 1999 |
De todas las nuevas aplicaciones surgidas desde la incipiente era de la información, el comercio electrónico es quizás la que más potencial tiene de transformar radicalmente las relaciones económicas que definirán nuestra forma de vida en el siglo XXI.
Los analistas predicen ya que el valor del comercio electrónico basado en la Malla Mundial (Web) alcanzará una cifra comprendida entre 1 y 3 billones de USD en menos de un decenio. Pero si queremos que se materialice todo el potencial del comercio electrónico debemos actuar ahora para desarrollar una auténtica infraestructura mundial de la información que permita no sólo cursar nuestras transacciones de forma segura y fiable, sino también rentable.
En la actualidad, la expansión generalizada del comercio en línea sigue estando limitada por barreras asociadas a los costes -por ejemplo el precio de las líneas arrendadas de gran velocidad o las estructuras tarifarias desfasadas que reflejan los antiguos esquemas de llamadas telefónicas. Si los operadores de todo el mundo desean seriamente fomentar el crecimiento del comercio electrónico tendrán que reestructurar las tarifas para que éstas sean reflejo de los nuevos esquemas de utilización sobre la base de los datos, al tiempo que aseguran que el precio del acceso a la infraestructura adecuada de telecomunicaciones es asequible para los usuarios empresariales ordinarios.
El desarrollo de una infraestructura mundial de la información que esté al servicio de las necesidades de toda la población del mundo y no sólo de las de las naciones de economía más saneada, es uno de los objetivos estratégicos de la Unión internacional de las telecomunicaciones. Teniendo esto presente, la UIT intenta desarrollar normas mundiales que abarquen todas las materias, desde las arquitecturas de red avanzada hasta los sistemas de seguridad y los de autorización digital.
Pero el desarrollo técnico por sí solo no será suficiente. Los gobiernos y las entidades de reglamentación deben abordar el tema de las tarifas de interconexión que pueden llegar a fomentar -o sofocar- el crecimiento de un grupo de prestatarios competitivos de servicios Internet capaces de aportar la médula de un servicio de distribución de comercio electrónico a los consumidores. Además, la política y la reglamentación desempeñarán un papel vital desenredando la maraña de aspectos no resueltos que conlleva la implementación del comercio electrónico -aspectos de comercio transfrontera sin restricciones, de arbitraje y resolución de conflictos, de soberanía nacional y de protección del consumidor- o dicho de otra manera, en la creación del tipo de confianza que se necesita para asegurar al mercado de consumo la comodidad de la realización de negocios en línea.
Evidentemente, los países en desarrollo hacen frente a problemas especiales. La carencia generalizada de acceso a las facilidades y servicios básicos de telecomunicaciones que apuntalan todas las transacciones electrónicas supone un escollo fundamental que debe eliminarse urgentemente, si no se quiere que las naciones más pobres del planeta se encuentren de nuevo a la zaga en la carrera por el establecimiento de nuevos mercados basados en la electrónica.
Mientras que muchos países carecen de los recursos para resolver por sí mismos el problema de las redes desfasadas o inexistentes, la implementación de nuevas estrategias de acceso, tales como las de los telecentros comunitarios, las opciones de redes de coste reducido, como la del bucle local inalámbrico, y las asociaciones de beneficio mutuo con la industria privada pueden contribuir en gran medida a reducir rápidamente la actual brecha del desarrollo.
Al mismo tiempo, una reglamentación efectiva que establezca un marco sólido basado en reglas claras y transparentes abrirá el camino para la inversión y el desarrollo de nuevas aplicaciones de comercio electrónico que a su vez estimularán el crecimiento de las ventas en línea.
Reconociendo las enormes oportunidades que ofrece el comercio electrónico a las economías del mundo en desarrollo, la UIT está financiando actualmente un proyecto piloto orientado específicamente a la promoción del comercio en línea. El proyecto de Comercio Electrónico para los Países en Desarrollo (EC-DC) establece un modelo para los países en desarrollo que muestra cómo la agrupación de recursos puede ayudar a las empresas y hombres de negocios locales a compartir los costes de acceso y utilizar de forma óptima las infraestructuras existentes de telecomunicación. El enorme potencial del comercio electrónico para llevar la prosperidad a los países más pobres impone un gran imperativo a la UIT, a los gobiernos del mundo y a las entidades nacionales de reglamentación de las telecomunicaciones para que actúen rápidamente apoyando las nuevas iniciativas de comercio electrónico de las regiones en desarrollo. El comercio electrónico puede representar la mejor oportunidad que le queda al mundo en desarrollo para transformar los modelos económicos desfavorecidos del siglo XX en un marco de comercio mundial en el que puedan participar por igual todos los países.
Yoshio Utsumi
Secretario general
Unión Internacional de Telecomunicaciones