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El ACNUR utiliza satélites (y molinos de viento) para proporcionar los alimentos y la asistencia necesariosLas tragedias humanitarias, como la ocurrida en la región africana de los Grandes Lagos, son bien conocidas del gran público gracias a las imágenes y a las filmaciones que los periodistas y los trabajadores en el terreno envían al resto del mundo a través de redes de transmisión de datos de alta velocidad y de satélites de radiodifusión. Pero, no siempre es fácil hacerse una idea del alcance de tales desastres. Para los organismos de asistencia humanitaria como el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados, encargados de proporcionar alimento y refugio a la masa de personas desplazadas y que luchan por aportar personal y ayuda allí donde se necesita con la mayor rapidez posible, estas situaciones suponen una labor logística monumental. El ACNUR, con más del 80% de sus 5 000 empleados trabajando directamente en el terreno, con frecuencia aislados y en condiciones peligrosas y difíciles, depende enormemente de los sistemas de comunicaciones para coordinar su labor y mantener el contacto con su personal y el de otros organismos. En 1994, cuando la tragedia de Rwanda provocó el éxodo de más de un millón de personas desesperadas a la pequeña ciudad de Goma en la frontera zairense, el medio de comunicación utilizado por el ACNUR en ese momento, un sistema de radiocomunicación por ondas decamétricas, quedó desbordado. Ni siquiera la instalación de numerosos terminales telefónicos del sistema de satélites INMARSAT en cada emplazamiento del ACNUR bastó para hacer frente al volumen de comunicaciones de voz, datos y facsímil que hacía falta para coordinar la respuesta internacional a ese desastre humanitario sin precedentes. Para aumentar su capacidad de comunicaciones, el ACNUR recurrió a una tecnología relativamente nueva, los terminales de satélite de muy pequeña abertura (VSAT). Aunque se llamen "pequeños", la organización no había utilizado jamás unas antenas parabólicas tan grandes, cuyo reflector mide 3,7 metros de diámetro. Pero el esfuerzo mereció la pena, pues los VSAT proporcionaron a las oficinas del ACNUR ocho canales de comunicación simultáneos, cuando antes sólo tenían uno. El personal del ACNUR descubrió enseguida que los sistemas VSAT requerían una energía eléctrica mucho más "limpia" que la utilizada hasta ese momento, los técnicos de la organización tuvieron que estudiar la cuestión de los generadores y las fuentes de energía "ininterrumpida". Y como la oficina de Goma creció rápidamente hasta contar unos 70 empleados, los técnicos tuvieron que instalar una PABX para que todo el mundo pudiera tener acceso al sistema de comunicaciones recién instalado. Pero quedaba el problema de conectar con fax y teléfono la cercana oficina del ACNUR en Gisengy (Rwanda), en las proximidades de la frontera zairense. La solución resultó ser la instalación de un enlace telefónico rural de ondas decimétricas, otra novedad tecnológica para el personal técnico del ACNUR. Estos nuevos sistemas ayudaron enormemente a mejorar las comunicaciones con el mundo exterior, pero la organización necesitaba también mejorar las comunicaciones entre el personal que trabajaba en la zona. Para ello se instalaron docenas de repetidores de ondas métricas en toda posición estratégica accesible (y a veces no tan accesible). Alain Crausaz, jefe del equipo regional de telecomunicaciones del ACNUR, cuenta que la instalación más difícil consistió en colocar un repetidor a 3 300 metros de altura en la ladera del volcán Nyiragongo. Fue necesario cargar manualmente todos los materiales montaña arriba, incluido el cemento y el agua para mezclarlo. Pero los instaladores descubrieron algo inesperado que resolvió el problema de la alimentación de energía del dispositivo. Observaron que las corrientes de convección causadas por el calor que emanaba del cráter provocaban un viento constante, por lo que se pusieron en contacto con el grupo de apoyo técnico en Ginebra y preguntaron si era posible encontrar generadores eléctricos eólicos para explotar esa "vena". Dónde podía encontrarse el equipo idóneo si no en Holanda, la tierra de los molinos de viento. Resultó ser una solución eficaz y elegante, pues a pesar de que los acontecimientos que se suceden en la zona impiden cualquier visita de mantenimiento desde hace más de cinco meses, el ingenio sigue, funcionando todavía gracias a la electricidad producida por la energía eólica y solar y proporciona las comunicaciones necesarias en un radio de unos 100 kilómetros cuadrados. ¿Está satisfecho el ACNUR con la calidad de sus comunicaciones? "No del todo", responde Jay Rushby, Jefe de Telecomunicaciones. "En los últimos tres años mis colegas han conectado 120 de nuestras oficinas al sistema de correo electrónico de la organización utilizando la red terrenal de líneas aéreas de datos, SITA. Ahora estamos trabajando para proporcionar correo electrónico con el mismo grado de seguridad a las oficinas distantes mediante trayectos inalámbricos." Más tarde, este mismo año, el ACNUR inaugurará también un sistema de comunicaciones por satélite más rentable utilizando el servicio DAMA de INTELSAT. Esta red enlazará a las oficinas entre sí y con la sede en Ginebra a través de la estación terrena de Leuk (Suiza). Además, la organización proyecta poner a prueba un sistema de seguimiento de vehículos utilizando un servicio del sistema mundial de determinación de posición (GPS) junto con radiocomunicaciones bidireccionales por ondas decamétricas. Esto permitirá el seguimiento automático de los vehículos del ACNUR en una extensa zona, lo que mejorará la seguridad del personal y el material y la coordinación de los medios de transporte. La distribución de receptores de radio automáticos que funcionan sin pilas permite también difundir informaciones a las masas de refugiados. En la actualidad esto se hace a menudo con el apoyo activo de los organismos internacionales de radiodifusión, que se encargan de transmitir programas producidos especialmente para ello. Ahora la Unidad de información masiva del ACNUR está considerando la posibilidad de crear servicios de radiodifusión en ondas métricas a nivel local utilizando transmisores pequeños, portátiles y de baja potencia. Esto permitirá al personal del ACNUR y a los jefes de los campamentos asesorar a sus grupos sobre los problemas más frecuentes, como los horarios de los dispensarios o los recursos hídricos que deben utilizarse (o evitarse), o proporcionar otras informaciones que harán la vida un poco más soportable a quienes viven en condiciones difíciles. El ACNUR espera también el día en que su personal podrá servirse de una amplia gama de sistemas de comunicaciones personales móviles mundiales por satélite (GMPCS), que se encuentran en fase de desarrollo en estos momentos. De hecho, la organización ya utiliza tecnología GMPCS -teléfonos Mini-M del sistema de satélite INMARSAT- para la transmisión de voz y el correo electrónico. Próximamente la telefonía a través de sistemas mundiales por satélite será aún más accesible y abordable. La construcción a gran escala de sistemas GMPCS recibió la luz verde de la comunidad internacional en una conferencia celebrada por la Unión Internacional de Telecomunicaciones en octubre de 1996, en la cual más de mil delegados de las administraciones de telecomunicaciones de todo el mundo y de la industria privada se pusieron de acuerdo sobre una serie de principios y prepararon un proyecto de Memorándum de Entendimiento sobre la utilización de estos nuevos satélites en todo el mundo. Pero cabe preguntarse por qué estos sistemas son mejores para el personal sobre el terreno que los que se utilizan hoy en día. En primer lugar, porque los sistemas GMPCS utilizarán grandes constelaciones de satélites de órbita baja y media para encaminar llamadas telefónicas a su destino, lo que les da la ventaja de ser prácticamente "inmunes a los desastres". En segundo lugar, aunque algunos sistemas estarán conectados al sistema telefónico fijo local para cursar las llamadas a cualquier punto del planeta, la mayoría podrá funcionar de forma independiente si es necesario, mediante comunicaciones de satélite a satélite o con centrales portátiles para transmitir el tráfico. Esto significa que, al contrario de lo que sucede con los teléfonos celulares actuales, podrán atender zonas que tengan poco o ningún servicio telefónico propio. Para organizaciones como el ACNUR, que tienen mucho personal sobre el terreno en regiones distantes, los nuevos sistemas GMPCS podrían representar un cambio radical. Los colaboradores podrán ponerse en contacto entre sí o con el campamento base en la zona, o incluso con sus colegas de las oficinas regionales o de la sede, simplemente pulsando un botón. La rapidez y calidad de las llamadas, ya sea al campamento más próximo situado a cinco kilómetros o a la oficina de Ginebra, serán tan altas como las que ofrecen los mejores sistemas actuales. Y además, las GMPCS permitirán el envío y la recepción electrónicos de mensajes fax, el correo electrónico, la radiobúsqueda bidireccional, acceso a Internet, facsímil y transferencia de datos entre ordenadores. Los trabajadores en el terreno, además de disponer de sistemas de comunicaciones fiables y con un amplio grado de movilidad, podrían utilizar ordenadores portátiles y organizadores personales electrónicos para consultar con rapidez bases de datos específicas y para actualizar información con tanta frecuencia como sea necesario. Y los encargados de organizar las a menudo complejas tareas logísticas de la asistencia humanitaria a gran escala podrán estar informados en todo momento de los cambios en las necesidades y las condiciones en el terreno. No obstante, en el ACNUR, Jay Rushby tiene claro que las GMPCS no reemplazarán necesariamente a los sistemas actuales. "Para muchas de nuestras comunicaciones seguiremos utilizando la radio, porque es fácil de usar, fiable y barata. Pero para ciertas aplicaciones, estos nuevos sistemas de satélites darán con toda seguridad una nueva dimensión a nuestras capacidades de telecomunicaciones y nos ayudarán en la labor de asistencia humanitaria internacional." Según informa la Unión Internacional de Telecomunicaciones, los sistemas GMPCS estarán a disposición de los organismos de asistencia humanitaria muy pronto. En la actualidad hay al menos cinco de los llamados sistemas LEO grandes en preparación, los cuales ofrecerán toda la gama de capacidades de voz, datos y facsímil, y además hay varias propuestas de sistemas "LEO pequeños", que se utilizarán fundamentalmente para mensajería, radiobúsqueda y transferencia de datos a baja velocidad. Algunos sistemas LEO pequeños tienen ya satélites en órbita en funcionamiento y probablemente podrán ofrecer servicio comercial a nivel mundial en cuestión de meses. Sus hermanos mayores necesitarán un poco más de tiempo para empezar a funcionar, pero es probable que los primeros sistemas empiecen a hacerlo en 1998. Mientras tanto, la Unidad de Telecomunicaciones del ACNUR continúa buscando nuevas formas de utilizar las telecomunicaciones, para mejorar la eficacia operativa de la organización en su tarea de proporcionar asistencia a los refugiados y también la seguridad de su personal en el terreno. Dada la constante necesidad de asistencia internacional en un mundo que sufre con frecuencia desastres naturales o provocados por el hombre, las tecnologías de telecomunicaciones serán cada vez más importantes entre los factores clave que marcan la diferencia entre el éxito o el fracaso en la lucha por preservar la vida humana. |
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