En general son las empresas
de televisión quienes dirigen los estudios más grandes y ocupan
el mayor espacio en los Juegos Olímpicos. Las redes de
televisión son los titanes de los medios mundiales; con
frecuencia han invertido cientos de millones de dólares en la
cobertura del acontecimiento y, necesariamente, tratan por todos
los medios de aprovechar al máximo sus posibilidades. Los
periodistas que representan a las estaciones radiofónicas han
debido tradicionalmente aceptar que se les dé menos espacio de
estudio, que sus instalaciones estén situadas en lugares más
alejados y que sus comentaristas dispongan de posiciones menos
estratégicas en el lugar de la acción.
Sin embargo, la aparición de la tecnología moderna ha
brindado a este sector de la prensa una ventaja inesperada. En
los Juegos de Barcelona las empresas de radiodifusión pudieron
alquilar y utilizar teléfonos móviles. Ello les permitió una
gran movilidad dentro de las instalaciones deportivas,
multiplicó los puntos de interés que podían cubrir y aumentó
la velocidad de transmisión de la información. Muchas de estas
entidades combinaban los análisis de sus comentaristas y el
material procedente de sus estudios en el Centro Internacional de
Radiodifusión con las informaciones sobre el terreno captadas
por periodistas itinerantes gracias a teléfonos móviles, con lo
que lograban un estilo original de información más atrayente
que los de comentarios que proponían las estaciones de
televisión, desde sus posiciones fijas. El perfeccionamiento de
los modernos sistemas de telefonía móvil permitió integrar las
informaciones captadas por teléfono en el lugar de los hechos,
con otros comentarios, sin que se menoscabara la óptima calidad
sonora.