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 SALA DE PRENSA : BOLETÍN INFORMATIVO : 15 DICIEMBRE 2002

copyrightLa sociedad de la información al servicio del desarrollo

La revolución de las tecnologías de la información y la comunicación (TIC) no se distingue de las anteriores revoluciones tecnológicas que ocasionaron cambios profundos en la economía y la sociedad. La máquina de vapor, el ferrocarril y la utilización de la electricidad en la industria pusieron fin a sectores completos de actividad, crearon nuevas industrias y nuevos servicios y, sobre todo, dieron lugar a que las empresas trabajaran de otra manera y con mayor eficacia. Estas transformaciones, y la mejora del nivel de vida derivada de ellas, han sido siempre el resultado del incremento de productividad para cuya difusión fue necesario que transcurrieran numerosos años, incluso decenios, en los países en que las innovaciones se aplicaron por primera vez y luego, progresivamente, en el resto del mundo. La repercusión de las tecnologías de la información e Internet será mayor puesto que pueden aplicarse a la mayoría de los aspectos de la producción, la distribución y el consumo.

¿En qué medida las TIC e Internet transformarán los distintos sectores de la economía de los países en desarrollo?

1. La sociedad de la información representa un cierto número de oportunidades para los países en desarrollo. Entre ellas citaremos las siguientes:

  • el dinamismo del tejido económico y social debido a la introducción de prácticas de red y a la flexibilidad como factor de movilidad e innovación;
  • las TIC ofrecen a las empresas una importante posibilidad de crecimiento económico dado que se benefician de la reducción de los costos de las transacciones y las externalidades positivas derivadas de la creación de servicios compartidos y de circuitos cortos;
  • el mejoramiento de la calidad de vida gracias a las posibilidades de organización del tiempo y localización del trabajo;
  • el desarrollo y la aceleración de los intercambios que permiten un enriquecimiento mutuo de conocimientos y competencias;
  • la creación o el reforzamiento de ámbitos de crecimiento que generan valor añadido en los sectores de las telecomunicaciones y la informática, y en otras esferas como el transporte, las finanzas, la distribución, la formación, la medicina, los medios de comunicación, etc.;
  • la creación de nuevos puestos de trabajo calificados y, en especial, el surgimiento de nuevas profesiones y nuevos conocimientos en esferas aún desconocidas.

2. Las exigencias de la sociedad de la información

Es evidente que un enfoque optimista de las oportunidades que brinda la sociedad de la información depende de las condiciones de aplicación, que no siempre se reúnen en los países en desarrollo. Para poner en práctica esas economías, será necesario hacer inversiones en el sector de las telecomunicaciones, vehículo de la nueva economía y, además, transformar la organización y la cultura empresariales. No cabe duda que se necesitará tiempo. Es importante pues que, con miras a reducir los esfuerzos de orden financiero e impulsar la adhesión general a los cambios, los países en desarrollo definan las esferas prioritarias en las que pueden obtener resultados con mayor rapidez.

En ciertos sectores de la economía, la evolución será más progresiva y estará vinculada esencialmente a la disminución de los costos de transacción. La industria manufacturera y el comercio minorista son dos ejemplos de sectores en los que se prevén transformaciones profundas. Las ventajas del comercio (reducción de los gastos en concepto de adquisiciones, aceleración de la acumulación, difusión y aplicación de conocimientos, gestión más eficaz de la relación con el cliente y otras) pueden reflejarse en ahorros importantes.

En el marco de una estrategia de inversión, ni las computadoras ni Internet por sí solas pueden incrementar considerablemente la productividad de un país o de una empresa. La implantación de las TIC supone incrementos de productividad únicamente si se explotan todas las posibilidades para mejorar la eficacia de las actividades relacionadas tanto con la producción y comercialización como con el entorno institucional. Por tanto, el comercio electrónico sólo constituirá un motor de desarrollo si las inversiones en la infraestructura y los equipos así como la valorización de los recursos humanos van acompañadas de una modificación profunda de la organización y gestión de las empresas y, en la medida en que inciden en la eficacia de éstas, de los organismos públicos. En especial, es imprescindible transformar la distribución de las competencias y atribuciones en el sector público y el sector privado.

En la economía digital, el flujo de información es más rápido y más difuso que en las organizaciones tradicionales. Esto supone una descentralización de la adopción de decisiones y es necesario que los trabajadores estén en condiciones de realizar un abanico más amplio de tareas, y facultados para hacerlo.

En general, las repercusiones de Internet en numerosos sectores esenciales de la producción en los países en desarrollo dependerán no sólo de las profundas transformaciones estructurales que las empresas y sus clientes estén dispuestos a aceptar, sino también de las relaciones que establezcan entre la información y los aspectos materiales de sus actividades. Por ejemplo, serán vanos los esfuerzos desplegados por los países en desarrollo para adoptar el comercio electrónico si los productos suministrados deben esperar varias semanas en un depósito antes de pagar los derechos de aduana o si no están conformes a las normas debido a una mano de obra insuficientemente calificada.

Aunque las TIC pueden contribuir a la diversificación de ciertos sectores, también pueden plantearse problemas de carácter técnico o jurídico. Por ejemplo, la confidencialidad puede ser una preocupación importante para posibles clientes de ciertos proveedores de servicios profesionales; la explotación comercial de productos digitales (libros o música) exige una eficaz protección de los derechos de propiedad intelectual. Además, para el desarrollo de estos servicios de esparcimiento en línea será indispensable la disponibilidad de un acceso a Internet de alta velocidad.

Como es natural, los cambios que es necesario introducir en las prácticas comerciales para sacar la máxima utilidad de las posibilidades de Internet no atañen únicamente a la organización interna de las empresas. Éstas deben velar por la compatibilidad de las normas técnicas y los modos de funcionamiento y aprender a compartir la información con otras empresas. Los efectos de las redes sobre Internet pueden también ofrecer nuevas posibilidades de cooperación y de establecer alianzas estratégicas entre empresas.

En conclusión, podrá lograrse el crecimiento económico y la mejora del nivel de vida a medida que el aumento de la eficacia gracias a la implantación de las TIC se extienda hasta alcanzar el tejido productivo de los países en desarrollo. De hecho, debido precisamente a que la revolución de Internet no incumbe únicamente a los sectores de altas tecnologías sino a toda la organización de la vida económica, sus efectos positivos incidirán más rápidamente en la mayoría de los sectores de la economía y los países en desarrollo tienen mejores posibilidades de sacar provecho de ella con mayor rapidez que en las anteriores revoluciones tecnológicas.

 

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Actualizado el 2003-05-02