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 SALA DE PRENSA : BOLETÍN INFORMATIVO : 15 DICIEMBRE 2002

copyrightBrecha digital e igualdad de género

Artículo de Conchita Poncini
(Federación Internacional de Mujeres Universitarias)
Presidenta del Comité de CONGO sobre la situación de las mujeres, basado en Ginebra

En la sociedad actual basada en el conocimiento, la brecha digital ha pasado a ser el centro de las preocupaciones en materia de desarrollo a nivel internacional. De hecho, las Naciones Unidas consideran que el acceso a la tecnología de la información es el tercer asunto más importante que deben afrontar las mujeres en todo el mundo, tras la pobreza y la violencia que se ejerce contra ellas. Aprovechando la gran resonancia de esta cuestión, es éste el mejor momento para que las autoridades públicas y el sector privado actúen a fin de garantizar que las mujeres, en especial las mujeres de los países en desarrollo, puedan entrar en la era de la información en tanto que constituye un derecho para su desarrollo humano. En particular, es preciso que la igualdad de género forme parte del programa de las principales actividades encaminadas a reducir la brecha digital. Es esencial, además, que las cuestiones de género se incorporen desde el principio en el proceso de introducción de las tecnologías de la información y la comunicación y que no constituyan sólo medidas paliativas.

La educación y la capacitación especializada en el curso de la vida son requisitos necesarios para participar en la era de la información, en especial para las mujeres. Además, la clave del pleno ejercicio de los derechos de las mujeres y las jóvenes es lograr un nivel elevado de conocimientos en la tecnología de la información a través de una educación básica centrada en las matemáticas y las ciencias.

Deseo hacer hincapié en la necesidad de incluir consideraciones de carácter social y cultural en las políticas en materia de información y comunicación dado que la capacidad de las mujeres para beneficiarse de las oportunidades que ofrecen las TIC depende de la conveniencia de las políticas adoptadas. Éstas deben ofrecer los medios fundamentales para la plena autonomía de las mujeres en las esferas económica, social y política y no constituir meras herramientas de explotación sexual o de nuevas desigualdades en materia de género. Citamos tan sólo un ejemplo: en muchas culturas la mujer tiene escasa autonomía con respecto a su familia y su marido y, por consiguiente, su movilidad pública es limitada; en sociedades más conservadoras no se estimula la relación entre hombres y mujeres, lo que dificulta el acceso de éstas a programas de capacitación sobre ingeniería e informática, por ejemplo, en que los hombres son numéricamente mayoritarios, o a la capacitación práctica que requiere la presencia física de los varones, como la vinculada a manipulaciones mecánicas.

Aunque la repercusión de las TIC en el trabajo de las mujeres ha aumentado considerablemente, las nuevas pautas de empleo son motivo de preocupación. Tradicionalmente las mujeres han ocupado un elevado número de puestos secretariales y esto lleva a muchas de ellas a capacitarse en el tratamiento de textos en busca de empleos similares. Cuando esto ocurre en el sector de las TIC las mujeres suelen ocupar empleos de nivel inferior. En el ámbito de las tecnologías de la información, la división del trabajo en estereotipos de género se debe a la actitud de los empleadores. De hecho, esto puede debilitar la incidencia de las mujeres en el mercado de trabajo debido a la feminización
de ciertas ocupaciones en dicha esfera, ya que la incorporación de un gran número de mujeres a una determinada profesión da lugar a la disminución de los sueldos y a la precariedad de las condiciones de trabajo y la situación laboral. Esto ha quedado particularmente claro en el proceso de la mundialización que ha introducido cambios en la localización del trabajo y llevado a la proliferación de dos aspectos importantes en la reorganización espacial del trabajo de las mujeres, a saber el trabajo a domicilio y el teletrabajo.

Las TIC por sí solas no resuelven problemas, sólo son simples intermediarias. Por lo tanto, cabe preguntarse en qué medida Internet y las modernas tecnologías de la comunicación inciden en los problemas básicos de la discriminación, en especial por motivos de género.

 

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Actualizado el 2003-05-02