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PROTECCIÓN PÚBLICA Y OPERACIONES DE SOCORRO

Radiocomunicaciones para protección pública y operaciones de socorro

Por Alan R. Jamieson

Un terremoto de gran intensidad en el sudeste asiático, un maremoto devastador en el Océano Índico, inundaciones e incendios forestales en Europa, huracanes en las Américas y sequía en África; lamentablemente las catástrofes naturales son parte de la vida. Y por si esto fuera poco, también ocurren en todo el mundo —con excesiva frecuencia— catástrofes de origen humano, tales como ataques terroristas o accidentes laborales.

Las catástrofes, sean de origen natural o humano, pueden suceder en cualquier momento con poco o ningún aviso. Esto genera problemas de gran envergadura para los organismos de seguridad pública creados por los gobiernos para la protección pública y las operaciones de socorro (PPDR, public protection and disaster relief). La capacidad de estos organismos para hacer frente a catástrofes y urgencias a cualquier escala depende de la infraestructura y el apoyo que tengan instalados para sus operaciones cotidianas. Las instalaciones de radiocomunicaciones constituyen un componente crítico de esta infraestructura, y las exigencias adicionales que plantean estos eventos deben tomarse en cuenta cuando se planifican las prestaciones y las capacidades de las instalaciones de radiocomunicaciones.

Últimamente la UIT, y en particular sus conferencias de radiocomunicaciones (CMR), se enfrentan al desafío de establecer disposiciones reglamentarias —respaldadas por estudios técnicos— que sirvan de marco para satisfacer las necesidades de los organismos de PPDR en materia de radiocomunicaciones. Estos estudios se realizan en el marco del Sector de Radiocomunicaciones de la UIT (UIT–R).

En la Conferencia Mundial de Radiocomunicaciones de 2003 (CMR-03), en su Resolución 646, se alcanzó un importante acuerdo relativo a la protección pública y las operaciones de socorro. Dicho acuerdo abre camino a la implantación de nuevas tecnologías que permiten utilizar aplicaciones mejoradas, con velocidades de datos superiores, vídeo de movimiento completo en tiempo real y servicios de multimedios que facilitarán el trabajo de los organismos de PPDR en todo el mundo. En contraste con las soluciones de banda estrecha que usan generalmente estos organismos en la actualidad, pueden hoy día utilizarse aplicaciones de banda amplia (con velocidades de datos en la gama 384–500 kbit/s), y de banda ancha (1–100 Mbit/s).

Reconocer la necesidad de sistemas nuevos

Las diferencias terminológicas entre países y regiones en cuanto al alcance y el significado específico de la PPDR, han llevado a la UIT a formular una definición con objeto de analizar esta cuestión. El UIT–R ha definido que el término “radiocomunicaciones para la protección pública” hace alusión a las radiocomunicaciones utilizadas por las instituciones y organizaciones encargadas del mantenimiento del orden público, la protección de vidas y bienes y la intervención ante situaciones de emergencia. Análogamente, el término “radiocomunicaciones para operaciones de socorro” se refiere a las radiocomunicaciones empleadas para atender a una interrupción grave del funcionamiento de la sociedad, que constituye una amenaza seria y generalizada para la vida humana, la salud, la propiedad o el medio ambiente, ya sea causada por un accidente, por un fenómeno natural o por una actividad humana, y tanto si se produce repentinamente o como resultado de procesos complejos a largo plazo.

 


Télécoms Sans Frontières

Comunicaciones de emergencia puestas en marcha por Télécoms Sans Frontières en Indonesia tras el tsunami en diciembre de 2004

Los sistemas de radiocomunicaciones para PPDR deben diseñarse de manera que cumplan con varios objetivos generales. A la vez que proporcionan medios de comunicación ante situaciones de urgencia y de catástrofe en cada país, deben también promover la interoperabilidad entre redes transfronterizas para así facilitar a los países la cooperación a la hora de prestar asistencia humanitaria efectiva y adecuada cuando sea necesario. Esto significa que, al planificar los servicios de radiocomunicaciones para instituciones y organizaciones encargadas de la seguridad pública, debe tomarse en cuenta que los servicios avanzados exigirán mayores velocidades de datos así como capacidades de vídeo y de multimedios —además de las aplicaciones de voz de uso generalizado en la actualidad.

Estas aplicaciones de avanzada incluyen métodos para acceder a información fundamental que puede necesitarse rápidamente para enfrentarse a una situación de emergencia. Al depender cada vez más las operaciones de PPDR de las bases de datos electrónicas y de la informática, el acceso a una información precisa y detallada por parte del personal destacado en el lugar de las operaciones, tales como la policía, los bomberos y el personal de urgencias médicas, resulta crítico para mejorar su eficacia. Es habitual que esta información esté almacenada en sistemas de bases de datos físicamente ubicados en una oficina. Incluye imágenes, mapas y planos arquitectónicos de edificios. Igual importancia reviste el flujo de información desde las unidades destacadas en el lugar de los hechos a los centros de control operacionales. En una situación de emergencia, las autoridades deben tomar decisiones críticas en las cuales influyen la calidad de la información que reciben del lugar de los hechos, así como la rapidez con que llega dicha información.

La Conferencia Mundial de Radiocomunicaciones (CMR-2000) aprobó en el año 2000 la Resolución 645, por la cual se invita al UIT–R a realizar estudios orientados a la armonización del espectro a nivel mundial o regional para estas soluciones avanzadas de protección pública y operaciones de socorro. La CMR-2000 solicitó también la realización de estudios a fin de determinar las bases técnicas y operacionales para la circulación mundial e interfronteriza de equipos de radiocomunicaciones en situaciones de emergencia. La Resolución 645 reconoció también que los países en desarrollo necesitan soluciones económicas.

Elaboración de un acuerdo

El esfuerzo generalizado de la UIT por armonizar las comunicaciones para la PPDR está bien documentado en el Informe UIT–R M.2033 que define los objetivos y requisitos de la protección pública y las operaciones de socorro (PPDR) para la puesta en práctica de soluciones avanzadas que satisfagan las necesidades operacionales de los organismos de PPDR hasta 2010. Se destacan en él los resultados de los estudios del UIT–R que formaron parte de la preparación de la CMR-03. Estos resultados, junto con los capítulos más importantes del Informe de la reunión preparatoria de la conferencia, constituyeron la base técnica para el análisis de las cuestiones de PPDR por parte de la CMR-03. Este punto del orden del día, que pedía a la CMR-03 “examinar en la medida de lo posible la identificación de bandas armonizadas en el plano mundial/regional para aplicar futuras soluciones avanzadas que permitan satisfacer las necesidades de organismos públicos de protección, como los que se encargan de situaciones de emergencia y operaciones de socorro, y elaborar las disposiciones reglamentarias que sean necesarias, teniendo en cuenta la Resolución 645 (CMR-2000)” despertó el interés general.

Se consideró que para muchos países es una prioridad la armonización mundial de las bandas de frecuencia para aplicaciones de PPDR, por las ventajas de las economías de escala que aporta. No obstante, muchos otros opinaron que dicha armonización global no es necesaria ya que son las administraciones las que deben determinar, a nivel nacional, las responsabilidades organizativas de las actividades de protección del público y operaciones de socorro. Por otra parte, un tercer grupo de países argumentó que las nuevas tecnologías de las radiocomunicaciones, incluidos los sistemas de radiocomunicaciones con control informatizado y los servicios móviles comerciales tales como las redes IMT-2000, deben también usarse para satisfacer las necesidades de los organismos de PPDR.

Otra complicación la constituyó el hecho de que cuando se celebró la CMR-03, los organismos de PPDR en su mayoría trabajaban con aplicaciones de voz tradicionales, distribuidas en una amplia gama de bandas de frecuencia —por lo general, ondas métricas y decimétricas. Vistos los requisitos de anchura de banda de las soluciones avanzadas para PPDR que se estaban contemplando, y sin que hubiese signo alguno de lograr un enfoque uniforme para la utilización de las bandas de frecuencias, parecía poco probable que surgiera de la conferencia una solución mundial para la armonización del espectro.

Resolución 646 sobre la protección pública y las operaciones de socorro

Armonización: Aunque la CMR-03 no logró identificar una banda común a escala mundial, la aprobación de la Resolución 646 fue un logro importante. En dicha Resolución se enumeran las bandas y gamas de frecuencias específicas que deben considerar las administraciones en su planificación nacional de la PPDR. Estas bandas se indican por separado para cada una de las tres regiones de la UIT: Región 1 (Europa y África), Región 2 (Américas) y Región 3 (Asia y Australasia).

 

Inmarsat

UNHCR/H. Caux

UNHCR

Con el Convenio de Tampere nace la esperanza de que las víctimas de catástrofes puedan beneficiarse de las operaciones de salvamento rápida y eficazmente  

En la Resolución 646 se recomienda vivamente a los países que utilicen las bandas armonizadas identificadas para el uso en cada región para protección al público y operaciones de socorro, teniendo en cuenta los requisitos nacionales y regionales. Se les solicita también alentar a los organismos de PPDR a que apliquen las Recomendaciones pertinentes del UIT–R para planificar la utilización del espectro e implantar las tecnologías y los sistemas que ayudan a los organismos a desempeñar sus tareas.

Entre las ventajas de la armonización del espectro, aunque se vea restringida a nivel regional en lugar de ser mundial, puede citarse el mayor potencial de interoperabilidad en las actividades de PPDR. También se espera que se cree una base de fabricación más amplia que permita aplicar economías de escala, resultando equipos más económicos y de mejor disponibilidad. A su vez, esto dará a los organismos de PPDR mejor acceso a capacidades de sistema mejoradas sobre una base de tipos uniformizados de equipos. En última instancia, los beneficiarios serán las personas a las cuales atienden los organismos cuando se producen catástrofes.

Compartición transfronteriza: La Resolución 646 reconoce también las contribuciones de los organismos humanitarios, nacionales e internacionales, a la provisión de radiocomunicaciones cuando se han producido catástrofes en gran escala. Se insta a las administraciones a facilitar la circulación transfronteriza de los equipos de radiocomunicaciones destinados al uso en situaciones de emergencia y operaciones de socorro.

A menudo, las barreras reglamentarias han dificultado a las organizaciones humanitarias la importación y el uso transfronterizo de los equipos de telecomunicaciones. Para ayudar a encarar este problema, la UIT cumplió un papel activo en la redacción del Convenio de Tampere sobre el suministro de recursos de telecomunicaciones para la mitigación de catástrofes y las operaciones de socorro en caso de catástrofe, que entró en vigor el 8 de enero de 2005, tras su ratificación por 30 países. Cabe esperar que las víctimas de catástrofes puedan ahora beneficiarse de unas operaciones de rescate más rápidas y eficaces gracias a este Convenio.

Nuevas tecnologías: La Resolución 646 dice también que las administraciones deben instar a los organismos de PPDR a emplear tanto tecnologías y soluciones existentes como nuevas, para cumplir con los requisitos de interoperabilidad. Ello puede incluir la utilización de soluciones inalámbricas avanzadas cuando corresponda, a fin de prestar un apoyo complementario a las actividades de PPDR.

En la Resolución se destaca el ejemplo de un programa de normalización conjunto entre el Instituto Europeo de Normalización de las Telecomunicaciones (ETSI) y la Asociación de Industrias de Telecomunicaciones (TIA) de los Estados Unidos, conocido como MESA (Mobility for Emergency and Safety Applications, Movilidad para Aplicaciones de Emergencia y Seguridad). MESA tiene como objetivo desarrollar especificaciones técnicas para banda ancha móvil avanzada que sirvan de base para los requisitos de comunicaciones de los organismos de PPDR. Otra plataforma para la coordinación de normas armonizadas es el panel de coordinación de asociaciones TDR (telecomunicaciones para operaciones de socorro), establecido con el auspicio de la UIT y en el cual participan gobiernos, proveedores de servicios de telecomunicaciones internacionales, organizaciones de normalización y organismos de apoyo ante desastres.

Por último, la Resolución 646 remite comentarios a los fabricantes de sistemas y equipos para PPDR. Se les insta a tomar en cuenta la Resolución en el diseño de los equipos, y a tener en consideración la necesidad que puedan tener las administraciones en las distintas partes de las bandas de frecuencias identificadas.

 


ITU 940049/Actualités suisses

Las comunicaciones de emergencia juegan un papel fundamental en las operaciones de extinción de incendios

Continuación de los trabajos

La CMR-03 llegó a una conclusión sobre los requisitos espectrales para PPDR, y acordó también que no era necesario incluir este tema en el orden del día de una futura conferencia. Sin embargo, reconoció que se necesitan más estudios en algunas áreas y solicitó al UIT–R:

  • continuar sus estudios técnicos y formular Recomendaciones relativas a la aplicación técnica y operacional de soluciones avanzadas que permitan satisfacer las necesidades de aplicaciones de PPDR, para las operaciones nacionales e internacionales, y que tengan en cuenta las capacidades, la evolución, y cualquier requisito de transición resultante, de los sistemas existentes, en particular los de muchos países en desarrollo;

  • llevar a cabo nuevos estudios técnicos para la posible identificación adicional de otras gamas de frecuencia que permitan atender a las necesidades particulares de determinados países de la Región 1, especialmente para satisfacer las necesidades de radiocomunicación de los organismos de protección pública y operaciones de socorro.

Tras la CMR-03, han proseguido los estudios en el marco del Grupo de Trabajo 8A del UIT–R. Estos estudios se han centrado en preparar una Recomendación sobre una aplicación de banda estrecha que utiliza las comunicaciones de datos para proteger y rastrear propiedades. En su reunión de noviembre de 2005, la Comisión de Estudio 8 consideró un proyecto de Recomendación sobre “Planes armonizados de canales de frecuencias para la protección de la propiedad utilizando comunicaciones de datos”. Se espera que surjan otros estudios para el Grupo de Trabajo 8A, en base a trabajos en curso en algunos países de la Región 1 sobre los requisitos para las aplicaciones de PPDR en banda amplia y banda ancha.

Además de los estudios sobre PPDR, existen en el UIT–R otros programas relacionados con las operaciones de socorro. En la Recomendación UIT–R M.1042 se destacan las actividades humanitarias de los servicios de aficionados y de aficionados por satélite, y se insta a desarrollar en estos servicios redes capaces de prestar comunicaciones durante catástrofes y operaciones de rescate. Por otra parte, el Grupo de Trabajo 8D está elaborando una Recomendación sobre las aplicaciones de servicios móviles por satélite para operaciones de socorro, y las Comisiones de Estudio 6 y 7 están trabajando en sistemas que deben utilizarse para la predicción y detección de catástrofes, así como para comunicar avisos y alertas.

 
Alan R. Jamieson, Director Gerente, Added Value Applications Limited, Auckland, Nueva Zelandia

Las necesidades no disminuyen

Las necesidades de los usuarios de PPDR de todo el mundo no disminuyen, sino que están creciendo rápidamente. Cuanto más tiempo deban aguardar los organismos de seguridad pública soluciones eficaces para PPDR que permitan utilizar aplicaciones avanzadas, más se prolongará el actual enfoque ad hoc, falto de coordinación y a veces antieconómico.

Con arreglo a las decisiones alcanzadas en la CMR-03, el UIT–R está trabajando para resolver las cuestiones de puesta en práctica y así apoyar a los usuarios de PPDR en el desempeño de sus responsabilidades de prestar ayuda humanitaria y devolver la vida a sus cauces normales tras una catástrofe de cualquier tipo.

 
 


NOAA

  La NOAA coloca una boya en el Pacífico como parte de su sistema de evaluación e información sobre maremotos en la profundidad del océano (DART). Los datos se transmiten por satélite a un centro de control

Advertencia de maremoto vía satélite

El maremoto de gran intensidad ocurrido en el Océano Índico en diciembre de 2004, hizo recordar a todos la importancia de los sistemas de aviso en estos casos de catástrofe natural. La ola fue causada por un enorme terremoto frente a la costa de Sumatra, en Indonesia, detectado en el otro extremo del mundo en el Centro de alerta de maremotos del Pacífico (Pacific Tsunami Warning Center) de Hawaii. El centro depende de un organismo del Gobierno de los Estados Unidos, la Administración Nacional para la Atmósfera y los Océanos —generalmente conocida como la NOAA. A los pocos minutos, el personal de la NOAA pudo emitir un boletín en el cual se afirmaba que no existía peligro de un maremoto en el Pacífico. ¿Cómo se logró esto y por qué no se pudo advertir sobre la formación de un maremoto en el Océano Índico?


David Rydevik

 
El maremoto del Océano Índico golpea a Tailandia en diciembre de 2004  

La NOAA recibió información sobre los niveles del mar en el Pacífico proporcionada por un sistema de instrumentos costeros y boyas oceánicas que, lamentablemente, no existía en ese momento en el Océano Índico. Cada boya es una plataforma de una antena de radio que envía datos por satélite sobre el estado de la superficie del océano, y otros datos procedentes de sensores situados en el lecho marino. Estos sensores —que pueden estar a una profundidad de 5.000 metros— registran los cambios de peso del agua que hay por encima de ellos, con lo cual indican la altura de las olas.

Después de la catástrofe de 2004, comenzaron los esfuerzos internacionales por hallar maneras de disminuir los efectos de catástrofes futuras. Ya en enero de 2005 comenzaron las discusiones en Kobe, Japón, en la Conferencia Mundial de las Naciones Unidas sobre la Reducción de los Desastres Naturales. Se espera que en el transcurso de 2006, bajo el liderazgo de las Naciones Unidas, entre en funciones un sistema de advertencia de maremotos basado probablemente en una red de boyas similar a la del Pacífico. Esto deja planteado el desafío de cómo responder en la costa cuando se detecta una ola peligrosa en el mar. Se necesitarán más sistemas de información e infraestructuras, y es muy probable que también en esos trabajos desempeñen las radiocomunicaciones un papel principal.

 

 

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