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Charles Wheatstone (1802–1875), distinguido por la Reina Victoria en 1868.
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BT Heritage |
Wheatstone
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El científico inventó en 1829 el “Symphonium”, precedente de la concertina, y
en 1844 patentó la concertina |
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Acortar distancias con la telegrafía
Cuando se habla de Charles Wheatstone se suele pensar en un circuito
que lleva su nombre: el puente de Wheatstone y que, de hecho, no inventó. Lo que
hizo en realidad fue difundir la utilización práctica de un instrumento
elaborado en 1833 por Samuel Hunter Christie, al comprender que podía servir
para medir la resistencia eléctrica de un circuito. Con todo, Wheatstone, dotado
de un gran espíritu innovador, creó el primer sistema telegráfico público del
mundo y, para contestar a la pregunta planteada en la Página de los Pioneros del
mes pasado, fue también quien inventó la concertina, un instrumento musical muy
popular.
Una familia de músicos
Wheatstone nació en 1802, en Gloucester, al oeste de Inglaterra, en el seno
de una familia de músicos. Una vez instalada la familia en Londres, Charles
trabajó como aprendiz en una tienda familiar que vendía instrumentos musicales.
Rápidamente, el adolescente logró atraer nuevos clientes, gracias a la
construcción de la “lira encantada”, que a todos maravillaba ya que reproducía
el sonido de diversos instrumentos musicales. En realidad, la lira (que
Wheatstone llamaba “lira telefónica”) era simplemente una caja de resonancia
suspendida de una barra conectada a diversos instrumentos situados en la planta
superior, lejos del alcance de la vista.
En 1823, Wheatstone propuso la construcción de un sistema de comunicaciones
entre Londres y Edimburgo fundado en la transmisión de sonidos a través de
barras. El siguiente objetivo de sus estudios sería no obstante la producción
eléctrica (y no acústica) de señales. Wheatstone fue la primera persona que
ocupó el cargo de profesor de física experimental en el King’s College de
Londres, en 1834. Ese mismo año alcanzó gran renombre al efectuar la primera
medición de la velocidad de propagación de la electricidad en un cable.
Schilling, Cooke y Wheatstone
Desde mediados del siglo XVIII se han realizado experimentos de transmisión
de señales a través de la electricidad. Pese a ello, sólo fue posible prever
aplicaciones prácticas después de que Hans Christian Øersted descubriera en 1820
que una corriente eléctrica tenía la capacidad de desviar un imán. Este
principio fue utilizado por el Barón Pavel Lvovitch Schilling, diplomático e
ingeniero ruso, quien, en 1832, construyó el primer telégrafo electromagnético
conectando dos habitaciones de su casa de San Petersburgo. Al tener conocimiento
de este invento, el inglés William Fothergill Cooke, en 1836, se mostró
interesado en su comercialización.
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Telégrafo
de dos agujas en una caja decorada. Según se cree, era utilizado para el
envío directo de mensajes al Palacio de Buckingham en Londres. |
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BT Heritage |
Cooke (1806–1879) intentó diseñar un sistema telegráfico pero no logró
hacerlo funcionar. Propuso entonces trabajar en colaboración con Wheatstone,
quien aportaría sus conocimientos científicos en tanto que la contribución de
Cooke sería su visión para los negocios. Wheatstone ya había trabajado en un
sistema telegráfico electromagnético y, en junio de 1837, ambos presentaron en
común la solicitud de una patente en Londres. El sistema concebido constaba de
cinco agujas, dos de las cuales se desplazaban cuando una tecla completaba o
interrumpía un circuito en una batería, enviando electricidad por el cable hasta
un electroimán situado en el otro extremo. Las agujas desviadas indicaban las
letras del alfabeto.
Junto a las líneas férreas entre dos estaciones de tren situadas al norte de
Londres, se instaló una línea telegráfica experimental de unos 2,5 km de
longitud. El 25 de julio de 1837, Wheatstone envió el primer mensaje, al que
Cooke contestó inmediatamente. Tiempo después, Wheatstone recordaba que “nunca
había sentido una exaltación similar a la que experimenté cuando estando solo,
en aquella habitación silenciosa, oí el ruido seco de las agujas y, tras haber
transcrito las palabras, percibí toda la magnitud del invento y su viabilidad
pese a las objeciones o críticas”.
Una primicia mundial
Ese sistema se utilizó para crear, en 1839, la primera línea telegráfica
comercial, que se extendía a lo largo de unos 22 km de las líneas de ferrocarril
Great Western, a partir de Londres. Esta línea fue ampliada en 1841 y, el
anuncio de la novedad, resultado de una intensa campaña publicitaria, despertó
el gran entusiasmo de todos. Aunque en realidad lo que verdaderamente ganó el
interés de la gente por las posibilidades de la telegrafía fue la captura de un
asesino el 1 de enero de 1845. John Tawell, que había matado a su amante, Sarah
Hart, en una ciudad situada cerca de las vías del ferrocarril, intentó huir
tomando un tren en dirección a Londres. Lo habría conseguido si la policía no
hubiera utilizado el nuevo telégrafo para enviar una descripción del asesino a
la estación terminal de Londres, donde fue arrestado. Confesó su crimen y fue
posteriormente colgado.
La adopción del sistema Morse
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En el telégrafo de cinco agujas, la desviación simultánea de dos agujas
indicaba una letra. |
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Aunque el telégrafo de cinco agujas tenía la ventaja de que no requería la
presencia de un operador capacitado, necesitaba un gran número de circuitos, lo
cual significaba una instalación compleja y costos elevados de mantenimiento.
Wheatstone y Cooke simplificaron el sistema diseñando un telégrafo con una doble
aguja y, más adelante, con una sola aguja. Estos aparatos sí necesitaban
operadores capacitados porque utilizaban un código de identificación de letras
muy complejo, basado en el desvío de las agujas. En 1848, unos 1.600 km de vías
de ferrocarril disponían de cables telegráficos que transmitían los mensajes que
llegaban de Londres a más de 200 ciudades y municipios del Reino Unido.
Entretanto, en los Estados Unidos, Samuel Morse y Alfred Vail también
trabajaban, desde mediados de 1830, en la telegrafía electromagnética. El
sistema creado por ambos, que se puso en marcha por primera vez en 1844
consistía en el marcado de una cinta de papel cada vez que se transmitía
corriente eléctrica —y un mensaje— por un solo cable. El “sistema Morse”,
patentado en 1840, permitía la transmisión de texto combinando “puntos” y
“rayas” (y, más adelante, sonidos). Finalmente, este código, más simple que el
de Wheatstone, se adoptó como norma internacional para la transmisión de
mensajes.
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La primera línea telegráfica instalada en el mundo
seguía las líneas de ferrocarril |
Wheatstone también estudió la posibilidad de instalar líneas telegráficas
submarinas. En 1840, propuso un enlace de este tipo entre Dover y Calais y, un
poco más tarde, llevó a cabo experimentos prácticos. Fue además uno de los
asesores consultados para el tendido de la primera línea telegráfica
transatlántica.
El origen de las computadoras
En 1841 Wheatstone patentó un telégrafo impresor —el primero en su clase— en
el cual la corriente eléctrica activaba un pequeño martillo que imprimía letras
en el papel. Más adelante, inventó el transmisor automático, que multiplicaba
por cinco el número de palabras que podían enviarse por minuto en código Morse.
Ello se lograba reemplazando la mano del operador telegráfico con una cinta de
papel perforada, que pasaba por un mecanismo que controlaba la señal eléctrica.
El diseño de las primeras computadoras siguió este ejemplo ya que se utilizaban
cintas perforadas para la introducción de los datos. De esta forma, Wheatstone
contribuyó a establecer un vínculo entre el mundo de la telegrafía y la era
actual de la información.
Pregunta para el mes próximo:
¿Qué árbol tropical relaciona la telegrafía con el golf?
La respuesta en la próxima Página de los pioneros
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