En el mundo de las telecomunicaciones, el último decenio del último milenio se caracterizó por dos fenómenos que están revolucionando ya la manera en que trabajamos, ocupamos nuestro ocio y desplegamos nuestra actividad cotidiana: Internet y las comunicaciones móviles. La aparición de la World Wide Web pone ahora toda la potencia de Internet al alcance de millones de personas de todo el mundo y, gracias a nuevas aplicaciones en línea como los servicios financieros, la asistencia sanitaria y el correo electrónico, está acelerando el proceso de mundialización y modificando fundamentalmente el orden económico mundial.

Sin embargo, más importante todavía ha sido la adopción generalizada de los servicios móviles de telecomunicaciones. La conectividad de Internet sigue aumentando rápidamente pero merece la pena señalar que el mercado de la telefonía móvil celular crece anualmente en un 36% en el mundo en general y hasta un 100% o más en mercados como China y Corea. En cuanto a la penetración, aunque el porcentaje de población conectada con la Web sólo es del 20 al 25% en las naciones donde el número de personas conectadas es mayor, la penetración de la telefonía móvil celular alcanza en algunos países de Europa cifras estremecedoras de 60% y más. Ello significa que, incluso en las naciones más prósperas del mundo, es dos veces más probable que la población disponga de un teléfono móvil que de una conexión con Internet -probabilidad que sigue una curva en espiral en el mundo en desarrollo, donde la conectividad con Internet se ve obstaculizada por redes alámbricas anticuadas mientras que los servicios móviles están en pleno auge.

Este enorme crecimiento de los servicios móviles obedece a diversos factores. El elemento más evidente es, naturalmente, la conveniencia. Nadie desea estar conectado a la red como si fuera una pieza de equipo telefónico; uno prefiere que la red le localice cuando el contacto sea necesario. Los servicios móviles empiezan a liberar a los trabajadores de la tiranía del escritorio, puesto que les ofrece mayor flexibilidad y les permite responder mejor a sus clientes y colegas. Al mismo tiempo, los servicios móviles facilitan la relación entre familias y amigos, independientemente de esta vida activa que aleja cada vez más al individuo de su teléfono doméstico.

La conveniencia sin embargo es sólo una parte de la historia. Hay otros factores, como la regulación nacional de los mercados móviles, el coste de instalación de la red, los precios y una mejor calidad de servicio, que contribuyen a la explosión acelerada de los servicios móviles en todo el mundo.

Los consumidores de los países ricos pueden preferir las telecomunicaciones móviles al servicio de línea fija por razones de conveniencia personal, pero en las naciones en desarrollo los servicios móviles se utilizan cada vez más para reducir la disparidad entre la demanda y la oferta. En muchos países de África, América Latina y ciertas partes de Asia, las listas de espera del servicio telefónico se miden, no en semanas, sino en años porque las compañías telefónicas locales luchan por mantener sistemas heredados, aumentar el número de líneas disponibles y conservar en funcionamiento equipo vital en condiciones económicas y climáticas muy difíciles.

Es más, la ausencia de fabricación nacional significa a menudo que los países cuya necesidad es mayor pagan mucho más por línea para mejorar sus redes que las economías avanzadas, cuyo mercado de equipo de telecomunicaciones es altamente competitivo. Por último, el acceso al servicio alámbrico tradicional sigue restringido en muchas naciones por simples razones geográficas: montañas escarpadas, terrenos llanos pantanosos o extensos y secos desiertos que hacen a menudo imposible prestar el servicio con el tipo normal de pares de cobre trenzados.

Aquí es donde entran en acción los servicios móviles. Con un despliegue más rápido y barato de la red, los nuevos operadores pueden establecerse y funcionar en apenas unos meses y ofrecer un acceso muy necesario a ciudades y aldeas de todo el país, especialmente gracias al acceso inalámbrico fijo que ha eliminado el costoso componente de itinerancia y sin perder las ventajas de la tecnología inalámbrica. Es más, los servicios móviles pueden ir donde la línea fija no puede, lo que significa que comunidades que viven aisladas porque son inaccesibles pueden al fin, tener acceso a servicios vitales de comunicación, independientemente de su ubicación.

Naturalmente, para la mayoría de los países en desarrollo el establecimiento de las redes es sólo una parte del cuento. Si los servicios móviles tienen un precio que supera con mucho el poder adquisitivo del usuario medio, los operadores nunca amortizarán el coste de la instalación, sin hablar de conseguir beneficios.

De igual modo, en los países prósperos del mundo el precio de los servicios móviles es, según se ha demostrado recientemente, el factor que tiene por sí solo más importancia para su adopción generalizada. Aunque la demanda de la telefonía móvil ha crecido constante aunque lentamente desde comienzos del último decenio, la introducción del servicio de previo pago en Portugal en 1995 causó una explosión en la utilización de los servicios móviles porque los usuarios adoptaron con satisfacción un servicio seguro, sabiendo que el precio de las comunicaciones móviles estaba estrictamente controlado por su tarjeta de previo pago. Ahora, unos cinco años más tarde, los usuarios de servicios de previo pago son el 75%, cifra asombrosa, del número total de usuarios telefónicos en Italia, el mercado de servicios móviles más importante de Europa, y más de la mitad de la base total de usuarios en países como México, Portugal y la República Sudafricana.

Distribución de los usuarios de servicios móviles celulares de previo pago por regiones en 1998 y 8 países con mayor porcentaje en 1998. Fuente: ITU World Telecommunication Indicators Database.

Incluso en el ámbito de los contratos de abono normales, el precio de los servicios móviles empieza a ser mucho más competitivo, gracias a la introducción de una fuerte competencia en muchos mercados del mundo. En algunos países, el coste de una comunicación móvil es ahora equiparable al de la misma comunicación efectuada por una línea fija. Al mismo tiempo, los cambios introducidos en el entorno reglamentario pueden tener importantes

consecuencias en la asequibilidad económica del servicio móvil. En México, por ejemplo, el paso del sistema de pago por el usuario llamado al sistema de pago por el usuario que llama dio como resultado un enorme aumento de la utilización de los servicios móviles.

En el mundo en desarrollo queda todavía mucho por hacer para que el precio del equipo y de los servicios llegue a ser abordable, pero como más y más países abren sus mercados a la competencia de los servicios móviles y como el coste de la instalación y la explotación de una red móvil es mucho menor que en un sistema de línea fija, parece indudable que el precio de las comunicaciones móviles seguirá disminuyendo. Para los cuatro mil millones de personas que viven en los países en desarrollo, ésta puede ser una de las mejores noticias que han oído en años.

Una de las razones de la rápida proliferación de los servicios celulares es sin duda alguna el entorno reglamentario de los servicios móviles, que ha sido considerablemente distinto del de su pariente, el servicio de línea fija. Mientras que la RTPC sigue estando fuertemente controlada, la regulación del servicio móvil celular ha tendido a ser mínima. Inicialmente, el motivo era que la mayoría de los reguladores consideraban el servicio móvil como un mercado nicho, un servicio de valor añadido que escapaba esencialmente a la reglamentación normal de la telefonía vocal básica. Más recientemente, el florecimiento del mercado de los servicios móviles ha conducido a muchas autoridades nacionales a abstenerse de reglamentarlo sobre la base de que una reglamentación excesiva de los servicios de línea fija ha sofocado en algunos casos el crecimiento de la red.

En torno al mundo, el número de países que admiten cierto grado de competencia en los servicios móviles ha aumentado sin cesar de apenas 28 en 1993 a 103 al comienzo del presente año. Ahora que todos los principales mercados del mundo están liberalizados, sólo un minúsculo 1% de la base total de usuarios de los servicios móviles del mundo sigue recibiendo el servicio de un abastecedor monopolista y, como las naciones siguen tratando de cumplir sus obligaciones en virtud del Acuerdo de la OMC sobre el Comercio de las Telecomunicaciones o están preparando ofertas, ese número será de casi nada en los próximos cinco años -buenas noticias para los clientes, que pueden generalmente esperar un mejor servicio a un precio menor.

Para las naciones en desarrollo, la liberalización progresiva del mercado de servicios móviles puede ofrecer grandes oportunidades para un mejor acceso a las comunicaciones. Ahora que muchos de los principales operadores de servicios móviles del mundo buscan mercados vírgenes con un fuerte potencial de crecimiento, el regulador puede generar un capital muy necesario gracias a los derechos pagados por las licencias de explotación de servicios móviles y contribuir además a extender las redes fijas a regiones distantes imponiendo como obligación en esas licencias la expansión de la red. Esas estrategias se utilizan ya, con cierto éxito, en países como Filipinas, donde las concesiones para la explotación de las redes móviles en mercados muy rentables como el de Manila exigen la instalación de redes en regiones alejadas, que han sufrido largo tiempo por la ausencia de un acceso a las telecomunicaciones.

Otro mecanismo para mejorar el acceso en el plano local es conceder licencias a empresarios locales para la reventa de los servicios móviles. El sistema funciona ya bien, por ejemplo en Bangladesh donde existe un acuerdo con Grameen Telecom, la rama encargada de las telecomunicaciones del famoso Banco Grameen de Muhammad Yunus. En este sistema, los empresarios locales adquieren un aparato telefónico móvil y una conexión digital a Grameen Phone y revenden luego capacidad a los aldeanos, que pagan una pequeña tarifa por minuto para hacer y recibir llamadas. Al permitir que la población local establezca centros telefónicos comunitarios, Grameen Phone contribuye a promover un acceso muy necesario a las telecomunicaciones en pequeñas colectividades de todo el país y al mismo tiempo ayuda a las familias a crear negocios lucrativos y sostenibles.

Si los años 1990 fueron el decenio digital, los primeros años del nuevo milenio serán testigo de una avalancha de "terceras generaciones". El mejoramiento de la calidad de servicio gracias a la aparición de los sistemas digitales introducidos en toda Europa hace unos 10 años fue otro factor importante de la adopción de los servicios móviles. Del total estimado de 450 millones de usuarios de servicios celulares en el mundo, más de dos tercios están ahora conectados con redes digitales y el número aumenta con rapidez. La mayor calidad vocal, junto con la posibilidad de enviar y recibir mensajes escritos por sistemas como el servicio de mensajería simple (SMS) y, más recientemente, los servicios con protocolo de aplicación inalámbrica (WAP), han aumentado considerablemente la utilidad de los aparatos de bolsillo.

Ahora, el mundo se prepara a una revolución en los servicios móviles de datos, puesto que los países se orientan hacia la introducción de los llamados servicios móviles de tercera generación que prometen velocidades binarias del orden de Mbit/s capaces de convertir el aparato móvil medio en un computador portátil conectable con la Web. Después de unos quince años de preparación bajo los auspicios del Sector de Radiocomunicaciones de la UIT, la adopción mundial de la norma IMT-2000 para los servicios móviles de tercera generación en una reunión celebrada en Helsinki, Finlandia, en noviembre del año pasado allana el terreno para el lanzamiento de los servicios de la próxima generación dentro de pocos años. Japón será el primer país que se pondrá en línea con sus planes de lanzamiento de la primera red comercial de tercera generación del mundo el año que viene. Le seguirán Europa y Asia, puesto que actualmente se conceden ya licencias y se planean redes que comenzarán a ofrecer servicios en 2002. Los Estados Unidos de América, que sigue manteniendo una amplia base de usuarios de redes analógicas y que va a la zaga del resto del mundo en la adopción de la tecnología celular digital, empezará a recuperar terreno ya en el año 2003.

Uno de los grandes logros de la UIT, la norma IMT-2000 supone la armonización mundial de la tecnología móvil, lo que significa que los usuarios dispondrán al fin de una itinerancia mundial ininterrumpida, sin necesidad de cambiar de aparato, de proveedor de servicios ni de número de teléfono. Mientras que los actuales sistemas digitales fragmentarios de segunda generación comprenden un laberinto de normas celulares e inalámbricas incompatibles, IMT-2000 define un grupo de métodos de acceso, que abarcan los sistemas AMDC, AMDT y AMDF para garantizar la compatibilidad con los numerosos entornos de explotación de los servicios móviles del mundo.

Sin embargo, las comunicaciones en cualquier lugar y en cualquier momento son sólo el comienzo. Para la mayoría de los usuarios, la posibilidad de desplazarse por el mundo entero tendrá menos importancia que la enorme ventaja que ofrecen los sistemas de la tercera generación en relación con los de la segunda generación -velocidades binarias de hasta 2 Mbit/s, varias veces el caudal de tráfico de las líneas fijas RDSI actuales, fácilmente bastante elevadas para admitir la consulta de la Web con un aparato móvil. Basta dar un vistazo a los prototipos de aparatos de tercera generación que ahora presentan los principales fabricantes del mundo y se ve claramente que el futuro de la comunicación móvil estará pronto inextricablemente vinculado con el de la propia Internet.