Día Mundial de las Telecomunicaciones 1998

May 4, 1998


Ataques al sistema de reparto de los ingresos


El clamor surgido porque las compañías telefónicas obtienen beneficios exagerados en las llamadas internacionales no es nuevo, pero las más ricas de ellas están actualmente haciendo mucho ruido para que se produzcan cambios. Durante años, se acusaba a las compañías telefónicas de actuar en oligopolio, cobrando las llamadas internacionales a precios exorbitantes. No se podía hacer gran cosa, porque el tráfico internacional de la mayoría de los países estaba en manos de monopolios.

Generalmente, cobraban una tasa especial por las llamadas internacionales debido a que anteriormente su capacidad de red para destinos internacionales era relativamente escasa y la mayor parte de los costes recaía sobre las empresas, más que sobre las personas. De hecho, los ingresos de las llamadas internacionales subvencionaban las locales del público en general, entiéndase también votantes, que pagaban muy poco o nada.

Los operadores negociaban bilateralmente las cantidades que se cobraban por intercambiarse llamadas internacionales, según el sistema de tasas de distribución, esquema mundial previsto por la Unión Internacional de Telecomunicaciones (UIT), que es el organismo especializado al efecto de las Naciones Unidas. Según este sistema, se cobraban entre sí la misma cantidad que cobraban por las llamadas en sus territorios. Esta denominada tasa de liquidación, más un margen de beneficio y los costes adicionales de la explotación de sus redes nacionales se trasladaban al consumidor.

En los últimos años, el sistema de tasas de distribución ha empezado a tener problemas. Allí donde el sector de telecomunicaciones se liberalizó rápidamente, como en América del Norte, el Reino Unido, Finlandia, Suecia, Australia y Nueva Zelandia, entre otros lugares, la competencia empezó a ganar terreno y las nuevas empresas de telecomunicación negociaban tasas de liquidación inferiores. Este ahorro, unido al hecho de que las nuevas redes que utilizan tecnologías modernas son por lo general más económicas de instalar y de explotar, permitía cobrar menos a los consumidores.

En consecuencia, cada vez había más tráfico que partía de los países liberalizados, en los que las llamadas internacionales son más baratas. A este efecto se unía la utilización de las llamadas por intermediario y en reencaminamiento.

Las compañías de llamada por intermediario ofrecen a sus clientes internacionales un tono de marcación procedente de Estados Unidos cuyas tasas por llamada internacional están entre las más baratas del mundo. La UIT reconoce que el tráfico de llamadas por intermediario ha aumentado más de diez veces desde 1993.

Además, muchos operadores de telecomunicaciones utilizan prácticas que se conocen como reencaminamiento, mediante las cuales una llamada entre dos países con tasas vigentes de liquidación elevadas se desvía hacia un tercer país con tasas inferiores a las del país de destino. Este último pierde los ingresos y los conspiradores se reparten la diferencia. Maev Sullivan, asesor independiente radicado en Londres de empresas de telecomunicaciones afirma, "el tráfico internacional está aumentando sobre la base de un arbitrio en el que los operadores explotan las discrepancias de las tasas de distribución en su propio beneficio".

La UIT estima que hay que atribuir en 1997 unos 6 400 millones de minutos de llamadas internacionales al reencaminamiento y las llamadas por intermediario. La entidad nacional de reglamentación de las telecomunicaciones de Estados Unidos, la Comisión Federal de Comunicaciones (FCC) afirma que el desequilibrio del tráfico internacional saliente le cuesta al país 5 000 millones de dólares en términos de déficit comercial. Esto es muy significativo pues, como dice Tim Kelly, Director de análisis operativos de la UIT, el tráfico internacional supone menos del 2% del tráfico mundial de telecomunicaciones en volumen y cerca del 8% en valor.

Estaba claro que la situación no podía continuar así. La FCC, para gran indignación de la mayoría de los demás países, adoptó la decisión unilateral en agosto de 1997 de imponer su propia escala de tarifas en las tasas de liquidación, que debían respetar los operadores de Estados Unidos. La escala se basa en el producto interior bruto de los países y se irá implantando a lo largo de los próximos cinco años. Se dará a las economías menos desarrolladas más tiempo para seguir el sistema. Esta iniciativa unilateral va en contra del espíritu de solución multilateral que impregna el Acuerdo de la Organización Mundial del Comercio.

Para muchos países en desarrollo, las tasas de liquidación elevadas constituyen una fuente imprescindible de divisas. Además, como estos países suelen tener redes antiguas que son más caras de explotar y todavía tienen un operador en régimen de monopolio, sus costes son superiores. Asimismo, los operadores monopolísticos nunca han tenido necesidad de compaginar sus costes y ofrecerían una gran resistencia a seguir una "contabilidad transparente", que encaje con las peticiones de que sus precios reflejen aquéllos. Sin duda, en todas partes en que ha habido un proceso de liberalización, la atribución precisa de los costes ha resultado un reto considerable.

Aunque la iniciativa de la FCC provocó agravios, también contribuyó en gran medida a galvanizar las empresas de telecomunicación de todo el mundo.

En el mes de marzo, el Foro Mundial de Política de las Telecomunicaciones de la UIT nombró a Anthony Hill, Embajador de Jamaica ante las Naciones Unidas, Presidente de un grupo temático sobre reforma del sistema de tasas de distribución. Los Estados Miembros de la UIT ya han propuesto que se apliquen en 1998 tasas de liquidación no superiores a 66 centavos de dólar por minuto. Como todas las decisiones de la UIT tienen que adoptarse por consenso entre sus Estados Miembros, estamos ya ante un signo importante de avance.

El paso siguiente es convenir otro acuerdo transitorio para 1999. El Sr. Hill tiene "grandes esperanzas de que así ocurra". Un objetivo más a largo plazo es llegar a una o varias metodologías de atribución de costes mutuamente convenidas, de forma que las tasas de liquidación reflejen finalmente en todas partes los costes. El Sr. Hill considera que esto se logrará al cabo de dos o tres años de iniciarse el próximo milenio. La FCC por su parte se declara dispuesta a respaldar este enfoque multilateral, aunque aún queda mucho camino por recorrer.

Pekka Tarjanne, Secretario General de la Unión Internacional de Telecomunicaciones señala que los operadores de los países en desarrollo necesitan los ingresos que genera el sistema actual para mantener y ampliar sus redes.

"Este sistema ofrece un marco para la transferencia de recursos de los países industrializados del norte a los países en desarrollo del sur, de unos 10 000 millones de dólares al año", afirmó recientemente. "Si se juntan todos los programas de financiación de las telecomunicaciones de todos los bancos de desarrollo del mundo, la suma total que invirtieron durante la primera mitad de los años 90 no llega aún a la mitad de lo que se genera en un año con el sistema de tasas de distribución".

Esta declaración subraya lo crucial que es para todas las partes llegar a un buen equilibrio al elaborar tasas de liquidación razonables. Para comprender las repercusiones potenciales de la reforma del sistema de tasas de distribución y de una reducción de las tasas de liquidación, la UIT ha emprendido una serie de estudios de caso de país a fin de captar mejor sus necesidades y costes. Los países estudiados fueron Bahamas, Colombia, India, Lesotho, Mauritania, Samoa, Senegal, Sri Lanka y Uganda.

El producto interior bruto per cápita de las economías estudiadas oscila entre los 12 280 dólares de Bahamas y los apenas 251 dólares anuales de Uganda. Para muchos de los países, los propios ingresos de las telecomunicaciones son importantes, aparte del papel que éstas puedan desempeñar en el desarrollo y expansión de la economía.

En estos estudios se han tenido en cuenta múltiples factores. Se vio por ejemplo que la constante inestabilidad política ha impedido al Gobierno de Sri Lanka atraer inversiones externas hacia su sector de las telecomunicaciones; que los costes de desarrollo de la red de islas tales como Samoa y Sri Lanka son muy distintos de los que afrontan los países grandes tales como India o los países pequeños enclavados en el continente, como Lesotho; que Bahamas se encuentra con la dificultad de conectar 15 islas deshabitadas; que Colombia ya ha digitalizado el 84% de su red interurbana, mientras que Lesotho cuenta con cuatro centralitas PBX y una red monocelular que da servicios telefónicos a las zonas rurales.

En el Informe de los estudios de caso se llega a la conclusión de que hay diferencias significativas entre los países en cuanto a los costes de terminación de las llamadas telefónicas internacionales. El Informe concluía que la gama de los costes de terminación varía entre 0,13 centavos de dólar y 0,45 centavos por minuto. Comparativamente, las tasas "más eficaces" competitivamente en Europa son inferiores a 0,08 centavos de dólar por minuto.

Los sistemas de tasas basadas en los costes deben permitir a los operadores negociar tasas de liquidación con las que puedan demostrar un reflejo de sus costes (y que por tanto deban ser consideradas razonables) y, en general sirvan para la explotación de sus servicios de telecomunicaciones en una forma más eficaz y rentable.

El Sr. Hill reconoce que el secreto será llegar a un sistema de tasas de distribución basadas en los costes que resulte aceptable para la comunidad internacional. Además, las empresas monopolísticas de telecomunicaciones tendrán que dejar de subvencionar las llamadas locales con los ingresos procedentes de las internacionales, si han de introducir la competencia, o de lo contrario, los recién llegados se llevarán tranquilamente los sectores más lucrativos.

Este reequilibrio de las tarifas hará que las llamadas internacionales sean más asequibles para muchas más empresas y ayudará a las economías de todo el mundo. También podría contribuir en gran medida a recuperar ingresos que actualmente se pierden en las llamadas por intermediario y otras operaciones que drenan dichos ingresos.

Pero el Sr. Tarjanne avisa que dichos ingresos pueden no ser suficientes para sustituir las divisas que se obtienen con el sistema actual, por lo que los países en desarrollo podrían tener dificultades para ampliar sus redes e incrementar el acceso (véase el artículo "Para entender la revolución" de este capítulo).

El ritmo de este proceso será crucial. En todos los países asociados hay largas listas de espera para la instalación de teléfonos. En el Informe sobre el Desarrollo Mundial de las Telecomunicaciones en 1998 de la UIT se indica que si el acceso al servicio telefónico tuviera un precio justo y pudiese disponerse de él uniformemente, habría 300 millones más de hogares que podrían acceder al teléfono, además de los 500 millones que ya están conectados.

Annie Turner