DECLARACIÓN DE URUGUAY
EMBAJADOR RICARDO GONZÁLEZ ARENAS
TÚNEZ, 17 DE NOVIEMBRE DE 2005
Sr. Presidente,
Señores Jefes de Estado y de Gobierno de los países
miembros de las Naciones Unidas,
Señores delegados,
Es un alto honor para la delegación del Uruguay estar
presente en la ciudad de Túnez, cuyo nombre quedará desde ahora asociado a
esta relevante empresa colectiva que es la de edificar una Sociedad de la
Información para todos.
Quiero en nombre del gobierno de mi país agradecerles a
las autoridades tunecinas el generoso esfuerzo que han desplegado para
asegurar el buen éxito de esta reunión, no solo cuidando todos los aspectos
organizativos y logísticos, sino también acogiéndonos de una forma tan
hospitalaria como cordial.
Concluimos en Túnez la segunda fase de este proceso de
negociaciones cuyo propósito es establecer los cimientos de la llamada
Sociedad de la Información. Sin embargo, esta reunión Cumbre, lejos de ser
un punto final, constituye solo el principio de un esfuerzo conjunto que de
ahora en más, los gobiernos, el sector privado, la sociedad civil y las
demás partes interesadas deberán seguir profundizando, tanto a nivel
nacional como regional e internacional, para alcanzar la meta de una
Sociedad de la Información inclusiva y solidaria, orientada hacia el
desarrollo y atenta a las necesidades de todos sus miembros.
Todos hemos asistido a esta verdadera revolución que se
ha producido en el ámbito de las tecnologías de la información y de la
comunicación. Un fenómeno de civilización sin precedentes que ha vuelto más
estrecho el mundo, que ha acercado a las culturas y permitido difundir el
conocimiento y la información a lo largo y ancho del planeta. Un fenómeno
que hoy incursiona en todos los aspectos de nuestras vidas, transformado
comportamientos y acumulado un enorme potencial para elevar el nivel de vida
de nuestras sociedades.
Sin embargo, hasta el momento los frutos de este
formidable avance no han sido equitativamente distribuidos.
Hay países menos dotados de medios tecnológicos
susceptibles de aprovechar estas ventajas, hay sectores de población
cadenciados que difícilmente acceden a los instrumentos básicos de la
comunicación y de la información. Es necesario tener presente que tan solo
un 11% de la población mundial accede a Internet, y entre ellos, casi del
90% habita en países desarrollados. A ello se suman también las
problemáticas de género que impiden un pleno aprovechamiento de estas
tecnologías por parte de mujeres y niñas.
En suma, la llamada brecha digital está compuesta en
realidad por un variado mosaico de brechas de diversa naturaleza, siendo
todas ellas el correlato digital de las grandes asimetrías económicas,
sociales, tecnológicas, que afligen a nuestro planeta. El gran desafió de la
comunidad internacional desde el inicio de este proceso ha sido el de
convertir esas graves desigualdades en oportunidades digitales y facilitar
el acceso a las TICs para aquellos países y sectores sociales menos
favorecidos.
En ese sentido, los resultados que hemos alcanzado
durante este proceso, jalonados por la Declaración de Principios y el Plan
de Acción de Ginebra en diciembre del 2003 y ahora con los acuerdos finales
de Túnez, abren ciertamente una puerta al futuro para que todas esas brechas
comiencen a cerrarse. Este es un dato alentador.
Uno de los mensajes políticamente más relevantes que
surgen de esta Cumbre, es precisamente la voluntad de todos los miembros de
la comunidad internacional de evitar que la Sociedad de la Información se
transforme en un nuevo paradigma de desigualdades entre estados y entre
sectores de la población. En otras palabras, es necesario evitar que las
dificultades de acceso a las TICs generen un nuevo tipo de pobreza y
terminen marginalizando de este proceso a aquellos países o sectores de
población menos favorecidas y económicamente más débiles.
Para eso, los compromisos obtenidos en esta Cumbre,
destinados a movilizar recursos humanos, financieros y tecnológicos hacia
objetivos muy precisos, serán de especial importancia para que los países
lleven a cabo políticas públicas sustentables en estas materias, y que ellas
se integren también en sus estrategias de desarrollo y de erradicación de la
pobreza, conforme a las metas del Milenio. También resulta esencial que la
Sociedad de la Información se asiente en el respeto de los derechos humanos,
la justicia social y el diálogo entre las diferentes culturas y
civilizaciones, asegurando la identidad y la diversidad cultural de los
pueblos.
Uruguay ha participado activamente en todo este proceso y
desea integrarse al mismo no solo como un consumidor o usuario de TICs, sino
a través de un esfuerzo interno orientado a impulsar la ciencia, la
tecnología y la innovación, a crear capacidades y contenidos locales, a
potenciar nuestra industria del software y otras tecnologías de la
información, incorporando creativamente las TICs a diversos ámbitos de la
actividad nacional adecuándolas a nuestras propias realidades y necesidades.
Antes de finalizar, quisiera mencionar dos temas a los
que asignamos una especial relevancia: el primero está referido a la
educación. No existe un vehículo cualitativamente más importante para
prepararnos ante los desafíos de la Sociedad de Información que la educación
y la formación de nuestros niños y jóvenes. No existirán cimientos más
sólidos para una Sociedad de la Información centrada en el hombre, que un
sistema educativo no excluyente y de alta calidad. Esto debe ser un
componente importante de las estrategias a nivel nacional, regional e
internacional.
Y en segundo término, quisiera recalcar el rol crucial
que tendrá la cooperación internacional y regional en la movilización de
recursos, la creación de capacidades y la calificación de recursos humanos.
Esto generará sin duda sinergias positivas entre los distintos sectores
interesados que contribuirán a que los países en desarrollo se integren de
una mejor manera en este proceso. El desafió que presenta la Sociedad de la
Información requiere de nuevas y más dinámicas formas de solidaridad.
Sr. Presidente,
Para concluir, Uruguay apoya decididamente este esfuerzo
colectivo de establecer una Sociedad de la Información que se ajuste a los
principios acordados tanto en Ginebra como hoy aquí en Túnez. Una Sociedad
de la Información que ciertamente no constituye un fin en si mismo, sino un
instrumento donde la tecnología se pone al servicio de las grandes causas
que promueve hoy la comunidad internacional, que no son otras que las de
desterrar la pobreza, la marginalidad, el hambre, el desempleo y las
desigualdades económicas y sociales, que desafían hoy la conciencia de
nuestras comunidades.
Estamos convencidos que una Sociedad de la Información
centrada en el hombre y orientada al desarrollo redundará no solo en una
mejor calidad de vida de nuestras sociedades, sino también constituirá un
valioso aporte a la paz, la seguridad y la justicia social en nuestro
planeta.
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