El "eslabón perdido" y la brecha digital:
reconsideración del Informe Maitland
En 1985 la UIT publicó un Informe encargado
especialmente y titulado El eslabón perdido, el cual señaló a la atención
internacional el rotundo desequilibrio existente en cuanto al acceso telefónico
entre los países industrializados y en desarrollo.
El Informe de la Comisión Maitland tiene su origen en la Conferencia de
Plenipotenciarios de la UIT celebrada en Nairobi, en 1982, que creó la Comisión
Independiente para el Desarrollo Mundial de las Telecomunicaciones. La Comisión
estaba presidida por Sir Donald Maitland y tenía por mandato identificar los
obstáculos que impedían el establecimiento de infraestructuras de comunicaciones
y recomendar los medios mediante los cuales podía estimularse la expansión de
las telecomunicaciones en todo el mundo. En enero de 1985 la Comisión presentó
sus conclusiones al entonces Secretario General de la UIT, Richard Butler, en un
aclamado Informe: El eslabón perdido.
La Comisión Maitland acuñó la expresión "eslabón perdido" para destacar la
carencia crónica de infraestructura de telecomunicaciones en el mundo en
desarrollo. En la fase inicial de sus trabajos, la Comisión concluyó por
unanimidad que no podía tolerarse el flagrante y creciente desequilibrio que
afectaba la distribución de las telecomunicaciones en todo el mundo.
En ese entonces, antes de la telefonía móvil, había unos 600 millones de
teléfonos fijos en el mundo y las tres cuartas partes de ellos estaban
concentrados en los nueve países más industrializados. Los restantes se
distribuían de una manera desigual, y los países más pobres del África
subsahariana a menudo contaban con menos de una línea fija cada 500 habitantes.
El eslabón perdido fue el primer Informe en el que se puso de relieve la
correlación directa entre la disponibilidad de infraestructura de
telecomunicaciones y el acceso a la misma y el crecimiento económico de un país.
La brecha mencionada caracterizaba todos los aspectos del acceso y el servicio
universal y representaba una disparidad no sólo entre los países ricos y los
países pobres, sino también entre las personas con medios y los menesterosos en
una sociedad dada, y entre las poblaciones rurales y urbanas.
Para progresar en este sentido, la Comisión fijó la meta de que para principios
del siglo XXI prácticamente toda la humanidad debía tener a su alcance el
servicio telefónico. ¿Pero qué es lo que debemos entender por "tener a su
alcance"? En las zonas rurales, esta expresión se definió como al menos un
aparato telefónico disponible a dos horas de camino a pie para todos en el año
2000.
Para alcanzar ese objetivo, muchos países desarrollados apuntaron a la
ampliación de sus redes, que ya estaban disponibles de una manera generalizada,
hacia las partes desaventajadas de su población, así como a la mejora de la
calidad de funcionamiento de las redes existentes. En otras palabras, éstos
hicieron hincapié en el "servicio universal" (a tenor del cual todos los hogares
deben disfrutar de su propio servicio telefónico individual, por lo general un
teléfono de línea fija), en contraposición del concepto más general de "acceso
universal".
Para los países en desarrollo, en cambio, el Informe El eslabón perdido supuso
centrarse en el acceso universal, y de este modo esforzarse en ofrecer acceso a
las tecnologías de la información y la comunicación (TIC) a un porcentaje de la
población tan alto como fuera posible, mediante estrategias de acceso compartido
(por ejemplo, teléfonos públicos de previo pago, cibercafés, instalaciones
comunitarias como los telecentros comunitarios polivalentes), en lugar de
disponer de un teléfono en cada hogar.
Veinte años después, ¿cuánto hemos avanzado en el mundo para reducir el
desequilibrio en materia de acceso a las telecomunicaciones? El Informe El
eslabón perdido indicaba la ausencia de infraestructura como una barrera
fundamental que impedía el acceso. Desde entonces, el debate se ha ampliado para
incluir temas tales como las aplicaciones y las aptitudes o la formación que
requieren las comunidades para poder beneficiarse de las nuevas TIC.
Hace veinte años, crear infraestructura significaba transferir la
responsabilidad a los operadores de la red telefónica pública conmutada (RTPC)
para que construyeran y ampliaran esas redes. Asimismo, los usuarios requerían
muy poca o ninguna formación para utilizar un teléfono. El paso de las redes con
conmutación de circuitos a las redes basadas en IP y de las líneas fijas al
servicio inalámbrico, junto con el desarrollo de nuevas redes de información
como Internet, ha hecho que las cosas sean muy diferentes en una sociedad de
información.
¿Ponerse al día, pero no con suficiente rapidez?
La UIT sigue regularmente los progresos obtenidos para
colmar la brecha digital, sobre todo en el marco del Informe sobre el Desarrollo
Mundial de las Telecomunicaciones, cuya primera edición fue publicada con
ocasión del décimo aniversario de la publicación del Informe El eslabón perdido.
El avance logrado durante los últimos veinte años es el siguiente:
- En 1985, unos tres mil millones de personas, esto
es, alrededor de la mitad de la población mundial, vivía en países con una
teledensidad (líneas telefónicas por 100 habitantes) menor a la unidad. La
teledensidad promedio mundial era de alrededor de 7. Había menos de un
millón de teléfonos móviles en todo el mundo y sólo unas cuantas decenas de
miles de usuarios conectados a Internet (la World Wide Web no existía aún).
- A fines de 2005, sólo ocho países con una
población inferior a 160 millones, o sea alrededor del 2,5% de la población
mundial, tienen una densidad telefónica total (fija y móvil combinadas)
inferior a la unidad. El promedio mundial de teledensidad total gira en
torno a 50. Existen unos dos mil millones de teléfonos móviles en el mundo y
alrededor de 750 millones de usuarios de Internet.
No obstante, aunque se han hecho grandes progresos,
aún siguen habiendo grandes disparidades en cuanto al acceso a las
telecomunicaciones. Por ejemplo, en 2003, la teledensidad total oscilaba
entre 0,3 en Liberia y 173 en Taiwán, China.
En China, país en el cual la teledensidad de línea
fija en 1985 sólo era del 0,3%, ha ascendido al 20,9% en 2003, mientras que
la densidad de teléfonos móviles también ha llegado al 21,5. En India
también aumentó apreciablemente la teledensidad de línea fija para pasar del
0,4% en 1990 a 4,6% en 2003, mientras que la teledensidad móvil también
llegó al 2,5.
Algunas de las tasas de crecimiento más rápidas se
han registrado en África, región en la que hoy el crecimiento de la economía
de telecomunicaciones es el más acelerado en el mundo. En el momento de la
publicación del Informe Maitland, había sólo 7,1 millones de teléfonos en
ese continente. En el Informe se indicaba que en 1985 Tokio disponía de más
teléfonos que todo el continente africano, con una población de 500 millones
de habitantes en esa época. Pero en 2003, el número de teléfonos fijos en
África se ha triplicado, mientras que el número de teléfonos móviles ha
aumentado a más de 50 millones. Y en los primeros años del siglo XXI se
abonaron más usuarios a la red en África que en los últimos 100 años
precedentes.
La reducción de los costos de instalación de las
redes móviles y la liberalización del mercado de telecomunicaciones han
permitido una considerable mejora en el acceso a las telecomunicaciones,
incluidas las comunidades rurales y distantes. Hay que señalar, igualmente,
que las dos principales tendencias del mercado que han caracterizado el
panorama de las TIC en los últimos veinte años el crecimiento de las
comunicaciones móviles y la red de Internet no fueron previstas en el
Informe Maitland.
Los interrogantes que suscita la brecha digital
Como las TIC se han convertido en el eje de la
economía de la información mundial, el "eslabón perdido" de Maitland ha
pasado de ser un desnivel de servicio vocal en banda estrecha a convertirse
en un nuevo "eslabón perdido", a saber, la "brecha digital". Una de las
primeras referencias a este término apareció en los Estados Unidos en 1998
cuando la Administración Nacional de Telecomunicaciones e Información
publicó el documento titulado Falling through the Net II: New Data on the
Digital Divide. En este Informe se introdujo el término "brecha digital"
para destacar la división desigual de las TIC entre los diferentes grupos
socioeconómicos en el país. El Informe exponía las principales diferencias
en cuanto a la disponibilidad de teléfono, computador e Internet en los
hogares en términos de ingreso, edad, emplazamiento y nivel educativo.
Brecha entre los países desarrollados y en
desarrollo
Las diferencias entre los países desarrollados y en
desarrollo pueden considerarse en función del nivel de penetración de los
diferentes servicios TIC (teléfono, teléfono móvil, Internet) y del
computador personal. Como se ilustra en el gráfico, ese desnivel entre los
países desarrollados y en desarrollo se ha reducido considerablemente debido
al crecimiento enorme de las tecnologías móviles y del número de usuarios de
Internet en todo el mundo. Ahora bien, habida cuenta de que más del 80% de
la población mundial vive en el mundo en desarrollo, aún queda un largo
camino por recorrer para poder reducir dicha brecha.
Supongamos que las poblaciones nacionales crecieran
a ritmos similares y que pudieran mantenerse las actuales tasas de
crecimiento de las TIC. Si ese fuera el caso, el Informe sobre Internet
Móvil, publicado por la UIT, en septiembre de 2004, indica que se
requerirían al menos diez años para reducir la brecha digital. Ahora bien,
lo que sucede es que la población de los países en desarrollo está creciendo
más rápido que la de los países desarrollados, y que en esa población el
porcentaje de personas con edades menores a 15 años es muy elevado.
Brecha entre los
países desarrollados y los
países en desarrollo |
|
Número total de líneas fijas,
telefónicas móbiles, computadores personales y usuarios
conectados a Internet en todo el mundo en 1993, 1998 y 2003.
Pulse en el gráfico para ampliarlo
Para obtener el gráfico en alta resolución,
pulse aquí
|
Según el Informe sobre Internet Móvil: "Esto significa
que tal vez resulte necesario que transcurra mucho más tiempo para
colmar la brecha digital. Asimismo, dado que más de 1000 millones de
habitantes de países en desarrollo en todo el mundo viven con menos de 2
USD por día, cantidad que está muy por debajo del nivel mínimo de
ingresos aceptado generalmente y necesario para adquirir y utilizar las
TIC, es probable que persista el carácter fundamental de la brecha, a
menos que las condiciones socioeconómicas básicas cambien radicalmente".
Otras brechas... y los desafíos
Hay semejanzas entre el "eslabón perdido" de Maitland y
la brecha digital de hoy en día. La más importante es que ambos
conceptos suponen una correlación directa entre el acceso a las
telecomunicaciones, la riqueza económica y el desarrollo social. La
brecha digital existe no sólo entre los países desarrollados y en
desarrollo, sino también en cada país, donde separa a las ciudades de
las zonas rurales, al rico del pobre, a aquéllos con educación superior
de los que cuentan con muy poca educación o ninguna, a los hombres de
las mujeres y a los jóvenes de las personas de edad. En las zonas
rurales y desfavorecidas, incluso de los países que por lo general están
bastante desarrollados suele darse una brecha digital que hace que
quienes ya están en desventaja dispongan de pocos medios para salvar ese
desnivel. En consecuencia, sería más apropiado entender por "brecha
digital" un desnivel que abarca múltiples brechas.
En el proyecto de documento sobre cuestiones de
desarrollo relacionadas con Internet, preparado por el Grupo de Trabajo
sobre Gobierno de Internet (GTGI), se destaca que: "la noción de brecha
digital abarca en realidad no sólo las brechas de telefonía y de
equipos, sino también desniveles de contenido, lenguaje y aplicaciones y
capacidades necesarios para poder utilizar de una manera eficaz esas
tecnologías y estar así en condiciones de acceder y contribuir a toda la
gama de servicios de información y comunicación, que cada vez resultan
más viables, debido a una mayor convergencia de las tecnologías y a la
reducción del costo de suministro".
Con todo, en el documento del GTGI se señala que los
componentes y dimensiones de la brecha digital siguen siendo objeto de
debate y que algunos participantes en esa discusión estiman que es mucho
más fácil abordar la brecha telefónica. En el documento precitado se
sugiere que la ampliación de la telefonía móvil es la vía para colmar la
brecha digital y que el acceso a Internet ofrecido a través de
telecentros tiene un valor secundario como instrumento para el
desarrollo de poblaciones pobres, analfabetas e incapaces de
beneficiarse del acceso a Internet. A este respecto, en el documento del
GTGI se llega a la conclusión de que aún no está claro en qué medida en
la noción de acceso universal y en los instrumentos necesarios para
traducirla a la práctica se ha tenido presente la convergencia de la
tecnología, de tal modo que el acceso universal signifique no sólo
acceso a la telefonía vocal básica sino también acceso a la Internet.
Conectando al mundo
En un momento en que el mundo desarrollado centra su
atención en las comunicaciones de datos y los servicios multimedios e
Internet, ¿existe el riesgo de que los países en desarrollo puedan
quedar rezagados al concentrarse únicamente en la telefonía móvil? y,
¿es el acceso universal a las TIC un lujo que los países en desarrollo
no deberían considerar aún como una prioridad? En diciembre de 2003, la
Cumbre Mundial sobre la Sociedad de la Información (CMSI) señaló el
camino a seguir al reconocer en su Plan de Acción que la infraestructura
de las TIC es indispensable para alcanzar el objetivo de la integración
digital. Uno de los objetivos de la CMSI es utilizar las TIC para
conectar a todas las aldeas antes de 2015. La UIT ya ha hecho frente a
este desafió en el marco de la iniciativa Conectar el mundo lanzada en
junio de 2005 con participación de múltiples interesados.
Por lo general, la brecha digital refleja a su vez los
desniveles de ingreso, salud y educación entre los países y dentro de
los mismos. La raíz de esas disparidades es la pobreza. Aunque serían
pocos los que rechazaran alimento, alojamiento o atención sanitaria,
muchos considerarían poco necesarias las TIC si sus necesidades básicas
no estuviesen cubiertas. Cabe preguntarse, por tanto, si construyendo la
infraestructura requerida y reduciendo los costos podría aumentarse el
acceso a las TIC. ¿Resolver estos problemas garantizaría que la
población utilizase las TIC?
La CMSI estimula el desarrollo
En el Informe sobre el Desarrollo Mundial de las
Telecomunicaciones que preparó en 2002 la UIT sobre el tema
"Reinvención de las telecomunicaciones" se destacan dos obstáculos al
respecto. El primero es la formación, ya que la utilización de las
tecnologías actuales es mucho más compleja que la del servicio
telefónico ordinario. Internet reviste poca utilidad para las personas
que no tienen las aptitudes necesarias para beneficiarse del acceso
electrónico a la información a fin de mejorar su calidad de vida. El
segundo obstáculo es una motivación apremiante para utilizar Internet.
Existen muchos casos en que las TIC se aprovecharon con éxito para
mejorar la calidad de vida personal incluso en comunidades distantes y
aisladas. Lo que quizás hace falta es un estudio sobre la forma en que
las TIC pueden transformar realmente el proceso de desarrollo en los
países pobres.
Algo alentador es el mayor reconocimiento (gracias sobre
todo a la CMSI) de que obstáculos que impiden el desarrollo tales como
la pobreza, el analfabetismo, las enfermedades y el mal gobierno, no
podrán ser superados significativamente sin disponer de un mejor acceso
a la información. En realidad, si la información representa poder, en
ese caso Internet es un medio poderoso para mejorar la situación de
aquellos que tradicionalmente quedan rezagados.
Resulta paradójico que para acceder a Internet muchos de
los países en desarrollo sigan recurriendo principalmente a las
conexiones con marcación por la red pública conmutada. Dado el costo
prohibitivo y los retardos inherentes a la creación de infraestructura
de línea fija, el servicio de Internet "móvil", basado en tecnologías
inalámbricas avanzadas que pueden aplicarse tanto para los servicios
fijos como móviles, puede representar la forma de mejorar rápidamente la
conectividad de los usuarios y las comunidades del mundo en desarrollo.
Cuando los formuladores de políticas comenzaron a hablar de la brecha
digital, lo que preocupaba era promover el acceso a Internet a través de
una conexión telefónica. Ahora, en cambio, la brecha es la de la banda
ancha.
La transmisión de datos en banda ancha (alta velocidad y
conexión permanente) se está convirtiendo en un requisito fundamental
para el acceso mejorado a Internet. Si la revolución del servicio móvil
se extiende un día de modo tal que incorpore dispositivos habilitados
para la Internet móvil y a un precio asequible para los usuarios, en ese
momento podremos imaginar un futuro prometedor para los países en
desarrollo en los cuales es la forma predominante de acceso móvil.
Aunque está previsto que los servicios móviles de tercera generación
(3G) desempeñen un papel importante en esta nueva experiencia de la
banda ancha móvil, lo que realmente entusiasma es la visión de la
Internet inalámbrica fija y las tecnologías que utilizan el espectro de
manera eficaz tales como Wi-Fi, Wi-MAX y WiBRO. Si los países en
desarrollo no contemplan la necesidad de adoptar políticas de
acceso/servicio universal completas y neutras en cuanto a tecnología,
corren el riesgo de que se repita la historia y el "eslabón perdido"
pase también a las capacidades de banda ancha.
Los usuarios de los países en desarrollo han demostrado
su voluntad de pagar para obtener servicios TIC, a condición que éstos
se comercialicen de modo que a todos los usuarios les resulten
asequibles, por ejemplo, mediante tarjetas de previo pago. Un modelo
similar de "pago en curso" diseñado para la red Internet portátil, junto
con unos programas de acceso público ambiciosos, podrían ser la nueva
ruta para colmar la brecha digital. No obstante, para que esa visión se
transforme en realidad, es preciso resolver problemas de normalización
pendientes, así como los relacionados con la falta de una fuente de
suministro eléctrico fiable.
El sector industrial también tiene ante sí otros
desafíos. Uno de ellos es la simplicidad. Incluso los dispositivos
móviles actuales siguen siendo demasiado complicados para poder ser
utilizados por todos. El sector industrial debe orientar algunos de sus
esfuerzos innovadores hacia la simplificación del uso de las
tecnologías, de modo que personas comunes en lugares comunes puedan
permitírselo, comprender y utilizar cabalmente dichas tecnologías.
El sitio web de la UIT:
https://www.itu.int/osg/spu/sfo/missinglink/index.html contiene las
versiones en inglés, francés y español del Informe Maitland original.
|