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PÁGINA DE LOS PIONEROS

Alto y claro – Los inventos radiofónicos de Edwin Armstrong

Edwin Armstrong (1890–1954), nacido en la ciudad de Nueva York (EE.UU.), inventó tres de los circuitos electrónicos básicos que se utilizan cotidianamente en las telecomunicaciones. También fue el primer galardonado con la “Medalla de Honor” del Instituto de Ingenieros Electricistas y Electrónicos (IEEE) que le concedió en 1917 una de sus organizaciones fundadoras, el Instituto de Ingenieros Radioeléctricos.

El 30 de diciembre de 1916, “el primer baile inalámbrico del mundo” se celebró en una casa de Morristown, en el Estado de New Jersey (Estados Unidos), según comunicó el periódico New York Times al día siguiente. Las parejas bailaron al son de un fonógrafo que se encontraba a unos 65 km de distancia en la ciudad de Nueva York. El sonido se transmitió por radio y, más sorprendente aún, se amplificó para que “pudiera escucharse en toda la casa”. Hasta entonces, para escuchar las incipientes emisiones de la época los oyentes necesitaban un auricular. Esta amplificación revolucionaria era obra de un lugareño, Edwin Howard Armstrong.

Baile regenerador

Un ingeniero radioaficionado que había instalado el equipo para la fiesta explicó como Armstrong había fabricado “un aparato que multiplica el sonido de 500 a 1.000 veces. El amplificador De Forest multiplicaba los sonidos entre doce y dieciocho veces”. En realidad, Armstrong había inventado una versión mejorada del Audion, una válvula de vacío conectada a un triodo patentada por Lee De Forest en 1908, que contenía dos electrodos con una retícula de alambre entre ellos (véase la Página de los pioneros en Actualidades de la UIT de julio-agosto de 2008). Ésta detectaba señales radioeléctricas pero sólo las amplificaba débilmente.

En el nuevo circuito de Armstrong, parte de la corriente en uno de los electrodos servía para realimentar la retícula a fin de amplificar las señales entrantes y, de ese modo, el tubo producía oscilaciones rápidas y actuaba de transmisor. Fue pues el primer amplificador de radio con cierta potencia, pero también la clave del transmisor de onda continua que todavía caracteriza a todas las radios.

Armstrong obtuvo una patente por su “circuito regenerativo” en 1914. Dos años más tarde, De Forest lo impugnó en la primera de las numerosas batallas jurídicas que tuvo que bregar Armstrong. Si bien la demanda fue rechazada por los tribunales, la Corte Suprema de Estados Unidos invirtió la decisión en 1928 “con gran sorpresa de los ingenieros radioeléctricos”, según el Instituto Franklin, que concedió a Armstrong la mayor distinción científica de Estados Unidos, la Medalla Benjamin Franklin.

París superheterodino

Armstrong impartió clases en la Universidad de Columbia, Estado de Nueva York, pero viajó a Francia en 1917 como oficial del Cuerpo de Señales del Ejército. La respuesta a la pregunta de la última Página de los pioneros es que los experimentos realizados por Armstrong desde la punta de la Torre Eiffel en París dieron lugar a su segundo gran invento. Se pensaba que los aviones enemigos podían comunicar en secreto por radio de onda corta. Para escucharlos, Armstrong creó un “circuito superheterodino” con más potencia de amplificación que nunca.

No se detectaron señales enemigas, pero el circuito superheterodino (que fue patentado en 1920) es un componente básico de casi todos los receptores de radio y televisión actuales. En 1919, Armstrong fue hecho miembro de la Légion d’honneur por el Gobierno Francés.

Fidelidad en modulación de frecuencia

Tras mejorar la amplificación del sonido de radiodifusión, Armstrong revolucionó su calidad con su tercer gran invento. Originalmente, las transmisiones cambiaban (o “modulaban”) la amplitud de una onda portadora en una frecuencia fija. Era la radio con modulación de amplitud (AM), pero las interferencias eléctricas, tales como las tormentas, creaban fácilmente un ruido de fondo. A finales de los años 20, Armstrong concibió una nueva manera de variar la onda portadora y mantener la amplitud constante, en otras palabras, la radio con modulación de frecuencia o FM. En 1933 patentó un sistema FM de banda ancha con una relación señal-ruido muy mejorada e insensible a la electricidad de la atmósfera. Obtuvo el sonido de mayor fidelidad de la historia.

Tras algunas transmisiones de prueba desde el Empire State Building de Nueva York, en 1936 Armstrong efectuó una demostración del sistema en la sede de la Federal Communications Commission (FCC). Transmitió grabaciones de jazz, primero por radio AM y después por FM, con un sonido cristalino. Después se dijo que varios ingenieros presentes describieron el invento como “una de las evoluciones más importantes de la radio desde los primeros receptores con detector de cristal”.

En 1937, Armstrong financió la construcción de la primera estación de radio FM del mundo, cerca de la ciudad de Alpine, Estado de New Jersey (EE.UU.). Transmitía a 42,8 MHz con el signo de llamada “W2XMN”, y la señal se escuchaba claramente a 160 km (100 millas) de distancia. Hoy en día, la torre de 122 metros de altura recibe y retransmite señales de televisión, telefonía celular y microondas, y da cobijo a una emisora FM universitaria.

El problema fue que los radiodifusores de AM y fabricantes de equipos radioeléctricos establecidos debían invertir en equipos totalmente nuevos para producir sonido de alta calidad, y ninguna empresa estaba dispuesta a hacerlo. Dada la situación, Armstrong abrió su propia estación de radio FM en 1937 (véase fotografía). La atribución de frecuencias también le planteó un problema. La FCC acabó concediéndole un acceso limitado a las ondas, pero en 1945 desplazó el espectro radioeléctrico de la FM a 88–108 MHz, lejos de la gama de 40 MHz que se transfirió a canales de televisión.

Esta decisión inutilizó la estación de radio FM de Armstrong y los aparatos de los oyentes. Se puso en duda incluso que Armstrong hubiera inventado la FM. Las batallas jurídicas contra empresas que acabaron utilizando la FM, así como la prolongada controversia sobre el circuito regenerativo, dejaron a Armstrong arruinado y desmoralizado y, en enero de 1954, se suicidó. Al cabo de unos diez años, los tribunales fallaron en su favor y la FM acabó afincándose. En 1955, la UIT declaró que Armstrong era una de las personalidades más importantes de la historia de las telecomunicaciones.

 

 

 

 

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