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TELEPRESENCIA

De la videoconferencia a la telepresencia

La tecnología de la videotelefonía salió a la luz por vez primera en 1964 en la Feria Mundial de Nueva York (Estados Unidos), evento en el que el público pudo asistir a la demostración del servicio Teleimagen de AT&T. Con todo, el intento de crear un mercado para los servicios de videotelefonía no tuvo el éxito previsto, no sólo por los elevados costos prevalecientes y la falta de anchura de banda, así como la mala calidad de la imagen, sino también por la renuencia de los consumidores a interactuar con cámaras.

No fue sino hasta principios de los años 80 que la normalización de las redes digitales de servicios integrados (RDSI) hizo posible la transmisión a larga distancia de señales digitales tales como vídeo y audio comprimido y condujo así a que se iniciara la expansión del mercado de productos de videoconferencia. Desde entonces, la videotelefonía se ha desarrollado en dos planos: el personal y el empresarial.

Tratándose de los particulares, hay que señalar que un gran número de computadores personales se venden equipados con cámaras web para transmitir imágenes y que los teléfonos móviles están dotados de cámaras. Ahora bien, estas prestaciones representan aplicaciones, no servicios, y el nivel de comercialización se basa principalmente en ventas de equipo y anchura de banda, en lugar de minutos de utilización. Con todo, se espera que se desarrolle la utilización de vídeo en tiempo real, debido al formidable éxito obtenido por los vídeos cortos que graban los usuarios en sitios Internet tales como YouTube y al rápido aumento de las velocidades de banda ancha.

En cuanto a los usuarios empresariales, hay que decir que éstos utilizan cada vez más la videoconferencia para fomentar el trabajo de colaboración entre oficinas repartidas en todo el mundo, lo que soslaya la necesidad de viajar de un punto a otro. Ahora bien, es preciso mejorar considerablemente el servicio de videoconferencia, si se desea progresar. En un Informe de la UIT sobre tendencias tecnológicas se dice que “después de la laboriosa colocación de cámaras y micrófonos, los participantes pasan más tiempo preocupándose de los problemas tecnológicos que en hablar del tema que se discute, a lo que se añade la repetida pérdida de conexión. A medida que aumenta la frustración y disminuye la atención de los interlocutores, cunde la impresión de que hubiera sido mejor organizar una reunión cara a cara”.

Hacer más real la experiencia virtual


Cisco

Un estudio de telepresencia para una reunión de empresa

Una buena noticia es que el avance de las tecnologías de red, el equipo y el soporte lógico de teleconferencia deberían hacer sentir a los usuarios que se “encuentran ahí sin haberse desplazado”. Esto podría lograrse con la así denominada “telepresencia”, término con el que se ha designado a una nueva modalidad de videoconferencia muy eficaz basada en estudio. En un estudio de telepresencia el objetivo es despertar entre los usuarios la ilusión de que se encuentran conferenciando con sus interlocutores distantes sentados ante una mesa real. Las señales de vídeo y audio de alta definición (HD) se transmiten a través de una red de la próxima generación (NGN) basada en paquetes, que conecta diferentes salas de conferencias en todo el mundo y cubre miles de kilómetros con una latencia prácticamente nula. Estos sistemas de telepresencia están ya disponibles en el mercado y sus vendedores consideran que darán lugar a transacciones por valor de miles de millones de dólares.

Gracias a la telepresencia, los participantes pueden aparecer en tamaño real en grandes pantallas HD de plasma LCD (como mínimo de un metro). Para ello, han sido esenciales las normas preparadas por la UIT en materia de televisión de alta definición (HDTV), especialmente la Recomendación BT.709 de su Sector de Radiocomunicaciones (UIT–R). La norma HDTV permite obtener resoluciones de vídeo en directo de hasta 1080p con 30 tramas por segundo: la primera de estas cifras representa el número de líneas de resolución vertical y “p” el modo de barrido progresivo no entrelazado. La señal de imagen de alta definición 1080p hace que cada expresión y gesto resulte claramente visible, sea que los participantes en una videoconferencia se encuentren en diferentes lugares de una misma ciudad o en distintas zonas horarias. Las futuras tecnologías se basarán en Recomendaciones del UIT–R y del Sector de Normalización de las Telecomunicaciones (UIT–T) sobre formación de imágenes digitales en pantallas de grandes dimensiones (LSDI). Estas normas definirán la forma de entregar imágenes con una calidad hasta cuatro veces mayor que la que corresponde a la norma HDTV.

En la fotografía de esta página puede verse la clásica conferencia con telepresencia, para la cual se han instalado tres pantallas de plasma (cada una de 165 cm) y una mesa especialmente diseñada para producir la ilusión de asientos para 12 personas en la misma sala. A pocos centímetros de las pantallas pueden instalarse diferentes cámaras HD, aunque lo ideal sería incorporar las cámaras a las propias pantallas para simular un contacto visual directo entre los participantes. En las conferencias con telepresencia la señal audio con calidad de CD se dirige al interlocutor para simular la acústica de las conversaciones cara a cara.

En el diseño de los nuevos programas informáticos se destaca la posibilidad de utilización, la simplicidad y la interoperabilidad, para que el usuario pueda organizar fácilmente conferencias entre dos o más oficinas. Por otra parte, para mejorar la colaboración y la interactividad, es posible desplegar adicionalmente disertaciones y documentos.

La demanda de telepresencia

Hay demanda para esta tecnología en esferas tales como la educación a distancia, la telemedicina y la industria del espectáculo. Sin embargo, su cliente principal son las empresas, que pueden utilizar la videoconferencia con telepresencia no sólo para organizar reuniones, sino también con el fin de realizar teleentrevistas de contratación, consultas técnicas o apoyo virtual “verídico” al cliente. Asimismo, en nuestros días se están destacando cada vez más las ventajas ambientales de la videoconferencia. En efecto, es posible reducir significativamente las emisiones de dióxido de carbono si los participantes no tienen que volar para asistir a importantes conferencias celebradas en localidades distantes (véase el artículo TIC y cambio climático).

Una cuestión de banda ancha y de red

La transmisión de vídeo y audio de calidad HD exige contar con conexiones de banda ancha a gran velocidad. Para lograr una experiencia similar a la asistencia directa a una reunión, los retrasos de la transmisión deben ser prácticamente imperceptibles para el ojo y el oído humanos. La anchura de banda que exige la organización de conferencias con una resolución de 1080p es de 15 Mbit/s, por lo cual la telepresencia requiere una anchura de banda 150 veces mayor que las llamadas vocales en la teleconferencia clásica.

La demanda de anchura de banda está creciendo exponencialmente y, si se atiende a la encuesta anual sobre servicios y precios de la banda ancha realizada por la UIT, a fines de 2006 las dos terceras partes del total mundial de abonados de Internet se beneficiará de acceso en banda ancha, lo que representa 280 millones de personas en 166 países. Asimismo, la anchura de banda ancha disponible ha aumentado anualmente en un 66% y su precio mediano anual ha disminuido en un 41% desde 2003. Todo esto ha aumentado la disponibilidad y asequibilidad de la videoconferencia de elevada calidad.


source:Tandberg

Ahora bien, organizar videoconferencias con calidad de telepresencia no sólo requerirá más anchura de banda sino también redes especializadas. Para garantizar la disponibilidad de anchura de banda a petición, es esencial reorganizar las sesiones, ya que la disponibilidad de red es un requisito indispensable para un cliente empresarial o para un cirujano que opere a distancia. Antes de iniciar una sesión, los participantes deberían estar en condiciones de reservar la anchura de banda necesaria (mediante control de admisión de llamadas). El tráfico de telepresencia debería ser detectado automáticamente por los operadores de la red, que darían a dicho tráfico gran prioridad a cambio de un precio elevado, y habría que implementar acuerdos estrictos de nivel de servicio para salvaguardar la calidad de servicio. Además, resulta esencial garantizar la seguridad de extremo a extremo con el fin de proteger las redes contra ataques de denegación de servicio o accesos no autorizados.

Trabajo de normalización en la UIT

La Unión, que es una institución rectora en lo que concierne a la preparación de normas mundiales en el campo de las tecnologías de la información y la comunicación (TIC), puede convertirse en un usuario de telepresencia.

Así por ejemplo, el UIT–T se encuentra experimentando distintos métodos para facilitar la asistencia a distancia a sus reuniones, especialmente por parte de representantes de los países en desarrollo. En ese sentido, se efectuó una primera prueba en noviembre de 2007 estableciendo un enlace entre la Sede de la UIT (Ginebra) y su Oficina Regional de El Cairo. Estas herramientas de colaboración a distancia, entre las cuales cabe mencionar la transmisión vídeo adicional, sólo exigen disponer de una conexión Internet convencional.

Sin embargo, no es posible atender a las exigencias de la telepresencia con la Internet pública de nuestros días; para ello habrá que recurrir a las redes de la próxima generación (NGN) que constituyen uno de los principales temas de trabajo del UIT–T. El despliegue de las NGN en una nueva era de las comunicaciones multimedios hará necesario examinar la posibilidad de actualizar y reemplazar los actuales protocolos multimedios: H.323 (preparado por la Comisión de Estudio 16 del UIT–T) y el protocolo de iniciación de sesión (SIP) diseñado por el Grupo de Trabajo SIP del Grupo Especial sobre Ingeniería de Internet. La interoperabilidad es una exigencia fundamental de la telepresencia, cuando se trata de garantizar un alto grado de conectividad en el entorno vídeo tradicional y el incipiente. Hoy en día la mayoría de los productos disponibles soportan H.323 y SIP.

En un taller realizado conjuntamente por el UIT–T y el Consorcio Internacional de Telecomunicaciones Multimedios (IMTC) en mayo de 2006, se identificaron los puntos fuertes y débiles de ambos protocolos, y se propuso pasar de H.323 y SIP a una nueva generación de protocolos multimedios, denominada H.325 o sistemas multimedios avanzados (AMS), generación en la que se tienen en cuenta los aspectos especiales de seguridad, flexibilidad y calidad de servicio.

En el marco del trabajo emprendido sobre los sistemas AMS se aborda, entre otras cosas, la actual falta de soporte multimedios para los sistemas móviles. Las normas exigen códices de poca complejidad para los usos móviles y deben centrarse en un consumo bajo de energía, así como en la interoperabilidad de dispositivos y sistemas. Las normas de compresión de vídeo vigentes, por ejemplo la Recomendación H.264 del UIT–T, se adecuan al contenido vídeo de gran movimiento. Pero para obtener un nivel de calidad superior a la alta definición, habrá que mejorar las normas actuales en cuanto a resolución, velocidad de trama, exactitud cromática y eficiencia.

El futuro
Gracias a los despliegues de alta definición, las NGN y el mejoramiento de la capacidad de utilización, la telepresencia podría eliminar algunos de los inconvenientes de la videoconferencia de nuestros días. La mundialización, la creciente necesidad de promover la colaboración internacional y el deseo de reducir las emisiones de carbono impulsarán la demanda de telepresencia. La comunicación con vídeo de alta definición puede incrementar la interactividad y productividad de la industria, así como mejorar las aplicaciones en el campo educativo y médico. Cabe esperar que en el futuro la videoconferencia de elevada calidad llegue a ser práctica corriente en las comunicaciones personales y móviles vídeo, lo que dará a millones de personas la posibilidad de experimentar la telepresencia.

Actores comerciales

Entre los Miembros de la UIT que participan decididamente en las actividades de normalización figuran vendedores de telepresencia tales como Cisco, HP, Polycom y Tandberg, así como proveedores de servicio de red, entre los cuales cabe citar NTT y Verizon. Por otra parte, se espera que surjan nuevos proveedores y que propongan otros modelos de servicio.

Cisco piensa que hacia 2013 sus soluciones generarán ingresos anuales por valor de mil millones USD en concepto de ventas de equipo. Las investigaciones realizadas sobre el particular por Cisco indican que los servicios de red propuestos por toda la gama de proveedores se podrían traducir hacia 2010 en ventas por valor de 4 mil millones USD.

Posibles beneficios de los países en desarrollo

Para los países en desarrollo, el éxito de la videoconferencia en general y de la telepresencia en particular depende en gran medida de que se despliegue infraestructura NGN y se pongan a disposición las considerables anchuras de banda que exige el suministro de servicios de gran calidad. Por esta razón, la puesta a disposición de redes eficaces puede redundar en muchas ventajas.

Así por ejemplo, los vendedores y proveedores mundiales de servicios TIC podrían establecer sucursales y centros de investigación en países con economías incipientes y utilizar la telepresencia para colaborar con la oficina principal y otras unidades de investigación en esos países. Hay ya universidades e instituciones de educación superior de países en desarrollo que se encuentran cooperando con universidades de los países desarrollados para compartir conocimientos mediante enseñanza a distancia y para llevar dicha enseñanza a regiones remotas. La telepresencia contribuirá a mejorar el grado de interactividad y colaboración entre estudiantes y educadores.

La comunicación con alta definición, pero también la comunicación vídeo personal a través de dispositivos móviles, desempeñarán un papel esencial en los países en desarrollo, una vez que se establezca la correspondiente infraestructura y es probable que aumente la disponibilidad y asequibilidad de esas tecnologías, debido al importante cometido y a la expansión de las comunicaciones móviles en los países en desarrollo.

 

 

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