Enviar un SOS
Cómo una catástrofe memorable impulsó la firma de un acuerdo sobre reglas
internacionales
Willy Stöwer |
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El Titanic se hundió en 1912 y unas 1.600 personas perdieron la vida |
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Como ya se informó en el número de abril de Actualidades de la UIT,
este año se conmemora el centenario de la Conferencia Radiotelegráfica
Internacional, celebrada en Berlín en 1906, en el transcurso de la cual 29
países firmaron un convenio sobre comunicaciones inalámbricas para barcos en
navegación. En el anexo a ese convenio se definieron las primeras normas
internacionales sobre telegrafía sin hilos, conocidas actualmente como
Reglamento de Radiocomunicaciones, que constituyeron la piedra angular del
trabajo de la UIT. Muy poco después de su invención, esa tecnología fue adoptada
por los barcos en peligro para pedir ayuda. Era imprescindible pues establecer
una norma de comunicación para que todos, independientemente de su nacionalidad,
lograran comprender esas señales, sobre todo ante una situación de emergencia.
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ITU 770405/Marconi Corporation |
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Guglielmo Marconi sentado frente al transmisor de radio de un barco. Había
reservado un pasaje en el Titanic para el viaje de regreso a Europa, trayecto
que nunca tendría lugar |
El código Morse
Como en los mensajes telegráficos convencionales, el código Morse fue el
método utilizado por los operadores de barcos para transmitir información. Ahora
bien, ¿cuál era la señal de socorro que todos, sin excepción, podrían
comprender? Antes del acuerdo firmado en 1906, varios países y diversas
organizaciones decidieron cuáles serían sus propias señales de navegación. Una
de las que tuvo mayor difusión fue la señal “CQD”, propuesta por la Empresa de
Comunicaciones Marinas Internacionales Marconi. Las primeras dos letras (CQ) ya
se habían utilizado en la telegrafía convencional para anunciar una llamada
general a todas las estaciones, a las que se añadió la letra “D”, que significa
“en peligro” o “socorro”. De esta forma se responde en parte a la pregunta
planteada en la Página de los Pioneros del mes pasado: “¿Quién envió la
señal “CQD…MGY,…CQD…MGY” y cuándo?”. Esa señal de socorro fue enviada el 15 de
abril de 1912 por un barco, cuyo segundo grupo de letras (MGY) identificaba
concretamente como el “Titanic”.
Es célebre la historia del trágico viaje inaugural del transatlántico
británico Titanic. En la noche del 14 al 15 de abril, el Titanic se hundió al
chocar contra un iceberg frente a las costas de Canadá, cobrándose la vida de
unas 1.600 personas. ¿Se podrían haber salvado más vidas si se hubiera contado
con un mayor control de las radiocomunicaciones? Casi con certeza, la respuesta
es positiva.
Una noche de confusión
Seis años después de la firma del acuerdo en la Conferencia Radiotelegráfica
Internacional, nadie había adoptado las normas establecidas. Seguía utilizándose
más de una señal de emergencia. El hundimiento del Titanic también puso de
relieve la ausencia en los barcos de radiocomunicaciones durante las 24 horas
del día y el hecho de que, en ciertas ocasiones, incluso cuando escuchaban los
mensajes, los operadores no estaban dispuestos a responder.
La práctica habitual consistía en comunicarse por radio únicamente durante
las horas del día. Los radioperadores del buque “California”, el más próximo al
lugar en que se hundió el Titanic, no escucharon la señal de socorro porque no
trabajaban por la noche. Las bengalas lanzadas por el Titanic tampoco fueron
reconocidas por la tripulación del California debido tal vez a que los
barcos de diferentes empresas navieras utilizaban numerosos sistemas de luces
distintos para comunicarse durante la noche. La rivalidad comercial tampoco
estuvo al margen. Los operadores de transmisiones inalámbricas eran empleados de
las empresas que suministraban equipos de radiocomunicaciones a los barcos,
empresas inflexibles en su intento de conseguir una participación en el mercado.
Eso significaba la posibilidad de que los operadores que trabajaban para una
empresa no respondieran a las señales de radio enviadas por otro operador que
trabajaba para una empresa rival. Al parecer, fue lo que sucedió con algunas
señales intercambiadas entre el Titanic (que utilizaba el sistema Marconi) y
otros barcos.
Pudo haberse planteado también el problema de que los operadores del sistema
Marconi seguían teniendo instrucciones de utilizar la señal de socorro “CQD”,
precisamente la que transmitió durante la mayor parte del tiempo John Phillips,
el operador de comunicaciones inalámbricas del Titanic que acabó muriendo en el
mar. Finalmente, como sugirió el operador asistente Harold Bride, el operador
logró interceptar esa llamada con la nueva señal “SOS”.
La catástrofe que permitió avanzar
La señal “SOS”, cuyo origen se encuentra en las normas nacionales de
radiocomunicación publicadas en Alemania en 1905, se adoptó a escala
internacional en la Conferencia de Berlín de 1906. En esa Conferencia se decidió
que “los barcos en situaciones de peligro utilizarán la siguiente señal: . . . –
– – . . ., que se repetirá a breves intervalos”. La señal, que consiste en una
serie de puntos y rayas del sistema Morse, y no en letras separadas, fue elegida
porque es simple y no se presta a confusión. Pero como en el código Morse puede
leerse “SOS”, ésta ha pasado a ser la referencia mnemotécnica habitual de la
señal.
El hundimiento del Titanic sirvió de estímulo a las autoridades marítimas
para que mejoraran los procedimientos utilizados en situaciones de emergencia.
Apenas unos meses después de la tragedia, en la Conferencia Radiotelegráfica
Internacional celebrada en Londres en 1912 se acordó asignar una longitud de
onda de 600 metros (unos 500 kHz) a las señales de socorro emitidas por radio
desde los barcos. Por otra parte, todos los barcos recibieron instrucciones de
mantener, a los 15 y 45 minutos de cada hora, un silencio de radio de tres
minutos para que los operadores pudieran escuchar señales de socorro. En 1914 se
firmó el Convenio Internacional para la Seguridad de la Vida Humana en el Mar
(SOLAS), en virtud del cual todos los barcos que transportaran más de 50
pasajeros debían, entre otras medidas de seguridad, instalar a bordo una radio.
Janet Burgess |
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El último “SOS”
Gracias a lo fácil que es recordarlo, el código “SOS” ha alcanzado gran
difusión y cualquier persona lo utiliza cuando necesita transmitir la idea de
una emergencia. Víctimas de inundaciones, por ejemplo, lo han escrito en los
techos de sus viviendas como indicación para los helicópteros de rescate, y las
ya célebres tres letras que lo forman pueden verse habitualmente en pancartas
durante marchas de protesta organizadas por innumerables motivos. Pese a ello,
el 1 de enero de 1998 se puso término a la utilización del “SOS” como señal de
socorro oficial, código que fue sustituido por modernos sistemas de
comunicaciones por satélite y mensajes vocales. Y, sin embargo, precisamente la
noche anterior a la entrada en vigor de la nueva norma, un barco en peligro
emitió la vieja señal.
Los motores del MV Oak, un barco que transportaba madera desde Canadá hasta
el puerto británico de Liverpool, perdieron potencia y su cargamento se desplazó
peligrosamente durante una tormenta. El 31 de diciembre de 1997, el barco envió
la siguiente señal: “SOS ... SOS. Aquí Oak. Posición 53 16 N, 24 59 W. Parada de
motores. Necesitamos ayuda”. El guardacostas británico respondió inmediatamente
aunque en un primer momento creyó que se trataba de una broma. En la víspera de
Año Nuevo y sin haber oído el código Morse “SOS” durante años recibieron uno el
último día de su utilización oficial. Afortunadamente, la tripulación del MV Oak
se puso a salvo en botes salvavidas tras haber enviado el último “SOS” en los 90
años de historia de la señal.
Pregunta para el mes que viene
Un mes de julio como este hace 150 años, nació un científico en los
Balcanes cuando sonaban las campanadas de medianoche durante una tormenta
eléctrica. Terminó su carrera trabajando sobre “el rayo de la muerte”. ¿Quién
era?
La respuesta, en el próximo número de Actualidades de la UIT.
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